Poder y dinero
Recibí de manos del Padre Arguelles, Cura del Templo del Socorrito en Dolores Hidalgo, la primera carta pastoral de Don Benjamín Castillo, IV Obispo de Celaya.La carta inicia con un cita: “Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en la persona de Cristo” (Ef. 1,3)” Reconozco la precisión de la cita, porque bendiciones terrenales con el nivel de corrupción eclesiástica que vivimos, desde el ocultamiento y protección de la pederastia, hasta la manipulación de testamentos para recibir herencias millonarias, pasando por la ofensiva ostentación en eventos como la visita del Papa, donde claramente percibimos que no todos somos iguales a los ojos de los representantes de Dios y como, ante un pueblo con cincuenta millones de muertos de hambre se dio un show con dos tipos de invitados: La Prole y los VIP. Confirma la apreciación de Don Benjamín, no se pueden ver como bendiciones terrenales.Después continua con la breve historia del encuentro Zaqueo con Jesús “El Cristo”, cito: “El maravilloso pasaje bíblico nos dice que: “se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verle, pues iba a pasar por ahí” (Lc. 19, 13)”. Y enfatiza como debemos todos los creyentes ir al encuentro de Cristo, para salir de lo que describe Don Benjamín como: “la crisis del sentido de vida”; lo que comparto en su totalidad. Hoy en México y en el mundo se vive una crisis de sentido de vida y vivimos de forma irracional buscando sensaciones y donde el tener lo es todo y el ser pierde sentido, lo que es una equivocación a nuestra naturaleza humana que de manera natural debería buscar primero el ser, porque no somos animales y hemos sido hechos a imagen y semejanza de El Creador, cito: “Una vez que había creado las infinitas estrellas, la tierra con sus montañas, mares, bosques y todo tipo de animales, Dios, según la Sagrada Escritura, formó su obra culmen diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y nuestra semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuantos animales se muevan sobre ella.” (Gen 1,27).”…“…A imagen y semejanza de Dios…” ¿Qué significa eso?; pues significa que el “hombre” tiene un alma espiritual que lo diferencia de los animales y que le permite tener conciencia de sí y tomar decisiones de sus actos, de los que por decisión del Creador, tiene libertad de elección y de decisión (Libre Albedrío), a diferencia del animal que se rige solo por las leyes naturales y su instinto… Entra entonces Don Benjamín en lo que, desde mi punto de vista, podría ser la estrategia de la Iglesia para retomar el rumbo del servicio en este mundo convulsionado: “…Jesús sigue pasando muy cerca de nosotros, en las diversas realidades sociales, pero especialmente en nuestras comunidades parroquiales…” Y es aquí donde, en mi opinión, Don Benjamín pone el dedo en la llaga; la respuesta está en las comunidades y el quehacer comunitario, sean estas pueblo o barriadas, sean ciudades modernas o suburbios abandonados, la respuesta está en la vida comunitaria y projimal; que es la que en mi opinión nos puede ayudar, a los laicos, a retomar el camino para la reconstrucción de una sociedad en donde todas las personas puedan vivir con la dignidad de humanos con un trabajo de ocho horas, y es en la comunidad parroquial, ampliada a la comunidad social, donde la Iglesia, mi Iglesia, puede dar rumbo a su actuar y retomar el camino del amor al prójimo que Jesús nos enseñó, conviviendo y tratándonos como lo que somos ¡Hermanos! Con una estrategia de cambio del modelo de convivencia socio-económica.Después de esa pincelada de genialidad en donde Don Benjamín pone a la comunidad en el centro del quehacer y del cómo hacer, regresa a la historia de Zaqueo: “Él se puso de pie ante al Señor y le dijo: Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres y si engañé a alguno devolveré cuatro veces más (Lc. 19.8)” Y creo que es aquí donde se diluye el eje rector de la carta pastoral, que insisto, desde mi óptica debió ser la reconstrucción social desde el trabajo comunitario para la construcción de un nuevo modelo socio-económico (alternativo al Neoliberal) que sea verdaderamente humanista y acorde con nuestra naturaleza projimal, tarea que desde mi humilde opinión, debería abordar mi Iglesia para cumplir con lo postulado en la Encíclica Rerum Novarum en donde enfatiza el Papa León XIII: …la responsabilidad de la Iglesia de ver por los más pobres, porque los ricos, por sus propios medios tienen forma de defenderse.Entendamos, el camino para que el rico tome conciencia y sea caritativo es más improbable e impráctico, ya que difícilmente reconocerá haber engañado y de forma imposible restituir devolviendo cuatro veces más de lo defraudado. Recordemos: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos (Mt. 19.24)… ¡Así de sencillo!Santiago Heyser BeltránEscritor y soñador