Teléfono rojo
“El Chapo” Guzmán se volvió a fugar, exhibiendo la debilidad del Estado mexicano y de su sistema penitenciario, el penal de “alta seguridad” del Altiplano, en el que la vida cotidiana de los reclusos es seguida minuto a minuto con un sofisticado sistema de monitoreo en celdas en las que jamás se apagan las luces y en pequeños patios en los que salen a tomar el sol, mostró, con el escape del sinaloense, su vulnerabilidad ante el poder corruptor de los dineros y el poder que desde la cárcel seguía teniendo el sinaloense.
La primera vez que “El Chapo” escapó, fue en el penal de Puente Grande, Jalisco, cuando se estrenaba el gobierno de Vicente Fox Quesada; ahora logró burlar la vigilancia a que se encuentran sometidos los reclusos del que se suponía era el reclusorio más seguro de todo el país, el penal del Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Como reo, en Puente Grande, “El Chapo” era patrón, tenía a varios custodios a su servicio, se le permitían privilegios, bebidas alcohólicas y visitas de mujeres que permanecían incluso por semanas acompañándolo. Tuvo las complicidades necesarias para planear la fuga con certeza.
En aquella ocasión, Jorge Tello Peón, subsecretario de Seguridad Pública visitó el penal de Puente Grande el 19 de enero de 2001 acompañado por funcionarios del CISEN y de la Policía Federal Preventiva, al culminar la visita aseguraron que ese reclusorio marchaba bien y que todo estaba en orden, ese mismo día ocurrió el escape del narcotraficante, en un carrito de la lavandería que lo condujo a la salidadel penal al que en adelante la vox populi llamó “Puerta Grande”.
La segunda captura del capo, ocurrida apenas el 22 de febrero del año pasado, fue presumida por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto como uno de los grandes logros en la lucha contra el narcotráfico. Es extraño que pese a que desde el momento en que Guzmán Loera fue aprehendido en Mazatlán, el gobierno de Estados Unidos, anunció que solicitaría su extradición, ésta no se haya concretado. Otros capos de menor calibre que “El Chapo”, como Juan García Ábrego, Héctor Luis “El Güero” Palma, Osiel Cárdenas Guillén y Benjamín Arellano Félix fueron requeridos y entregados a la justicia del vecino país.
En una entrevista concedida a la cadena Univisión de los Estados Unidos, el mandatario mexicano fue cuestionado sobre la opinión de la mayoría de los mexicanos en el sentido de que “El Chapo” se volvería a escapar, a pregunta expresa del entrevistador el presidente se comprometió a que ello no volvería a ocurrir. “Es una obligación que tiene el Estado mexicano, hoy más, frente a lo que ya ocurrió en el pasado, sería verdaderamente algo más que lamentable, es imperdonable que ahora el Estado y el gobierno tomen las debidas providencias para asegurar que lo ocurrido hace varios años se pudiera repetir. Es algo en lo que he insistido, todos los días al titular de Gobernación le dije y lo tienes bien vigilado, ¿está seguro?, porque evidentemente es una responsabilidad que tiene a cuestas el gobierno de la República el asegurar que la fuga ocurrida hace algunos años nunca más se vuelva a repetir”.
La segunda fuga de “El Chapo” pone en evidencia la corrupción que existe en el sistema penitenciario mexicano, que lo hace muy vulnerable; un túnel de mil 500 metros se construyó sin que nadie se haya percatado; en el propio penal se realizaron los trabajos para la culminación de esta obra que requirió la participación de un numeroso grupo de personas. Mucho dinero tuvo que haberse movido para que esos trabajos de construcción del túnel y el propio Guzmán Loera se hayan vuelto invisibles. El penal del Altiplano cuenta con cámaras que vigilan permanentemente a los reclusos y necesariamente tuvo que notarse la realización de maniobras; sin embargo, nadie supo nada, todavía el sábado 11 de julio a las 8:00 de la noche Joaquín Guzmán Loera pasó lista y le fue suministrado un medicamento, para luego desaparecer misteriosamente. Hasta el filo de la medianoche de ese día las autoridades penitenciarias se percataron de la fuga.
Se desplegó entonces un gigantesco operativo de seguridad y se anunció que se sellaban las entradas de las entidades vecinas al Estado de México. En Michoacán el gobernador Salvador Jara anunció de modo grandielocuente a un “Michoacán en alerta máxima ante la fuga del Chapo Guzmán”. El Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, retornó de manera intempestiva de París, en donde acompañaba al presidente Enrique Peña Nieto. Acciones y declaraciones tardías ante un sistema penitenciario que con la fuga del “Chapo” muestra a un Estado débil con hoyos gigantescos en su sistema penitenciario.