LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA XXXII… “Una nueva relación con Estados Unidos y una diferente estrategia para combatir a los carteles de las drogas, armas y dinero sucio; se agravan los contagios con la pandemia y la crisis económica…”

Fernando Ramírez de Aguilar L.

Llegamos al noveno mes con la pandemia del Covid-19, en donde se han registrado, hasta ahora, más de 89 mil defunciones y hay 892 mil contagiados y por lo que se ve, este asunto va para mantenerse por muchos meses más, pues las medidas establecidas para reducir tanto los contagios como los fallecimientos por este motivo son inoperantes, ante una sociedad que casi no hace caso a las medidas preventivas ni de confinamiento, entre otros motivos por razones económicas.

Además, a menos de una semana de las elecciones en Estados Unidos, hay una enorme posibilidad de que el candidato demócrata, Joe Biden, supere al actual presidente Donald Trump. Y si esto es así, como hasta ahora lo están señalando las encuestas, se tendrá que replantear la relación bilateral entre ambas naciones. Aún en el caso de que Trump pudiere relegirse, México debe establecer una nueva relación en los ámbitos comercial, migratorio, seguridad, cooperación mutua e intercambio tecnológico.

Después de que se detuvo al ex secretario de la Defensa Nacional (SEDENA), Salvador Cienfuegos Zepeda, en los Estados Unidos, acusado de delitos ligados al narcotráfico, de la misma manera en la que se detuvo en su momento al fiscal general del estado de Nayarit, Édgar Veytia, el presidente Andrés Manuel López Obrador debe, a mi juicio, en términos de la relación binacional, tratar el asunto del narcotráfico no sólo como un problema de seguridad nacional. Me parece que, en la relación entre México y EU, ese encuadre ha llevado a nuestro país a ser siempre el actor perdedor.

México ha insistido que la responsabilidad es compartida y que la causa última del problema es la demanda, no sólo la oferta de las drogas, sin embargo, hasta ahora, la visión del gobierno mexicano ha seguido la pauta dictada por Estados Unidos, militarizando el tema. Además, Donald Trump argumentó en su campaña presidencial que el establecimiento de un muro en la frontera sería parte de la solución al problema. Es evidente que un muro fronterizo no tendrá efecto significativo en los canales de distribución de la droga, que no sólo se traslada por tierra, sino también por mar y por aire. Los recursos deberían invertirse en programas de salud para atender a la población con problemas de adicciones y en un mayor control del tráfico de armas. En la comunidad de negocios, que conoce bien el presidente Trump, el consumo de cocaína, heroína y todo tipo de drogas sintéticas “recreativas” está en aumento, sin que hasta el momento su administración tenga ninguna propuesta mínima al respecto. También, no hemos visto a agentes estadounidenses entrar a las fiestas de grandes corporativos para incautar las drogas.

Es más. En su más reciente informe, “Evaluación sobre las amenazas del narcotráfico”, la DEA considera que seis cárteles mexicanos: Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, el cártel de Juárez, el cártel del Golfo, los Beltrán Leyva y Los Zetas, y en particular los dos primeros, “siguen siendo la principal amenaza narcotraficante criminal para Estados Unidos”.

En el documento queda claro que estas organizaciones, en alianza con grupos criminales de Estados Unidos, han tenido la capacidad para expandir sus operaciones. Según el mismo informe, las drogas se distribuyen en las principales ciudades norteamericanas. El crecimiento de la demanda muestra una política pasiva de Estados Unidos en su territorio. Sin duda serían necesarias cooperación y corresponsabilidad para enfrentar la situación, pero, hasta el momento, la administración de Trump no ha cambiado la política de su nación.

Sea quien sea el nuevo presidente de la Unión Americana, es probable que no acepten con facilidad una “nueva” política mexicana, razón por la cual nuestro país tendría que, como lo hizo el vecino país con el TLCAN, dar por terminada la Iniciativa Mérida y buscar un nuevo entendimiento. México sí puede disminuir unilateralmente la militarización en el combate al narcotráfico y enmarcar el problema en el ámbito de la salud pública. Los costos muy probablemente serán grandes, pero difícilmente mayores a los más de 150 mil muertos que hemos tenido en los últimos años con la política de militarización.

Hay que recordar que las administraciones de Clinton, Bush y Obama buscaron crear un régimen de seguridad centrado en los intereses comunes de Estados Unidos, Canadá y México; sin embargo, Donald Trump, presentó durante su campaña una visión aislacionista incapaz de hacer frente a las realidades de la seguridad hemisférica actual. Las consecuencias no buscadas de la política militarista del presidente López Obrador conllevan una mayor desconfianza y menor cooperación.

Prueba de ello, fue el hecho de que Estados Unidos no informó nada al gobierno de México sobre las investigaciones iniciadas en contra del exfuncionarios desde hace más de un año, por lo que, al señalar que los estadounidenses lo único que hicieron fue actuar con independencia, de la misma manera en la que México lo debe de hacer, AMLO reiteró que en nuestro país no se recibirán órdenes de gobiernos extranjeros y se cuidará la soberanía y el respeto a los connacionales como se ha venido haciendo.

En ese sentido, se solicitó dar a conocer hasta cuándo se investigará si dentro de las fuerzas armadas existe colusión de elementos con el caso del ex secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, López Obrador insistió en que se debe cuidar a la institución militar y explicó que se ha instruido al titular Luis Crescencio Sandoval González, a no hablar sobre el tema para que no se preste a un golpeteo injusto como el que se ha hecho.

Lo que ha ocurrido es que la jerarquía militar está más que molesta por esta nueva intromisión y por la poca efectividad de la policía estadounidense que no han podido frenar ni el tráfico de estupefacientes a su territorio, ni tampoco el blanqueo de dinero y el envío ilegal de armas y explosivos a México.

En cuanto a la migración, las relaciones entre México y Estados Unidos han tenido serios conflictos desde hace décadas y las últimas administraciones norteamericanas han enfatizado en la necesidad de controlar los flujos migratorios y, en su caso, deportar a los migrantes indocumentados.

Por último, López Obrador aseguró que los resultados de la gira por Europa de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, como titular del del Consejo Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, , “son positivos”, pues se avanzó en la  misión, ya que junto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y los países de Francia, Italia, Londres, El Vaticano, Austria y Alemania se lograron diferentes permisos para la exposición de códices, piezas y testimonios de la grandeza cultural de México para las conmemoraciones y festejos preparados en el 2021.

Sin embargo, el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, confirmó que El Vaticano no podría prestar los Códices solicitados por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pues se trata de documentos históricos, y las leyes actuales impedirían a México regresar esas piezas. Consideró que entonces el proceso “sería un regalo, no un préstamo”, que por ahora no está previsto.