Ávila y Morelia, unidos por la música

Tanto Ávila (Castilla y León, España) como Morelia (Michoacán, México) son ciudades cuyos cascos históricos han sido declarados por la UNESCO Patrimonio Mundial por su indudable valor arquitectónico y monumental. Y esa idea de pertenencia al patrimonio cultual de la humanidad ofrece interesantes oportunidades de cooperación y promoción de ambas ciudades mediante su hermanamiento.
De la misma manera, gozan de la distinción de la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial las siguientes manifestaciones indígenas de Michoacán: el canto tradicional de “La Pirekua”, la fiesta de “La Noche de Muertos”, “La cocina tradicional mexicana”.

Y también de Michoacán se halla inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial la “Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca”.
En este contexto reivindicativo del patrimonio cultural, la música constituye una herramienta de convivencia y educación en valores, y al mismo tiempo sirve para la comunicación y el diálogo intercultural. Y a ello contribuyen las numerosas manifestaciones musicales que se producen en las ciudades hermanadas, las cuales apuntamos someramente como testimonios vivos de su ingente vitalidad y como vínculos de unión entre las mismas.
Además, Morelia ha sido declarada “Ciudad creativa de la música” por la UNESCO en 2017. Y es que, según el expediente de tal reconocimiento «Morelia es cuna de compositores y músicos nacionales clásicos y folclóricos, y es la sede del conservatorio de música más antiguo del país, el Conservatorio de las Rosas».
A mayores, «Morelia cuenta con una escena musical diversa, que muestra música antigua, colonial, clásica folklórica y electrónica, siendo a través de su gran programa musical como ha construido su reputación como una animada ciudad de la música».
Ciertamente, Morelia es ciudad de prestigiosos festivales de música, cine, teatro, poesía, danza, títeres, y gastronomía que se celebran de forma periódica y continuada.
Y en el campo de la música sobresalen el “Jazztival. Festival internacional de jazz”, el “Festival de Jazz UVAQ” de la Universidad Vasco de Quiroga, el “Festival Infantil de Folclor Nacional Michoacán”, el “Festival de Música Tradicional”, el “Festival Nacional del Mariachi”, el “Festival Internacional de Guitarra de Morelia”, el “Festival Internacional de Trompeta Rafael Méndez”, el “Festival Internacional de Música y Nuevas Tecnologías”, el “Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez”, el “Festival de Piano Mariano Elízaga” y el “Festival Internacional de Órgano de Morelia Alfonso Vega Núñez” (FIOM).

Aparte de que Morelia también es el escenario de infinidad de actuaciones “Flashmob” en calles y plazas de todas las músicas, incluido el flamenco, y de numerosos eventos musicales que promueven el conservatorio moreliano, las comunidades michoacanas, y las instituciones municipales, estatales, académicas y religiosas.
Igualmente, Ávila, ciudad y provincia, también es escenario frecuente de las más diversas manifestaciones musicales, clásicas, polifónicas y folclóricas, entre otras muchas.
La capital cuenta con conservatorio y escuela municipal de música, y ahí están los festivales, cursos, ciclos, concentraciones, certámenes y grupos que tomaron esta tierra en nombre de prestigiosos músicos.
Entre estos figuran el polifonista Tomás Luis de Victoria (1548-1611), quien dio nombre a los festivales “Abulensis” y “El Abulense”, y también al ciclo que organiza en Ávila “Camerata abulense”.
El compositor posromántico Julián Meléndez (1895-1975) da nombre al “Concurso Internacional de Clarinete” que se celebra en Ávila desde 1995. El guitarrista Áureo Herrero (1904-1995) honra con su memoria los festivales y cursos que se celebra en el pueblo abulense de El Barraco desde 1995.
El maestro Andrés Piquero Cabrero (1906-1997) natural de El Tiemblo, fue director de la banda de Ávila y siempre estará presente en su trayectoria. El padre carmelita D. Antonio Bernaldo de Quirós, quien fue director del conservatorio abulense y del Coro gregoriano de la Santa permanecerá siempre en el recuerdo.
El dulzainero y folclorista Félix Sánchez “El Talao” (1931-2015) da nombre al certamen de dulzaina que organiza la Diputación provincial, al mismo tiempo que la capital abulense celebra anualmente una concentración de dulzaineros desde hace más de cuarenta años.
Concentración ésta donde se han dado cita desde los más veteranos, como Cándido y Eutiquio, Los Polilos (Aureliano Muñoz y Modesto Jiménez) y otros, hasta los numerosos grupos que actualmente mantienen viva esta tradición musical.
Y aquí no olvidamos al veterano “Festival Internacional de Música” que tiene lugar en Navas del Marqués; ni los ciclos de Música de Cámara en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España; ni las programaciones que tiene lugar en el Centro de Congresos y Exposiciones “El Lienzo Norte”, en el Auditorio municipal de “San Francisco”, en el Episcopio municipal, en el Museo de Ávila, en la Fundación Ávila (antes Caja de Ávila), en la Fundación Taiana Pérez de Guzmán, en la catedral y los templos religiosos, en las fiestas populares, y en otros muchos espacios.
Además, también son destacables, las iniciativas de las administraciones públicas (Ayuntamiento, Diputación y Junta de Castilla y León), de la Asociación Organaria, de las “Juventudes musicales de Ávila”, y de distintos grupos corales (Camerata Abulense y Amicus Meus) y folclóricos (por ejemplo los danzantes de Urdimbre y de Avento, o los conjuntos musicales Cigarra, Urdimbre, Trebejo, Aldea Sonora, Manantial Folk y Tierra de Castilla) a los que se unen otros más cuya relación excede del espacio de este artículo.
Por último, cabe añadir, por su relación con México, que la cantante abulense Teresa Martín Muñoz figuró en 2013 en el ‘top ten’ de enero de la emisora mexicana Ceprat, que incluyó en su disco recopilatorio anual dos temas de su disco ‘Todo está bien: ‘Todo’ y Cuentos de hadas’.
No es de extrañar entonces que la música fuera el marco en el que se produjo el hermanamiento de Ávila y Morelia, actuando como pegamento el famoso «Festival Internacional de Órgano de Morelia Alfonso Vega Núñez» (FIOM). Sin olvidar la vinculación siempre presente del madrigaleño de Ávila Vasco de Quiroga, misionero predicador de estas tierras que se hizo indio como sus parroquianos, y a quien se dedica este festival.
Así, el programa general de la 55 edición del FIOM se abrió con la firma del protocolo de hermanamiento en el cabildo del H. Ayuntamiento de Morelia con el siguiente texto: «En el marco del Festival de Órgano de Morelia, se hermanarán las ciudades de Morelia y Ávila, como parte del legado de Vasco de Quiroga».
Efectivamente, fue en el mencionado festival, instaurado en 1966 y que ahora dirige Juan Bosco Vega Parrales, hijo del fundador y anfitrión de la delegación abulense, donde se plasmó la iniciativa del hermanamiento por la música. Y ello se produjo como primera idea de Francisco Javier López, organista de la catedral de Ávila y profesor del Conservatorio Profesional de la ciudad, y miembro destacado entre los invitados y participantes en el festival moreliano.
El «Festival Internacional de Órgano de Morelia ‘Alfonso Vega Núñez’» es el Primer Festival Cultural de América, y el precursor de otros grandes eventos culturales y festivales de órgano del continente americano.
El FIOM se propone así el «fortalecimiento del tejido social por medio de la sensibilización al arte», y el «acercamiento a los jóvenes y a diversos sectores de la población al emblemático mundo de la música culta».
La joya del festival es el órgano monumental de la Catedral de Morelia, nombrado “Órgano San Gregorio Magno”, un instrumento musical tubular de 4600 flautas fabricado en Alemania a principios del siglo XX, manteniendo la tradición musical de anteriores órganos del siglo XVIII, por cuyas características sonoras es considerado uno de los más importantes de México.
De la misma manera, y en relación también con la música de órgano, Ávila puso en marcha en 1970 una «Semana de Polifonía y Órgano», a la que siguieron otras numerosas iniciativas, habiéndose consolidado en la actualidad el «Festival Internacional de Órgano Ciudad de Ávila» que dirige Francisco Javier López García.

Igualmente, Ávila tiene repartidos por los templos parroquiales de la capital y la provincia hasta ciento tres órganos de tubos originarios en su mayoría del siglo XVIII. De éstos, la ciudad cuenta con diecisiete que se conservan en la catedral; los monasterios y conventos de la Encarnación, Gracia, Santa Ana, Santa Teresa; las iglesias de Mosén Rubí, de San Ignacio de Loyola y San Nicolás; y las parroquias de San Juan, San Nicolás, San Pedro y San Vicente. Todos ellos recogidos en el extraordinario catálogo realizado por Antonio Bernaldo de Quirós, José Mª Herráez y Alfonso de Vicente (Caja de Ávila, 2002).
Y lo mismo que Morelia, Ávila también cuenta entre sus ilustres personajes con el organista y compositor burgalés Antonio Cabezón (1510-1566), quien en 1532 se compromete mediante carta de arras con la dama abulense Luisa Núñez, haciéndolo por intercesión, creemos, de la emperatriz Isabel de Portugal, verdadera gobernadora de España, quien había visitado con su esposo Ávila un año antes y también fue la responsable del envío de Vasco de Quiroga a México.
Cabezón se casa en 1536, y en Ávila, la ciudad donde nació el polifonista Tomás Luis de Victoria (1548-1611), estará siempre su casa y la residencia familiar, lo que le permitía tocar el órgano de la catedral en sus periódicas estancias.
Y tal era su querencia por Ávila, que dejó dicho en testamento que su deseo era ser enterrado en el Convento de San Francisco. Siglos después, su figura sirvió de inspiración para la leyenda “Maese Pérez el organista que escribió Gustavo Adolfo Bécquer, quien fue también “cronista” de Ávila en el invierno de 1867-1868.
Pasado el tiempo, de nuevo la música de órgano cobró especial protagonismo en Ávila cuando el compositor y organista de la catedral de Ávila Juan Arribas y Arribas (1849-1885) se convirtió en el único músico abulense que consigue publicar sus obras, a la vez que prepara un cancionero de Ávila que entregará José Inzenga, pianista y prestigioso y recopilador de canciones y bailes populares (Daniel Regidor Ipiña y otros, CA 49/2020),

Ya en 1970, se puso en marcha en Ávila la «Semana de Polifonía y Órgano”, a la que siguieron otras numerosas iniciativas con cierta regularidad. En la actualidad, se ha consolidado el «Festival Internacional de Órgano Ciudad de Ávila» (2018-2021) que dirige Francisco Javier López, un entusiasta y participante activo del festival de Morelia.
Al mismo tiempo, a iniciativa de este músico, en la provincia también tienen lugar el “Ciclo de Música de Órgano La Moraña” (2010–2019), al que ha sucedido el “Ciclo Órgano Provincia de Ávila” (2020-2021), lo que ha supuesto una eclosión musical que ha inundado Ávila y su provincia.
Ahora, Ávila, atendiendo a la voluntad de hermanamiento con Morelia, se hace partícipe también de la gloria de su festival y su expansión fuera de sus límites, posicionando en España, como ha hecho Madrigal de las Altas Torres, su nombre en latitudes intercontinentales.
Fue así como el hermanamiento de Ávila y Morelia tuvo su continuidad, precisamente, en el concierto de apertura del 55 FIOM, el cual tuvo lugar en la catedral moreliana el 26 de noviembre de 2021.
Su inauguración corrió a cargo de la Secretaria de Cultura del estado michoacano Gabriela Molina, quien intervino tras las palabras del alcalde de Ávila, de la Alcaldesa de Madrigal de las Altas Torres, de la Secretaria de Cultura municipal de Morelia Fátima Chávez, y del director del festival Juan Bosco Vega.
El concierto inaugural contó con las actuaciones de una representación de los mejores exponentes en Morelia de la música clásica:
La Orquesta Sinfónica de Michoacán, el Ensamble Vocal Alfonso Vega Núñez, el Octeto Vocal de la UMSNH, y el Coro de la Paz. A ellos se unieron desde España el organista Francisco Javier López y la soprano Sara Matarranz Sanz, dignos representantes musicales de Ávila.
Las piezas que tocó el organista Francisco Javier López fueron Tiento de V Tono, del abulense de adopción Antonio Cabezón, y Moreliana, “una paráfrasis musical del hermanamiento entre Ávila y Morelia, dedicada al Mtro. Alfonso Vega Núñez.

Esta última composición, original del organista abulense, incluía acordes mexicanos de Las mañanitas, de la canción abulense Ay que murallas tan altas y de la Entradilla castellana que tocaba a la dulzaina Agapito Marazuela. Seguidamente, Javier López tocó Adagio para cuerdas y órgano atribuida a Tomas Albinoni, aunque compuesta por Remo Giazotto.
Para terminar interpretó el Aleluya, del oratorio “El Mesías” de G. F. Haendel, junto a la Orquesta Sinfónica de Michoacán, al Ensamble Vocal Alfonso Vega Núñez y al Octeto Vocal de la Universidad Michoacana San Miguel de Hidalgo.

Por su parte, la soprano segoviana Sara Matarranz, profesora que antaño fue de la Escuela Municipal de Música de Ávila, acompañada por la Orquesta Sinfónica de Michoacán cantó Jerusalén, del oratorio “Paulus” del compositor romántico Félix Mendelssonhn Bartholdy, y Ave María, de Franz Schubert.
Finalizado el concierto, el cual había sido abierto por el Coro de la Paz dirigido por Jesús Vázquez Estupinán, de la Universidad La Salle de Morelia, el director del festival, Juan Bosco Vega, colgó una medalla conmemorativa a todos los miembros de la delegación abulense, invitados especiales del festival en esta edición “binacional”.
Entre ellos, fueron agasajados Jesús Manuel Sánchez Cabrera (Alcalde de Ávila), Sonsoles Prieto (Tte. Alcalde de Ávila), Isabel Zurdo Manso (Alcaldesa de Madrigal de las Altas Torres), Eduardo Duque (Diputado provincial de Ávila), Francisco Javier López (Organista de la catedra de Ávila) y uno mismo (Cronista Oficial de Ávila).
Días después, el programa musical del FIOM, también dedicado a la figura histórica de Vasco de Quiroga, hizo parada en el Conservatorio de las Rosas con clases maestras de Francisco Javier López y Sara Matarranz, quienes luego siguieron la ruta de Don Vasco en el concierto de hermanamiento de Páztcuaro y Madrigal de las Altas Torres, localidad ésta que también se unió al municipio michoacano de Quiroga en un nuevo evento del FIOM.
Todo un alarde de protagonismo abulense en el más importante festival de América que tuvo su colofón en Madrigal de las Altas Torres el 8 de diciembre de 2021, en la casa natal de Isabel la Católica, donde pude escucharse el “Oficcium Defunctorum”, de Tomas Luis de Victoria, el polifonista y músico abulense universal, y las “Liras a María”, de Alfonso Vega Núñez, el compositor moreliano fundador del festival que lleva su nombre. Actuaron en el concierto de clausura el organista Francisco Javier López, el Tenor Juan del Bosco, la soprano Victoria Cantus y la hija del fundador del FIOM Laura Vega Parrales.
Repasando el impresionante repertorio michoacano en aquello que más nos une, tomamos a nuestro paisano abulense de Madrigal de las Altas Torres, Vasco de Quiroga como embajador musical.
Estando en ello, encontramos su nombre en la Banda Sinfónica “Vasco de Quiroga”, nacida a finales de los 90 del siglo pasado con el fin de recuperar la música culta y tradicional.
Igualmente, en Pátzcuaro (Michoacán) los niños, entre 7 y 17 años, de cuatro comunidades aledañas forman la Orquesta Sinfónica Infantil Comunitaria “Vasco de Quiroga”. Los fines de esta orquesta son que la música sirva para «progresar en los ideales de paz, libertad, justicia social, tolerancia, sentido de pertenencia y respeto a la diversidad, a través de actividades colectivas en donde el respeto es la tónica para la elevación del pensamiento y el espíritu de todos y cada uno de los integrantes».
Así mismo, suena en México la nombrada “Banda de Guerra Vasco de Quiroga”, del Instituto del mismo nombre, que recoge la música de las bandas militares, conocidas aquí como bandas de guerra tradicional, las cuales también fueron acogidas por ayuntamientos y cofradías, y se exhiben en desfiles festivos y procesionales, como ocurre en España, igual que en Ávila.
Y tal es la vigencia de la personalidad arrolladora de Vasco de Quiroga, que su biografía se convirtió en la ópera Tata Vasco. Un drama sinfónico compuesto por el músico moreliano Miguel Bernal Jiménez (1910-1956) con libreto de Manuel Muñoz.

El texto relata las vivencias y la obra de Vasco de Quiroga después del asesinato del rey purépecha, en una historia de amor, esperanza, fe y venganza, estructurándose en los cinco cuadros siguientes: 1) Agonía y Redención (Preludio). 2) El oidor (Fantasía, fuga y minué). 3) El obispo (primera parte - Alborada, coral e idilio). 4) El obispo (segunda parte -fandango, rondó y danzas). 5) El civilizador (Sinfonía -Moderato / Adagio cantábile / Scherzo / Final).

La obra fue estrenada en febrero de 1941 en el Templo de San Francisco de Pátzcuaro (Michoacán) con motivo del IV Centenario de la llegada de Vasco de Quiroga a esta ciudad. Al mes siguiente, la ópera se escenificó en el teatro Arbeu de México. La obra volvió representarse en Madrid en 1948 en el antiguo “Teatro Madrid” de la plaza del Carmen, donde el compositor Bernal Jiménez acudió invitado por el Instituto de Cultura Hispánica para actuar en el cuarto centenario de la muerte de Hernán Cortés.
En 2006, la ópera Tata Vasco se representa por la Compañía de Ópera de México en el 50 aniversario de la muerte de su compositor, y en 2010 vuelve a hacerlo en el centenario de su nacimiento con una vistosa escenografía y llamativo vestuario.
Acercándonos ahora a la música tradicional michoacana, observamos la presencia de Vasco de Quiroga en el canto de la pirekua, donde pasajes de la vida del misionero se entrecruzan en algunas letras, a la vez que su música se escucha en las distintas efemérides dedicadas a Tata Vasco. No en vano Vasco de Quiroga hizo de compositor y traductor de muchas canciones españoles a la lengua purépecha, como cuenta su secretario y biógrafo Cristóbal Cabrera.

Con ello contribuyó a la formación del repertorio de esta modalidad musical que es una mezcla de influencias nativas y prehispánicas, españolas y europea, religiosas y paganas que se componen también con un rico mestizaje y fusión instrumental. Es así como la música, la danza, el teatro y el canto se convierten en elementos didácticos de la evangelización en la diócesis michoacana que preside Tata Vaco.
Sobre dicha música, sabemos, tal y como se promociona a raíz de su declaración como Patrimonio Mundial por la UNESCO, que «la palabra ‘pirekua’ significa ‘canción’ en lengua purépecha, y por lo general, se cantan en lengua nativa, aunque hay algunas que se interpretan en español, o son meramente instrumentales.
Los cantos son interpretados, tanto por hombres como por mujeres, en solo, en dúo o en trío, y también puede ir acompañada por coros, orquestas de cuerda y conjuntos musicales de instrumentos de cuerda y viento, a la vez. Sus temas son el amor, y el desamor, las historias del pueblo, y las vivencias cotidianas.
También existen ‘pirekuas’ que hablan de personajes importantes, y sucesos históricos: canciones dedicadas a Vasco de Quiroga, a Lázaro Cárdenas, o a la erupción del Paricutín».
Finalmente, añadimos que la música de la “pireckua” con guitarras y violines también suena en la típica danza folclórica tradicional llamada “Danza de los viejitos”. En ella actúan los bailarines purépechas enmascarados como ancianos, se apoyan en un bastón y van cubiertos con un sarape, sombrero de paja y cintas de colores. Su presencia es habitual en el casco histórico de Morelia donde se exhiben para los visitantes y turistas, y allí los vimos.

Abundando en la contribución de Tata Vasco al folclore michoacano destacamos el tradicional festival del “Torito de Petate” que Vasco de Quiroga promovió como divertimento de los indígenas alternativo a las corridas de toros, se dice, sin desechar el origen africano que defienden algunos estudiosos.
Entonces, la fiesta giraba alrededor de la cabeza de un toro cubierta de una especie de estera llamada petate, a cuyo alrededor bailaban los asistentes a son de tambores, trompetas y chirimías.
Posteriormente, los toritos pasaron a ser de cartón, papel y materiales coloridos ambientados con música de charanga fruto de la fusión de culturas europeas y americanas que en la actualidad son el símbolo y emblema del carnaval de Morelia.
En España, de similares características a la escenografía moreliana del “Torito del Petate” son las conocidas “Fiesta de la vaquilla” de los pueblos madrileños de Colmenar Viejo, de Fresnedillas de la Oliva y de Pedrezuela, aunque éstas de origen ancestral.
A modo de intercambio cultural de las melodías tradicionales, diremos que una pequeña muestra de la música abulense de dulzaina y tamboril sonó en la recepción a la delegación de Morelia que tuvo lugar el 17 de noviembre de 2021 en la plaza del Mercado Chico y en el palacio de Superunda-Caprotti a cargo de los dulzaineros abulenses que dirige Germán Alameda. Para la ocasión visitaron Ávila el Presidente Municipal de Morelia, el Ing. Alfonso Jesús Martínez Alcázar, acompañado de la Secretaria de Turismo Thelma Aquique Arrieta.
El motivo de tal evento fue la ratificación del hermanamiento que habían suscrito meses antes en la capital michoacana los alcaldes respectivos, donde también sonaron en el órgano de la catedral algunos ritmos de dulzaina.
Y a propósito del emblemático instrumento, añadimos que Dulzaina era el nombre de la revista que editaba la Agrupación Leonesa de México, asociación ésta integrada, a su vez, de la Casa de Castilla y León, con origen en la Agrupación Castellana fundada en 1925 con representantes de Ávila y del resto de provincias castellanas.
Finalmente, a Don Vasco como luthier o laudero lo encontramos revitalizando el folclore michoacano enseñando a fabricar instrumentos musicales y las famosas e internacionales guitarras de la ciudad de Paracho. Esta actividad se enmarcó entonces en el programa educativo y organizativo puesto en marcha para el desarrollo de técnicas artesanales en los pueblos purépechas, los que les permitió especializarse en manufacturas de utensilios, sombreros, herrajes, tejidos, alfarería, pinturas, bateas.
Una muestra de este ingente trabajo se exhibe en la Casa de las Artesanías de Morelia, instalada en el antiguo convento franciscano de San Buenaventura que tuvimos la oportunidad de visitar con motivo del hermanamiento con la ciudad de Ávila.
Sobre la fabricación de las guitarras, se dice que «la tradición de hacer guitarras en Paracho se remonta al siglo XVI cuando Don Vasco de Quiroga, el primer obispo de la diócesis de Michoacán, decidió enseñar el oficio a los indígenas purépechas… y que cada luthier o laudero pone un poco de su alma y corazón en estos trozos de madera que unidos con maestría y precisión dan vida a estos instrumentos de cuerda que lo mismo animan una fiesta en casa que un concierto de música clásica» (Tania Campos, @ tccanseco, 2018).

Y a propósito de la música de guitarra, destacamos el “Festival Internacional de Guitarra de Morelia”, uno de los más importantes de México que se celebra desde 1990.
A su vez, el pueblo abulense de El Barraco es desde 2007 el escenario del «Curso Internacional de guitarra ‘Áureo Herrero’», y también del amplio «Ciclo de Conciertos ‘Áureo Herrero’». Entre los guitarristas participantes en estos conciertos que antes lo hicieron en México se cuentan el granadino afincado en México Eduardo Garrido y el catalán Carles Pons i Altes, quien antes había participado como jurado en el concurso internacional de Morelia, así como María Camahort, Hermelindo Ruiz.
Y a la inversa, participaron en el festival internacional celebrado en Madrigal de las Altas Torres en 2017 los guitarristas mexicanos Rodrigo Nefthalí, de Morelia, y Hugo Acosta, de Guadalajara.
Jesús Mª Sanchidrián Gallego | Cronista de Ávila, España
Ficha curricular:
Licenciado en Derecho. Desde 1985 trabajo como abogado en el puesto de letrado y Jefe de Servicio en el Área Servicios a la Ciudad, Turismo y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Ávila.
Soy Cronista Oficial de Ávila y promotor de numerosas actividades culturales. He impartido numerosos talleres. Soy colaborador de prensa, radio y televisión. He escrito centenares de artículos y fotografías, y realizado diversas exposiciones.
Y también he publicado distintas monografías y más de una docena de libros, sobre costumbres y tradiciones populares, fotografía antigua, historia, naturaleza, cultura y etnografía, y teatro popular e infantil, entre otras materias.
