Cuerpos disidentes y espacios públicos

Cuerpos disidentes en espacios públicos, generan la visibilidad de las protestas de las personas LGBTTTIQ+ cuando estos salen a la vía pública y sus cuerpos irrumpen el espacio colectivo. En Morelia, esos cuerpos caminan, se desplazan sobre la avenida Madero, los alrededores de la Plaza de Armas, Las Rosas, entre otras calles, esto fue por allá, en los años ochenta del siglo XX y eran oprimidos; en este momento del mes del Orgullo Gay 2024, ya son pocas las personas, sin embargo existen y señalan, nombran y dominan, es decir, se asombran de ver cuerpos disidentes caminando por todas partes de la Capital de Michoacán, ya abrazados o tomados de la mano.
Hoy, las marchas, o bien, las caminatas, contra la homofobia, por la inclusión, por el orgullo como se han venido generando, en sus tres momentos, retan al binarismo, al universalismo, a la familia patriarcal atada a los géneros por los genitales, y plantean nuevas formas de visibilizar la diversidad sexual, los pluriversos, y sobre todo la demanda del reconocimiento del Estado para la igualdad sustantiva, y el ejercicio de las libertades y toma de decisiones éticas, es decir, el reconocimiento de la dignidad humana de la diversidad sexual.
Del 2007 a la fecha, el ejercicio de salir a la calle, para manifestar el orgullo gay, reta al orden político, pero también la moral social, sino recordemos los contramovimientos que se dieron por el matrimonio igualitario y la adopción, tanto en la Ciudad de México, como en distintas ciudades, entre ellas Morelia, Michoacán, y Guanajuato Capital.
De esta manera, la aparición de los cuerpos de las personas disidentes sexuales, reta a un orden social, pero que define la dinámica de los cuerpos occidentalizados hegemónicos con una visión clasista, racista, cuerpos sin discapacidad, cisgéneros, heterosexuales y racionales, no étnicos; y con ello, se enfrentan a la norma sexual, cuerpos distintos pero complementarios para la reproducción social, en donde se anula el deseo carnal, el erotismo, la sexualidad, que impone un orden natural inamovible, basado en el sexo verdadero, para la reproducción, pero no para el uso y goce del cuerpo.
Nos queda claro que las identidades sexuales y de género cuestionan las formas corporales que han sido construidas desde el poder heteronormado, para controlar, someter y disciplinar los cuerpos. Siendo de esta manera que el poder ordena a los sujetos en el espacio público, distribuye los lugares, denomina para dominar, y genera sus funcionalidades, con lo que reduce el espacio social y desde el Estado se autorizan los espacios para la concentración de las colectividades disidentes sexuales, siempre a la vista del régimen de seguridad policial para evitar la resistencia y mantener el control.
El movimiento disidente sexual demanda su existencia y presencia en el espacio público y la protesta la presenta a través del cuerpo de las personas disidentes sexuales, hoy, frente a lo que vivimos recientemente en el proceso electoral, nos damos cuenta que nuestros posicionamientos son más allá de las demandas ideológicas de izquierda-derecha o socialismo-capitalismo, y que más bien la simulación de diversos candidatos que se asumieron como transgéneros para disfrutar de las acciones afirmativas, ha sido nota de carácter nacional, eso nos permite comprender de la importancia de generar las sinergias para el trabajo colaborativo.
Sigo considerando que las luchas sociales, o bien, que las manifestaciones en los espacios públicos son los espacios que resisten a la norma sexual, desde el cuerpo, el sexo, el género, la racionalidad, mostrándonos estos actos que el sujeto disidente sexual o contrahegemónico como yo le llamo, no puede ser solo racional, o mente, sino que es la suma de sus capacidades manuales, sensoriales y las vivencias que atesora en el día a día, que trastocan las bases que se han hecho al cuerpo, al sexo, al género desde la racionalidad que implementó la modernidad negando la comprensión holística del sujeto, que al ser cuerpo no puede ser sólo mente, sino que también es la suma de sus sentidos sensoriales y las vivencias encarnadas, es decir el ser humano es un ser biopsicosocialambientalespiritual, y eso somos los disidentes sexuales.
Es importante expresarlo, la lucha de la diversidad sexual es una lucha desde el cuerpo y desde ahí se genera la crisis del sujeto porque rompe el binarismo, rompe el género, rompe con el reconocimiento de una identidad heteronormativa, y se reexpresa la diversidad, los cuerpos disidentes que irrumpen la escena pública, que se enfrentan con las instituciones sociales que definen el rol de un cuerpo desde el dogma y la heteronorma, y que legitima para la sociedad cisgénero los desprecios para todas aquellas luchas que se presentan desde el cuerpo.