El viernes pasado, 27 de mayo, miles de personas se reunieron para participar en la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés). Durante la convención se expusieron los últimos avances en municiones y armamento, y asistieron familias completas, incluyendo niños pequeños. Al evento también asistió el expresidente Trump, quien fue el orador más destacado del evento. 

La convención se llevó a cabo en Houston Texas, a menos de 500 km de Uvalde, ciudad donde el martes 24 de mayo, 19 niños y 2 maestras perdieron la vida en un tiroteo dentro de una escuela primaria, en el que se considera, después del incidente en Sandy Hook Elementary School (Connecticut, 2012) el tiroteo escolar más mortal en la última década. La convención se llevó a cabo a pesar de las protestas multitudinarias que exigían se suspendiera por respeto a los fallecidos y a sus familiares. 

La Asociación Nacional del Rifle, se presenta a sí misma como la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos, que por más de 150 años ha defendido uno solo: la posesión y el porte de las armas. La NRA (por sus siglas en inglés) surgió en 1871 como un grupo recreativo sin fines de lucro diseñado para promover y fomentar la caza y los deportes de tiro, pero, actualmente es uno de los actores más activos e influyentes en la política de Estados Unidos. 

Durante la campaña presidencial de 2016 la asociación gastó US$19,7 millones en la oposición a Hillary Clinton. Además, es de conocimiento público que fue una de las contribuyentes a la campaña presidencial de Donald Trump y es una de las principales donantes de los miembros del Partido Republicano. 

La NRA en un comunicado público lamentó el suceso ocurrido en la primaria de Uvalde y expresó sus simpatías con las víctimas. Declaró también que la legislación “no puede legislar contra la maldad” y calificó el atentado como un acto de “un criminal solitario y trastornado.” 

El tiroteo en la Escuela Primaria Robb, es uno de los 214 tiroteos que se han producido en lo que va del año, según cifras de Gun Violence Archive (GVA), es decir en Estados Unidos se presentan casi dos tiroteos al día. Hace dos semanas, el país estaba conmocionado por las 10 muertes que dejó como saldo un tiroteo dentro de un supermercado en Buffalo, y en abril, en Sacramento otras 6 personas murieron por heridas de arma en un tiroteo. Solo dentro de escuelas se han registrado 900 incidentes de este tipo, en los últimos 10 años, es decir aproximadamente 90 tiroteos en escuelas por año. 

¿Son todos estos actos causados por personas malvadas o trastornadas como aseguró la NRA? Hasta ahora lo que se sabe de la persona que cometió el tiroteo en Uvalde es que era un joven, de 18 años quien compró legalmente las armas con las que perpetuó el asesinato, y no tenía ningún antecedente criminal, pero con antecedentes de ser víctima de bullying. Un ciudadano americano más, con problemas comunes de su edad, con la edad suficiente para comprar dos armas, entre ellas un rifle de asalto AR-15, una de las armas más utilizadas en las matanzas colectivas más mortíferas en E.U.A. y por el crimen organizado en México, por su alta letalidad. 

Cualquiera que haya sido la motivación que llevó a Salvador Ramos a cometer tal crimen indescriptiblemente cruel, el hecho es una tragedia social; por supuesto primeramente por las muertes de las víctimas y el daño irreparable a las familias, pero también que un adolescente de 18 años esté motivado a cometer tales actos, es una expresión inequívoca de una falla en la sociedad. 

¿En qué sociedad adolescentes de 18 años quieren armas diseñadas para asesinar de regalo de cumpleaños? Las armas tienen un significante simbólico de poder en prácticamente todo el mundo. En Estados Unidos debido a la “cultura de las armas” su posesión y portación está normalizada y al ser un artículo de fácil acceso para los ciudadanos, se convierten en un instrumento para “empoderarse”, lo cual es altamente peligroso en personas que se sienten despojadas de todo valor en la sociedad. 

Se podría argumentar si la posesión y uso de armas es cultural o no en Estados Unidos, lo cierto es que es uno de los argumentos con los que se sigue defendiendo la regulación laxa para la compra de armas. Pero, no hay que olvidar que la cultura no es un ente estático ahistórico, por el contrario, esta se transforma junto con las sociedades, respecto a sus necesidades, creencias y saberes. Sin embargo, en nuestras culturas occidentales, hay un factor determinante que influye categóricamente en la formación de valores y cultura, el mercado. 

Las armas son un negocio tremendamente lucrativo en Estados Unidos, el mercado armamentístico es uno de los motores de la economía estadounidense. La consultora IBISworld, señala que esta industria estadounidense está valorada actualmente en 19.500 millones de dólares, un 22% más que en 2012. Por su parte, la ATF (la agencia reguladora de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego) indica que en 2020 unos 5,5 millones de estas armas fueron fabricadas y que constituyeron el 50% del total de la producción del país. 

No es, por lo tanto, ilógico que la industria armamentística invierta recursos económicos millonarios en campañas pro segunda enmienda, y aliente a más personas a poseer más armas, más mortales, para “protegerse”. Tampoco se necesita investigar a profundidad para saber que la regulación de armas implicaría la disminución de sus ventas – ganancias y afectaría, sin duda, muchos intereses económicos. 

Trump en su participación en la convención de la ANR declaró que: “La existencia del mal en nuestro mundo no es una razón para desarmar a los ciudadanos respetuosos de la ley. La existencia del mal es una de las mejores razones para armar a los ciudadanos respetuosos de la ley.” 

Pero, ¿qué hubiera evitado la muerte de los 19 niños en Uvalde? ¿Que hubiera habido más armas dentro de la escuela ó que no hubiera habido armas al alcance de niños y adolescentes? Las armas son la mayor causa de muerte en menores de 18 años en Estados Unidos. Si la cultura responde a los saberes, creencias, y pautas de conducta de una sociedad, ¿Es la sociedad estadounidense una cultura que quiere someter a sus hijos a un peligro mortal dentro de sus escuelas? O ¿es la cultura de las armas una campaña mediática orquestada por una industria millonaria que prefiere seguir generando ganancias ilimitadas, aunque el costo sea la vida de niños y niñas inocentes? 

La regulación de armas en Estados Unidos hoy como ayer es urgente, y una vez más las autoridades y el gobierno tendrán que decidir si es más importante las ganancias que generan o la vida.

Carlos Zapién www.carloszapien.com