Reflexión dominical
Y ahora, ¿Quién podrá defendernos?
La estrategia anunciada por el Presidente Enrique Peña Nieto para reducir los altos índices de violencia, corrupción e impunidad fue recibida con escepticismo por la sociedad mexicana. En su peor momento de aceptación popular, el Presidente pretende darnos más de lo mismo con medidas que tardarán meses, sino años, en poderse implementar.
Con un decálogo de acciones incompletas, demagógicas y tardías la situación que vive el país no mejorará; la violencia imparable, el alto desempleo y aumento de precios, la crisis petrolera que afectará aún más la maltrecha economía de los mexicanos, aunado a una corrupción desenfrenada cobijada por la impunidad, son algunos de los componentes que no tendrán solución inmediata con los Diez Mandamientos de Peña, de ahí la pregunta: Y ahora, ¿Quién podrá defendernos?
La ciudadanía esperaba escuchar del Ejecutivo acciones extraordinarias, contundentes, rápidas y eficaces para reestablecer el Estado de Derecho, para afrontar con eficacia los males que aquejan al País, principalmente en materia de combate a la delincuencia y a la corrupción. Sin embargo el anuncio se quedó corto.
Ahora, habrá que esperar un largo y difícil camino de negociación en el Congreso para que algunas de las propuestas puedan aplicarse, pero la que ya no puede esperar es la sociedad que sigue sumergida en la frustración y el desencanto.
Y mientras el gobierno intenta recuperar un poco de credibilidad entre la población, los grupos que odian a México se aprovechan del momento para llevar simpatías a su causa, desestabilizar a las Instituciones a través de la violencia y el desprestigio y la fabricación de nuevos mártires. Y ellos van ganando la batalla.
Pero el Gobierno Federal tendrá un respiro por la lamentable muerte del comediante Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”,que será utilizada como cortina de humo y que acaparará los titulares de los medios de comunicación por algunos días, especialmente de su aliado Televisa. Ojalá éste respirito le sirva al gobierno para reflexionar y adoptar medidas serias y contundentes que la grave ocasión amerita, si es que desean mejorar la actual situación que vivimos y conservar la poca credibilidad que aún les queda.
Estoy seguro que la ciudadanía esperaba del mensaje del Presidente un “síganme los buenos”, pero desafortunadamente,ese llamado sólo se da en el programa de televisión donde la genialidad de Chespirito nos hace olvidar momentaneamente nuestra horrible realidad.