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Hablando en serio
Como en cualquier aspecto de la vida, la falta de ideas es una de las principales razones de los fracasos. La historia nos ha comprobado que en las peores crisis, es la imaginación, y no otra cosa, la que ha permitido dar solución a los grandes problemas de la humanidad, sean estas crisis económicas, sociales, sanitarias o, hasta incluso, guerras.
En la actualidad, México atraviesa por un periodo de quince meses que puede ser descrito como una situación de impotencia económica. La economía mexicana no ha podido caminar a la velocidad que necesita un país con las carencias y desigualdades, pero con el potencial, que tiene México. Todo parecía indicar, o así plantearon hacérnoslo creer, que al comenzar una nueva etapa en la vida política de este país, representada con el regreso de PRI a Los Pinos, las cosas marcharían mejor en materia económica. En ese entonces, México venía de un periodo de tres años de crecimiento sostenido, con cifras que oscilaron entre el 4 y 5 por ciento de crecimiento anual de la economía, lo que permitió que pudiéramos observar que la generación de empleo formal alcanzó el millón anual en algunos casos.
A la distancia nos preguntamos cómo le hicimos para lograr crecimiento sostenido durante esos tres años, y la respuesta sólo la podemos encontrar en las ideas. El gobierno de ese entonces, implementó medidas eficaces en la política económica del país, mismas que permitieron marchar a mayor velocidad y no se limitó sólo a hacer política, sino que enfocó sus esfuerzos a ser eficaz y eficiente en materia económica. Sí, dejó de lado la política, tanto que poco o nada le interesó asegurar su continuidad transexenal con tal de enfocarse en dar resultados puntuales y certeros a las familias mexicanas.
En contraste, hoy día vivimos una situación diferente en nuestro país. Si pudiéramos resumir en una frase lo que acontece en México, podría ser la siguiente: Tenemos un superávit de política y un déficit de ideas. Sumamos 15 meses de crecimiento mediocre, el año pasado tan sólo fue del uno por ciento. Incluso en algunos meses del 2013 se generaron únicamente ¡3 mil empleos formales en todo el país! El presente año, no pinta mejor. Para el primer trimestre de 2014 las cosas comenzaron igual que como sucedió en 2013: con ajustes de crecimiento a la baja en todos los frentes: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco de México, INEGI, analistas del sector privado y, finalmente, ya que todos habían hablado, la SHCP.
México está inmerso en un superávit de política. Quienes hoy gobiernan al país se han dedicado a hacer política, entendida como la lucha y conservación del poder público. Les preocupa más quién va a ser el próximo elegido, en lugar de ocuparse en dar respuesta y soluciones a fin de mejorar el bienestar, el empleo, la salud, la educación y la economía de las familias mexicanas.
Por todo lo anterior, no es extraño que el nivel de aprobación de Peña Nieto esté ubicado al cierre del primer trimestre de 2014 en un 37 por ciento, lo que representa una caída de 18 puntos respecto al mismo periodo del año pasado. Asimismo, no es de sorprender que más de la mitad de los mexicanos, el 52 por ciento, desapruebe su gestión. Estamos siendo testigos, al igual que en el viejo régimen, que en el nuevo PRI, el de hoy, continua habiendo un superávit de política y un gran déficit de ideas.