Aguirre Rivero se entusiasma con su (im)posible regreso a Guerrero

Empresarios y políticos lo piden, mientras en el gobierno se asustan

La izquierda se hunde más entre divisiones y yerros de su candidata

 

A Angel Aguirre Rivero no se le puede encasillar.

 

Siempre juega con pronósticos inciertos.

 

El 11 de marzo de 2006 Rubén Figueroa hizo una llamada luego de salir del despacho de Emilio Chuayffet en la Secretaría de Gobernación (Segob) y, con el ánimo encendido, dirigirse a Los Pinos en busca de Ernesto Zedillo:

 

Angel: prepárate. A mí me han chingado tres años y a ti también te van a chingar tres años. Yo no tendré mis tres últimos años ni tú los tres primeros del próximo sexenio.

 

-No me digas eso, gobernador… –quiso compadecerse del otro lado de la línea Aguirre Rivero.

 

-Así es, Angel –reiteró Figueroa-. Mañana tomas posesión. Estoy en México y a mi regreso organizamos el relevo.

 

Al día siguiente lo sucedió por la matanza de Aguas Blancas, pero Figueroa se equivocó: Aguirre Rivero tuvo una segunda posibilidad para volver al gobierno de Guerrero por encima del sexenio inconcluso.

 

Rompería las reglas una vez más en 2003, cuando hizo campaña por el distrito de Ometepec y ganó.

 

-Soy el único ex gobernador de voto popular –me presumió entonces.

 

Hoy Angel Aguirre tiene alguna posibilidad de reírse una vez más las reglas de la política mexicana tras haber dejado el poder por el ultimátum del dirigente perredista Carlos Navarrete, su último sostén:

 

-Tienes hasta las once de mañana -23 de octubre- para anunciar tu salida y si no, te lo pedirá el partido públicamente.

 

 

“CON AGUIRRE HABIA MENOS DESCONTROL”

 

 

En Guerrero hay desilusión y hartazgo.

 

Rogelio Ortega Martínez ni el título de gobernador merece y de ahí se han prendido las clases políticas y empresariales para impulsar una idea peregrina:

 

-El regreso de Angel Aguirre Rivero.

 

“Con Aguirre Rivero -suspiran políticos y empresarios de peso estatal- había más control de la situación política, la inseguridad y el desgobierno eran menores y la inversión avanzaba.

 

Hoy hay muchos proyectos parados, los recursos no fluyen, a la delincuencia organizada se han sumado los normalistas de Ayotzinapa y los maestros violentos de la CETEG, Acapulco no se recupera y para colmo amagan con dinamitar las elecciones.

 

El descontrol absoluto.

 

Puede sonar ilógico, pero cada día suma adeptos este movimiento y estudian cómo salir a la palestra para exigir el regreso del gobernador con licencia.

 

¿Cuándo?

 

Pues al vencimiento de ese permiso de seis meses, el 23 de abril próximo.

 

Las cabezas del movimiento ya se reunieron con Aguirre Rivero y, sépalo usted, han encontrado eco no nada más de él, sino de sus simpatizantes.

 

Puede o no hacerse multitudinario el clamor, pero un vaticinio es cierto: ni en Los Pinos ni en Bucareli ven con buena simpatía esta posibilidad.

 

Es decir, no pasará.

 

Pero hará ruido y obligará a voltear con más cuidado a ese Guerrero mártir de sus maestros y su desgobierno.

 

 

EL AGUIRRISMO CONTROLA LOS RESULTADOS

 

 

1.- Aunque no regrese, Angel Aguirre y su grupo son la única posibilidad de un papel electoral digno de la izquierda en Guerrero.

 

El retiro de Armando Ríos Píter y la división partidista -más la aparición de la franquicia partidista de Andrés Manuel López-, le han puesto sencillito el camino a Héctor Astudillo.

 

Sólo sus errores pueden derrotarlo.

 

La candidata perredista Beatriz Mojica, tan cercana a Los Chuchos y en lo personal a Jesús Zambrano, no hace una campaña brillante.

 

Un anuncio cuestionable: promete terminales bancarias en un tianguis.

 

Magnífica idea, pero imposible de realizar sin un acuerdo previo con los banqueros.

 

Y 2.- en contraste, el coordinador priísta en el Senado de la República, Emilio Gamboa, ha convocado a las demás fracciones a estudiar cómo dinamizar más el turismo.

 

La inversión es muy redituable, pues pese a problemas el año pasado se captaron 16 mil 250 millones de dólares, recordó.