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Crisis en la cúpula empresarial: Concanaco Servytur rompe con el CCE y exige renovación
La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur) anunció esta semana una “pausa institucional” en su relación con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), al exigir una renovación “legítima, participativa y representativa” en su dirigencia nacional, actualmente presidida por Francisco Cervantes Díaz, cuyo mandato concluye a finales de 2025. Sin embargo, detrás de esta exigencia se esconde un conflicto más profundo, en el que la Concanaco no solo aparece como la denunciante, sino también como el centro de señalamientos por prácticas cuestionables, divisiones internas y un giro político que ha incomodado a buena parte del empresariado.
La ruptura se hizo oficial tras un acuerdo unánime del Consejo Directivo de la Concanaco, liderado por Octavio de la Torre de Stéffano, quien afirmó que esta medida no implica una fractura, sino un llamado firme y respetuoso a la renovación e inclusión en el máximo órgano de representación empresarial del país. “Lo que realmente divide no es la crítica, sino el silencio”, declaró.
Sin embargo, la narrativa que intenta posicionar a la Concanaco como víctima de exclusión contrasta con una serie de hechos recientes que han erosionado su credibilidad ante el resto del sector privado. Según fuentes internas del CCE, la decisión de suspender la participación de Concanaco dentro del consejo no fue una represalia por su exigencia de renovación, sino una respuesta a su respaldo público a la reforma del Infonavit —una modificación legal altamente controvertida— sin haberlo consultado previamente con sus pares dentro del CCE.
Seis de los siete presidentes que integran el CCE habrían votado a favor de suspender a Concanaco, lo que se interpreta como un acto inédito en la vida institucional del empresariado nacional. A esto se suma una creciente desconfianza por parte de otros organismos —como Coparmex, Concamin o la Asociación de Bancos de México— respecto al papel que juega actualmente la Concanaco, acusada de haberse alejado del consenso empresarial para acercarse peligrosamente al oficialismo.
En círculos empresariales ha comenzado a circular la percepción de que la Concanaco se ha convertido en un “Patito Feo” dentro del empresariado mexicano. No solo por sus diferencias públicas con el CCE, sino por los constantes señalamientos de opacidad, irregularidades en el manejo interno, y un liderazgo que, en años recientes, ha sido acusado de actuar más como actor político que como representante gremial.
Las críticas arrecian con el contexto de que la Concanaco ha sido uno de los pocos organismos empresariales que ha mostrado apertura o respaldo parcial a algunas iniciativas del gobierno federal, como la mencionada reforma al Infonavit. Incluso de sus directivos anteriores cuando era presidente Andrés Manuel López Obrador. Esta reforma ha sido señalada por expertos como un riesgo para la naturaleza tripartita del organismo y una amenaza a la seguridad de los fondos de los trabajadores. El respaldo de la Concanaco a la iniciativa fue interpretado como una ruptura de las líneas tradicionales de defensa del sector privado.
Se sabe que del propio CCE han manifestado su preocupación de que este tipo de posturas abonen a la fragmentación del empresariado en momentos críticos, donde se discuten reformas estructurales que podrían alterar significativamente el entorno de negocios en México. El episodio también ha encendido señales de alerta sobre la necesidad de reformar las estructuras de representación empresarial en México. La Concanaco necesita no solo una refundación institucional, sino una revisión profunda de sus prácticas internas y de sus alianzas políticas. Otros cuestionan si su intención de exigir legitimidad en la presidencia del CCE no es más que una estrategia para ganar terreno y protagonismo ante la pérdida de credibilidad que enfrenta. Deleznable su postura de ser cierto esto, porque se puede estar de acuerdo o no con la forma en que se conduce el CCE, pero la Concanaco no tiene la fuerza para lograr este objetivo.
El clima empresarial se tensa. En lugar de encontrar unidad frente a los desafíos económicos y políticos que se avecinan el sector privado se enfrenta a una lucha interna por el poder, la representatividad y la legitimidad. Y en este contexto, la Concanaco Servytur parece haberse convertido más en parte del problema que de la solución. Así, lo que comenzó como un llamado a la inclusión se ha transformado en un episodio que revela las fracturas, intereses y contradicciones dentro del mismo empresariado mexicano. Un conflicto que, sin duda, marcará la agenda del sector en los próximos meses y podría redefinir el equilibrio de fuerzas al interior del CCE. Porque al final del día, lo que está en juego no es solo una silla en la cúpula empresarial, sino el rumbo y la voz con la que el sector privado buscará influir en las decisiones que moldean el futuro del país. Pero penoso actuar de la Torre de Stéffano, que lejos de lo que él cree se dará cuanta que sí no rectifica pronto podría quedarse solo.
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