Teléfono Rojo

Los esfuerzos desde el poder para regresar a estos compromisos a los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) estuvieron concentrados por el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio.

Fueron tema recurrente desde el lunes, tras las felicitaciones de cortesía a Gustavo Madero y Jesús Zambrano por los resultados dominicales, incluida la victoria en Baja California.

En el saludo iba el mensaje: ni el presidente Enrique Peña ni Osorio Chong escamotearían el resultado en esa entidad, escriturada por quinto sexenio consecutivo a Acción Nacional.

Por lo sabido, Madero y Zambrano agradecieron el cumplido.

Pero cuando se les pidió regresar a las negociaciones para dar otro empujón al Pacto y en especial al borrador de la reforma energética, amén de supervisar las reglamentarias pendientes, ellos pidieron tiempo.

¿Para qué?

Para digerir los números electorales y presentarse victoriosos ante sus propios órganos dirigentes, lo cual sucederá hoy en el PAN y el martes próximo en el PRD.

Y pasado ese trámite, prometen reintegrarse.

Osorio Chong no desiste en sus pretensiones de hacer reuniones de inmediato, pero no le irá mal si la semana próxima se toman una fotografía juntos y sonrientes, como si las campañas no los hubiesen distanciado.

A muchos les pareció simpático el folklorismo de Gustavo Madero, cuyo sueño es ser Greta Garbo.

Sin embargo, tal vez no se retire como la actriz sueca.

Hoy tendrá una probadita con los miembros de su comité y a quienes deberá explicar por qué el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganó casi carro completo en varias entidades: Hidalgo, Quintana Roo, Durango, Zacatecas, Tamaulipas, Chihuahua…

Muchos panistas conspicuos leen en su expresión otra intención: empezar a preparar el escenario para entregar el PAN a Santiago Creel, cuyos operarios le cuelgan la autoría del triunfo de Francisco Vega en Baja California.

Suena lógica esta versión de panistas calderonistas: a través de Creel el partido continuaría en manos de un anti calderonista y proseguiría una interlocución privilegiada con Enrique Peña.

Lo dicho arriba: el Pacto y el continuismo maderista seguirían.

Mientras, Madero se retiraría entre aplausos de los suyos.

Vaya partido.

El domingo, tras el cierre de casillas, la atención gubernamental se centró en los Congresos estatales.

De Los Pinos a Bucareli, de Hacienda a la Torre de Pemex, la preocupación de todos –Enrique Peña, Miguel Angel Osorio Chong, Luis Videgaray, Emilio Lozoya– estuvo en conformación de las próximas legislaturas estatales por encima de las presidencias municipales.

La razón es obvia: para ser válidas, las reformas importantes pendientes –energética, hacendaria, política- pasan por los poderes legislativos locales si hay cambios constitucionales.

Por ello el gobierno está tranquilo: el PRI consiguió mayoría en diez congresos y en los cuatro restantes hay preeminencia panista, aliado natural de la apertura energética y de la búsqueda de alternativas fiscales.

Con estos antecedentes se ratifica repetido aquí: el Pacto va y se reorientará en cuestión de días con la oferta de ampliar las leyes electorales para fortalecer la participación democrática.

Por lo demás, ningún partido se queja aunque el PRI sea el mayor beneficiario con 43 por ciento de las diputaciones locales y 48 por ciento de las alcaldías.

La oposición PAN-PRD detentará 57 por ciento de los 442 escaños en juego y 52 por ciento de los 931 ayuntamientos, aunque hay entidades donde fue barrida.