Libros de ayer y hoy
MORELIA, Mich., 12 de octubre de 2011.- Hay lugares comunes para definir la política, algunos dicen que es un arte otros que se trata de una ciencia de aproximaciones, algunos más que es la continuación de la guerra sin armas. Todo un surtido.Si nos referimos a las tesis aristotélicas encontramos que la causa última de la polis es el bien común, lo cual no deja de ser subjetivo porque la política no es una ciencia exacta.Hace mucho tiempo que nuestro país deambula en la ingobernabilidad, los actores políticos no acuerdan, los consensos parecen agotados como lo ejemplifica el atorón para no designar aún a los consejeros del Instituto Federal Electoral, el tiempo se nos va en campañas.El autoritarismo hace mucho tomó carta de naturalización en México, si la división de poderes concebida desde aquella primavera francesa de la ilustración se postulaba como el surgimiento de contrapesos para equilibrar al estado, acá se ha visto como un divisionismo que no produce consensos.Una reforma del Estado que no llega, enmiendas electorales de las que luego se arrepienten, ausencia de voluntad.Ahora algunos políticos e intelectuales proponen un gobierno de coalición que brinde certeza para avanzar.La visión autoritaria no se ha diluido, las tentaciones del jefe del Ejecutivo son ostensibles porque siguiendo aquellos postulados de Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, el poder no se comparte. Dicho estudio ha sido el manual de combate de muchos que conciben al poder como la adquisición de fortalezas divorciadas de la ética.Se abre la posibilidad de tener en un futuro no lejano un gobierno de coalición que se distinga por los acuerdos, es decir por hacer política en otra perspectiva para traducirla en otras herramientas, las cuales faciliten la tarea de gobernar.Tenemos un cuadro deprimente con la fabricación brutal de pobres, Ninis y el fenómeno mundial de una economía maltrecha, la cual es caldo de cultivo para la protesta viva.El número de indignados ya se ha multiplicado, es el nuevo fantasma o espectro que recorre el mundo, la desocupación, el empobrecimiento y los estallidos sociales.En México pueden llegar esas manifestaciones porque el contagio es automático, es preciso llegar a lograr los acuerdos sustantivos para confeccionar un nuevo diseño institucional, el que tenemos hace agua desde hace mucho tiempo.