A  mediados de Junio pasado, en una de sus conferencias matutinas, el Presidente de la República decía que las agencias calificadoras, el Fondo Monetario Internacional y los analistas del sector privado, se equivocaban al asegurar que la economía mexicana iba a tener un crecimiento equivalente, en el mejor de los casos al 1%. Decía AMLO que la economía mexicana crecería al 2% por que íbamos bien y estábamos de buenas.

El lunes 26 de noviembre el INEGI presentó el panorama de la actividad económica nacional en el tercer trimestre de éste 2019 y la corrección de los datos de los trimestres previos y nos dijo que ya llevábamos tres trimestres con crecimiento en números rojos, en el cuarto trimestre de 2018  y en los primeros y segundo trimestres del 2019 nuestra economía se había contraído a razón de 0.1% lo que nos ha dejado en la condición de país en recesión técnica.

El 27 de Noviembre , el Presidente de la República señalaba que nuestra economía no crecía  como quisiéramos pero que en el fondo estamos  bien.

Horas más tarde el Banco de México presentó a los medios de comunicación un informe sobre el crecimiento de la inflación y nos habló sobre el quinto ajuste anual en el crecimiento esperado para la economía mexicana en lo que falta del 2019 y también para el 2020. Según estos expertos,  México crecerá entre el -0.2% y el 0.2%.

¡La realidad, la  terca realidad, ha terminado por imponerse!

Los hechos  son los siguientes:

Las cifras corregidas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía revelan que México ha tenido durante los 3 últimos trimestres caídas continuas del PIB en una magnitud del 0.1%. De acuerdo a analistas una recesión técnica implica acumular dos caídas consecutivas del PIB trimestral, en nuestro caso ya se han sumado tres.

INEGI también ajustó a la baja las cifras de crecimiento del PIB durante el tercer trimestre del año con lo qué pasó del alza trimestral de 0.1% reportada en octubre al 0%,  lo que revela que la economía mexicana se estancó en el periodo julio- septiembre

Desde una perspectiva anual y con base en cifras sin ajuste estacional , el PIB cayó 0.3%en el tercer trimestre de 2019 con respecto al mismo periodo de 2018 con lo que sumó dos caídas anuales continuas.

Con esta información,  en el acumulado enero- septiembre la economía mexicana tuvo un crecimiento nulo, al registrar una variación del 0%, en palabras entendibles para todos, se estancó, otros

 dicen que nos encontramos en recesión técnica. Más allá de los debates entre especialistas para definir este estado, el hecho concreto y relevante es que no estamos creciendo y que las consecuencias de serán  graves para el bienestar del común de los mexicanos. El tamaño del pastel es el mismo pero hay mucho más comensales en la mesa.

No crecer limita el desarrollo del país, frena la generación de riqueza, empleos y oportunidades.

Si bien es cierto que existen razones  externas que no se pueden minimizar, como es el hecho de que la economía global se ha desacelerado, es evidente que, en un entorno mundial adverso, hacia dentro no se han hecho las cosas bien y esto cobra mayor relevancia cuando se observa el desempeño contrastante de las economías de México y Estados Unidos, mientras nuestro país registra un crecimiento de 0%, la tasa anual de crecimiento del PIB de nuestro vecino del norte al tercer trimestre del año fue de 1.9%.

Así,  las  razones del estancamiento económico de México se deben atribuir a factores internos como los siguientes:

1.- La caída de la inversión fija bruta , que en agosto registró una baja de -3.3% con respecto al mismo periodo del año pasado. En este rubro destaca  el fuerte deterioro de la construcción, l la producción total de las empresas constructoras cayó en 10% anual.

2.- Ha habido un estancamiento del consumo, las cifras de consumo privado en el mercado interior para agosto de 2019 presentaron una caída de -0.3% respecto al mes de Julio.

3. – Los niveles de comercio también han caído, en septiembre las exportaciones mostraron una caída de -3.4% y las importaciones de -1.8% respecto al mes previo.

4.- El subejercicio  del gasto público, en lo que va del año el gobierno federal ha dejado de gastar 151,000 millones de pesos, lo que también ha frenado a la economía.

5.- Se debe sumar a lo anterior el que se hayan frenado importantes obras de infraestructura como la del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y los recortes programáticos al sector vivienda.

Las perspectivas económicas no son alentadoras, todas las proyecciones apuntan hacia un estancamiento que al menos se prolongará hasta el próximo año. Como producto del estancamiento económico la recaudación fiscal también ha caído. Sumémosle a esto las consecuencias de un PEF 2020 cuyo desequilibrio fundamental es que restringe el gasto en inversión física con una disminución por el orden del 5.4%,  en aras del fortalecimiento de una serie de programas sociales. Además el escenario para lo que podría ser un respiro , la ratificación del T-MEC se está enfriando y la producción petrolera no aumenta.  En estas condiciones un mayor activismo gubernamental que intente mover la economía, sería también solicitar mayor endeudamiento público.

El reto para el gobierno federal actual ya no es solo el de lograr un mayor crecimiento que el raquítico 2% que lograron los llamados gobiernos neoliberales, el  desafío para el gobierno de AMLO es evitar la recesión económica.

El único camino es el estímulo de la participación e inversión privadas  dando todo certidumbre a los inversionistas de que el gobierno federal  respetará los derechos de propiedad, cumplirá contratos a cabalidad , no incorporará cambios regulatorios sorpresivos y procurará la seguridad de los individuos y su patrimonio;  la vía de las reasignaciones respecto al PEF 2020 para invertir más en infraestructura física,  aunque se castigue a los programas sociales y no menos importante,  buscar por todos los  medios diplomáticos  la firma expedita del T- MEC.