Libros de ayer y hoy
¿Al César lo que es del César?
La Iglesia se santigua ante el matrimonio igualitario. Condena la propuesta del Presidente de la República de llevar a la Constitución el derecho de homosexuales y transgéneros a casarse y adoptar hijos, a formar familia sin restricción alguna.
El duro comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) no deja lugar a dudas. Los obispos del país se niegan a reconocer a unión homosexual, alertan de las graves consecuencias de una reforma que –según ellos– pone en riesgo el futuro de la sociedad, solo la unión entre hombre y mujer, dicen, cumple con una función social plena, enfatiza la doctrina católica.
El Padre Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México lo pone en blanco y negro.
El estado mexicano pretende avalar falsos derechos. Los cambios sociales que plantean un concepto errado de igualdad son inaceptables. Para la jerarquía católica, la familia es una institución perenne, más antigua que la propia religión y fundamento inamovible de la teología cristiana. Estamos pues, ante la promoción de falsos valores, contrarios a la historia y la cultura.
Si el matrimonio es indeseable, más lo es la adopción homoparental, recalca el Padre Valdemar.
Los cambios legales promueven el derecho de las parejas por encima del derecho de los niños a tener una familia tradicional.
En la práctica, la nueva realidad plantea problemas. Los curas no pueden negar el bautizo a ningún recién nacido, pero tampoco pueden reconocer como padres a dos personas del mismo sexo; las parejas homosexuales no pueden fungir como padrinos o participar en ceremonias religiosas.
Para la doctrina católica –y así lo dice el padre Valdemar– la homosexualidad es una conducta intrínsecamente inmoral y desordenada, simplemente fuera de la religión; aberrante. No obstante, reconoce que la Iglesia no puede oponerse a los mandamientos civiles, por ley está excluida de participar en la política, pero no los fieles, que seguramente estarán encargados de movilizarse contra la reforma peñanietista bajo la influencia de Padres, Obispos y Cardenales.
EL MONJE PROTESTANTE: ¿Al César lo que es del César y a Dios… que te vaya bien?
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