Poder y dinero
Uruapan, Michoacán, 21 de abril del 2012¡No!, no es que vaya a votar por los tres, ya que mi voto no irá ni para Pina, ni para Peña, ni para el Peje.Cuando titulo esta colaboración como: “Los tres votos”, me refiero a los que deberíamos hacer quienes nos dedicamos a la educación: Primero hacer un voto para servir a México, segundo, hacer un voto para servir a nuestras familias y tercero, hacer un voto para superarnos, a través del magisterio, en lo personal… ¡Un voto por nosotros mismos!En tanto los maestros no hagan estos votos, el servicio magisterial solo será una chamba más y tristemente, en muchos casos, la chamba de un burócrata centrado en sus intereses, en su salario y sus prestaciones, y no en la nobilísima tarea de formar ciudadanos para nutrir a la república. En este sentido soy optimista, soy un convencido de que la gran mayoría de los maestros en México, si bien no hacen estos votos, de manera natural los viven a través de su trabajo. En este asunto de la educación, la correlación es similar al tema de la inseguridad: los malosos son poquitos pero hacen mucho ruido y mucho daño, los buenos ciudadanos somos más, pero pasamos desapercibidos por falta de organización y claridad respecto a nuestras responsabilidades y las acciones que de ahí deberían derivar. En cuestiones educativas el fenómeno es parecido, poquitos pseudo maestros, opacan a muchos, muchísimos maestros generosos y comprometidos con su misión no pintan, quizás porque falta organización o como expresó La Maestra, porque no se ha comunicado con eficacia la labor de los buenos maestros. Y hablando de buenos maestros, me encantó lo que sobre Pablo Latapí escribió Gabriel Zaid en Letras Libres, cito reflexiones:1. Educar bien es ante todo formar el carácter.2. La inteligencia debe ser educada por medio del lenguaje.3. Hay que educar los sentimientos, porque también pensamos con el corazón…4. Hay que educar para la libertad y su ejercicio responsable. Y ya encarrerado el ratón, ya que en el artículo de Zaid se expresa casi al final: “Hoy, los maestros están organizados, no para educar, sino para votar, o peor aún: apoderarse de las calles.”; decidí leer lo que sobre el documental: De Panzazo, escribió en la misma revista Fernando Solórzano: “…(En) una secuencia de arranque ejemplar. (De Panzazo) Expone un problema complejo con la claridad y contundencia del mejor periodismo. Por eso, duele que el relato se desbarranque al minuto siguiente. …Lo que sigue es un reportaje fatalmente editorializado, que duda de la inteligencia e imaginación del espectador. …Un documental siempre es selectivo y parcial. La decisión de los directores de concentrarse solo en la figura del maestro no solo sería legítima sino –en términos narrativos– sensata. Pero hay una diferencia enorme en presentar a esa figura como una de las innumerables aristas del problema, y en concluir que es el problema mismo. No solo una variable sino la única causa. El maestro –y su lideresa– como tragedia nacional. …“¿Por qué en México los niños abandonan la escuela?”, pregunta la voz en off. Ella sola concluye: los niños abandonan la escuela porque sus maestros no los motivan…”Simplistas, por decir lo menos, las conclusiones presentadas sobre un problema complejo por: De Panzazo. Hace años, platicando con un maestro en la Meseta Purépecha en Michoacán, le cuestionaba por los bajos índices de aprovechamiento de los alumnos y él me ilustró: “Un niño mal alimentado, no puede aprender.” Generalizar o simplificar, sería la conclusión, es una buena manera de distraernos sobre las posibles soluciones de un problema complejo, que en una de sus vertientes, tiene, en mi opinión, como objetivo el mantener a los mexicanos en niveles de ignorancia para controlarles electoralmente y para que sirvan, como los “niños de probeta” de “Un Mundo Feliz de Aldous Huxley”, a los intereses de quienes quieren un mundo de productores, los más, los jodidos, los manipulables y de consumidores, los privilegiados, los menos… La semana pasada comentaba sobre cómo, para “vender” los Ferrocarriles Nacionales de México, primero se atacó al sindicato para evitar la defensa de “lo nacional” y de la fuente de trabajo. Hoy mi reflexión iría en el sentido de asumir como tarea nacional: Sí a la crítica que oriente la modernización de nuestras instituciones, sindicatos y partidos incluidos, pero también su defensa. La destrucción o colonización moderna de una nación soberana, empieza por corromper a sus dirigentes, después por destruir sus instituciones y finalmente por colonizar (dominar) asumiendo el control y destino de su pueblo… ¿En qué etapa estamos en México, cuando nuestros candidatos se arrodillan ante la Iglesia (El Papa), ante USA (Biden) y ante España (Rajoy) y cuando nuestras políticas públicas las deciden en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Banco Mundial (BM)?… Es pregunta.Santiago Heyser BeltránEscritor y soñador