Con los niños no, son sagrados

En los recientes días el tema de los niños, su cuidado y procuración, ha cobrado relevancia en los medios a raíz de la terrible tragedia del pequeño de seis años, que muriera ahogado en una alberca –del colegio Williams, de gran tradición educativa—cuando tenía sus clases de natación. Nada tan irónico como morir en el aprendizaje.

Comentaba que precisamente las clases de natación en pequeños desde los tres o seis meses de edad son para que no se ahoguen en un cuerpo de agua al caer accidentalmente, como pudo ser el caso Abner. Bracear y patalear para mantenerse a flote, mientras llega la ayuda, es lo básico. Ahora que si pueden llegar a la orilla es el objetivo.

La experiencia de ir a nadar con mi niet, tres veces a la semana, me ha permitido observar que en sus clases de natación están involucrados hasta tres profesores. Uno que los recibe ya dentro de la alberca, otro fuera que se cerciora se arrojen bien y con todo el equipo y un tercero que recorre el carril por fuera en caso de ser necesario rescatar a alguno de los pequeños.

Esto me lleva a pensar que, en el caso del pequeño Abner, hubo una gran negligencia que llevó a la tragedia. Así, el colegio Williams –donde estudiará el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en su niñez –, deberá hacer un fuerte ajuste a sus protocolos de enseñanza de sus diversas actividades físicas, donde hay más riesgos para los menores.

Por lo pronto las autoridades educativas –entiéndase la SEP—anunció una investigación a fondo por parte de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, con énfasis en la actuación de los maestros y con base en la Guía Operativa, que es el reglamento que rige el funcionamiento de los servicios de educación básica de los planteles particulares incorporados a la SEP y verificar que se encuentre vigente. Dicha Guía ofrece diversos elementos y recomendaciones Para que las instituciones operen de manera adecuada al momento de ofrecer sus servicios al nivel educativo básico.

Por el bien de los niños y su cuidado espero que el caso no se politice, pero si sea motivo de concientizar en la atención de los niños, pues no sólo pueden ser víctimas de descuidos, sino también de las acechanzas modernas. Acechanzas que van desde las balaceras entre narcos cercas de los planteles, y en las que los profesores han tenido que implementar nuevos protocolos para proteger a los menores de balas perdidas o fuego cruzado. En un México violento el pecho tierra y abajo las cabezas, en los plateles escolares debería ser impensable, pero sucede.

Suicidios en menores

Otro punto de suma importancia con nuestros menores, es el expuesto por la diputada Diana Gutiérrez, quien ha propuesto crear una campaña nacional a Favor de la Salud Mental Infantil y juvenil, dado que a diario se registran tres suicidios de niños y jóvenes.

En este sentido la legisladora considera que la salud mental y los derechos de los niños y adolescentes está en riesgo por los efectos causados por la pandemia y violencia, por lo que resulta imprescindible hacer ver que hay desatención gubernamental al respecto y nuestros menores cuentan con una mínima inversión para sus cuidados.

El pasado 18 de octubre fue presentado ante la Cámara de Diputados una proposición con punto de acuerdo para exhortar a la SSA y a la SEP a implementar dicha campaña, la propuesta fue turnada para su análisis a la Comisión de Salud y Educación de San Lázaro y permanece a la espera de ser turnada al pleno para su análisis y discusión.

En tanto y con base a la Encuesta Nacional de Salud, se sabe que durante el 2020 mil 150 niños y adolescentes optaron por suicidarse, es decir un promedio de tres casos por día, se sabe también que cada vez más, los pequeños incurren a temprana edad en las adicciones. Los malandros ofrecen pasteles o dulces con dosis de cannabis u otra droga.

De ahí la urgencia de crear y hacer correr la Campaña Nacional en pro de los niños, evitar los riesgos del presente y fomentar una cultura del cuidado con base en la creación de nuevos protocolos y atención a las situaciones anómalas emergentes, como las que ocurren a diario en nuestro violento país.