Cada domingo en el espacio Diálogos de Vida, Santiago Heyser Sr. y Santiago Heyser Jr., ambos Coach de Vida certificados por la Federación Mexicana de Life Coaching, atenderán temas sobre la vida, sus problemas y una propuesta de solución. Si quieres que se atienda un tema o una situación en particular, escribe al correo: dialogos.vida@gmail.com (sin acento). Todos los correos serán contestados y las situaciones que destaquen serán publicadas en el espacio dominical de Quadratín. Los correos son confidenciales, no firmes con tu nombre, usa un seudónimo para que te identifiques con la respuesta, ej. “Creo estar enamorada… firma: Mal Correspondida”. Atentamente, Quadratín.

“La pareja XIV: Las discusiones”

Cuando hay alguna diferencia en la pareja, tener una plática con el fin de expresar puntos de vista, aclarar las cosas y conciliar, debería ser el camino para resolver situaciones, pero… muchas veces no funciona.

Ante este escenario, generalmente llegamos a conclusión de que no funciona por “culpa de la otra persona” y probablemente estemos equivocados. Mientras no usemos nuestra inteligencia y elevemos nuestro nivel de consciencia, los seres humanos tendemos a “reaccionar” con base en nuestras emociones y condicionamientos intelectuales, justificando lo que decimos y nuestras acciones, con argumentos poco objetivos; en pocas palabras, reaccionamos sin pensar mientras nuestra mente elabora los argumentos necesarios para justificar nuestras acciones y decisiones de forma tal, que siempre nos damos la razón. Estamos tan identificados con nuestro ego, que cometemos el error de creer que si nos equivocamos o no tenemos la razón, “perdemos”; perdemos valor ante la pareja y nuestro ego se siente superado, por lo que se resiste; esto sucede y seguirá sucediendo mientras no seamos conscientes de este proceso y pongamos un alto a las respuestas automáticas que tenemos.

Nos equivocamos cuando no razonamos, ya que partimos de la premisa equivocada: “tener la razón”, cuando el objetivo debiera ser: “comunicarnos, comprendernos, aclarar y resolver la situación”. De manera frecuente, en las discusiones se pierde de vista el asunto a tratar y se busca tener la razón, cuando lo que nos debe interesar es comprender las razones y motivadores del actuar nuestro y de nuestra pareja, o tratar de comprender las diferencias y partiendo del respeto a la individualidad y a que cada quien es como es y decide en libertad de acuerdo a su forma de pensar o de cómo quiere vivir.

En muchas ocasiones buscamos justificar la forma en la que actuamos racionalizando fallas y/o deseos, sin asumir ninguna responsabilidad, justificándonos con el actuar de otras personas o con factores externos, incluso, eventualmente llegamos a clamar inocencia victimizándonos para evitar asumir las consecuencias de nuestras acciones y de nuestros errores, actuando de manera cínica, aun sabiendo perfectamente lo que hicimos y por qué lo hicimos; lo que nos obliga a mentir, y no es lo peor: lo peor es que cuando no nos creen la mentira nos sentimos ofendidos, como si fuéramos impolutos y veraces, cuando somos justo lo contrario,… a esas alturas, la discusión ya ni siquiera tiene que ver con resolver o aclarar la situación inicial, pues ya se perdió la comunicación y la intención de resolver la diferencia.

Cuando actuamos sin reflexionar, tendemos a cometer los siguientes errores: 1. Ver las cosas polarizadas, en blanco y negro, “estás de mi lado o en contra mía”, al hacer esto perdemos la oportunidad de encontrar el valor en los puntos medios, en los matices; en una discusión de pareja no se trata de tener la razón o de ganar, se trata de comprendernos para que nuestra relación nos aporte calidad de vida; 2. Descalificar de forma automática los argumentos y el punto de vista de nuestra pareja sólo porque no coincide con el nuestro, como si fuera un adversario. En este contexto, nos dominan las emociones y sin pensar negamos todo lo que no concuerda con nuestro punto de vista o posición; 3. En lugar de escuchar para entender, escuchamos para contestar, hablamos, pero no nos comunicamos; la falta de atención o la incapacidad para escucharnos no permite que tengamos un diálogo constructivo. 4. Confiamos demasiado en nuestra memoria, cuando la ciencia ha demostrado infinidad de veces que el sistema de la memoria es uno de los más ineficientes de nuestro cerebro, la memoria no solo falla, sino que además es creativa, terminamos adecuando nuestros recuerdos a la conveniencia de nuestro interés sin que representen lo que en realidad sucedió y construyendo así “nuestras verdades”. 5. No siempre queremos “la” solución sino que queremos “mi” solución, llegados a este punto, todo es necedad, los argumentos no cuentan y dejamos de comunicarnos.

Finalmente, si con argucias ganas una discusión, ¿de verdad prefieres quedarte con esa “victoria” sobre tu pareja, en lugar de haber dialogado, haberse conocido más, haber comprendido el porqué de sus acciones o el fondo de sus sentimientos y haber resuelto y conciliado juntos una situación como equipo, en donde en lo individual crecemos y como pareja nos fortalecemos?, ¿de verdad eso quieres?, piénsalo… Así de sencillo.

Recuerda, si quieres que atendamos una situación en particular, escríbenos a: dialogos.vida@gmail.com

Un saludo, una reflexión.

Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.

Escritores y soñadores