El subsidio para el empleo
Uruapan, Michoacán, 1 de junio del 2013
A mis hijos los enseñé a pensar, como un principio de vida para honrar al Señor: Si Dios nos dio la capacidad de razonar ¡Usémosla!…
Cuando tome la decisión de hacer a mis hijos seres pensantes, no me imaginé la problemática aparejada a ello en un México donde usar el cerebro no es común; no porque no tengamos todos la capacidad de pensar, sino porque culturalmente, desde la familia, pasando por escuela y religión, se castra a nuestros hijos para que crean y obedezcan sin cuestionar ¡Así!, no es poco común escuchar como argumento para justificar una orden o imponer una verdad: ¡Porque soy tu padre (o soy tu madre)!, o ¡Porque yo mando!…
En lo personal, siempre me he opuesto al dogma como principio de vida y forma de enfrentar y dirimir dudas y problemas. Creer sin razonar, es como ser borrego e ignorar el don de la inteligencia que el Creador puso en cada uno de nosotros… Por eso, si bien me sorprendió, no fue en un entorno de censura ni molestia cuando mis hijos me preguntaron: ¿Con quién se casaron los hijos de Adán y Eva?… ¡En la madre!, si de Adán y Eva habían nacido dos hijos (Génesis) y de estos Caín mató a Abel: ¿Como jijos de la rejijurria se reprodujeron de manera tal que hoy somos casi siete mil millones de personas en el mundo? ¿Fue Caín amante de animales, o Adán y Eva tuvieron más hijos –no registrados- y se aparearon con su hermanas?… No hay respuesta convincente, de ahí que cualquier especulación sea válida: O hubo incesto entre Caín y Eva su madre o se apareo con sus hermanas o peor aún, pero más explicable, tuvo relaciones con animales y por eso hoy tenemos tantos políticos vividores, insensibles y brutos…
Lo sé, el chascarrillo estuvo fuera de lugar, aunque explicaría muchas cosas… ¡En fin!, comentaba que no en pocas veces mis hijos pequeños, me metían en bretes al cuestionar o pedir explicaciones sobre los llamados, dogmas: ¿Porque el Presidente de la república puede robar sin que lo metan a la cárcel?, preguntaban… ¿Si la virgen subió al Cielo en cuerpo y alma, hay baños en el Cielo? -¡No!, contestaba yo, no hay baños en el Cielo, la Virgen subió al Cielo con su cuerpo, pero su cuerpo ya no es como el de nosotros, ya no come y descome ¿Y entonces para que le sirve su cuerpo en el cielo?,… silencio… –Debe ser un problema tener un cuerpo, cuando todos los demás son almas y espíritu, argumentaban… Con el tiempo, y con las distracciones propias de vivir y crecer, las preguntas se fueron acabando al no encontrar respuestas coherentes, pero el alejamiento de la religión era evidente, no porque no fueran a misa o no pusieran el diezmo en la alcancía o la charola que almas piadosas pasan a los feligreses en cada evento litúrgico, sino porque no había contenido ni congruencia en el mensaje. Cada semana, con el rostro enajenado, como el de la mayoría de los asistentes, en el templo veía a mis hijos en esa lejanía no razonada… Y esto no era solo celestial o religioso; por un lado curas pederastas protegidos por la cúpula eclesial, por el otro políticos y gobernantes ladrones o líderes sindicales como Romero Deschampas y muchos otros que ofendían y ofenden, no por lo rateros, sino por lo cínicos y desvergonzados, ya que como faisanes, se pavonean públicamente inflando sus plumas adquiridas con dinero de otros, ante la mirada cómplice de gobernantes, políticos y autoridades; y así alejan a los mortales de a pie, unos, de la Iglesia, los otros del sentimiento republicano de ser parte de un todo ¡México!,… y es en esta pérdida de identidad, moral y nacional, en donde está, en mi opinión, el cáncer que corroe a México y destroza a nuestra sociedad.
Extranjeros que “invierten” para explotar a personas de otros pueblos (mexicanos), gobernantes que les ayudan, curas que se enriquecen al tiempo que claman por ayuda para los pobres, políticos que mienten, gobernantes que roban, empresarios que explotan al prójimo, ciudadanos güevones y cobardes, autoridades omisas, jueces corruptos, líderes que manipulan y se perpetúan en el poder, vecinos que engañan, maridos que mienten, niños que agreden y lastiman a otros niños, funcionarios que piden mordida, esposas que no aman al marido, hijos que no respetan a sus padres, etc., etc., etc. Es en este contexto que mi hijo, retomando viejas inquietudes, inició una charla conmigo: Papá, ¿existe Dios?…
La respuesta fácil era decir: ¡Sí!, si existe Dios, y luego argumentar con ligereza: ¿De otra manera como se entenderían el milagro de la vida y la existencia del Universo mismo?… Pero preferí callar, en respeto a la vieja enseñanza: Como un principio de vida para honrar al Señor: Si Dios nos dio la capacidad de razonar ¡Usémosla!… y en eso ando… Continuará.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador