Cárceles vacías: retos del Sistema Penal Mexicano
Mediáticamente pasó totalmente inadvertido. No se emitió, como en muchos otros casos, un boletín de Comunicación Social de la Secretaría de Educación en el Estado ni circula en redes sociales la fotografía del tradicional abrazo durante el “relevo institucional”. Decidieron que fuera silencioso. Por algo fue así.
Pasaron los días y emergió la voz de inconformidad de expresiones magisteriales afines al ala institucional, para quienes resultó verdaderamente de escándalo el nombramiento del Prof. Antelmo Tinoco Ramírez como funcionario de la Secretaría de Educación en el Estado, quien ingresó al servicio docente en 1982 y es egresado de la Universidad Autónoma de Guerrero de la licenciatura como profesor de educación media en el área de historia, de la cual se tituló en 1999, habiendo permanecido al menos desde 2005 como comisionado sindical en la CNTE, sin mediar documento oficial alguno. Se narra en un artículo de 2007 que su adscripción como “comisionado a la secretaría general” a cargo del Prof. Artemio Ortiz Hurtado fue realizada por votación a viva voz en una asamblea de la CNTE, exhibiendo una perla del tipo de proceso mediante el cual se exime de responsabilidades educativas a su militancia.
El mencionado profesor se ha caracterizado por participar activamente en las movilizaciones y por tener vínculos estrechos con normalistas y habitantes de comunidades purhépechas que suelen apoyar las acciones de la CNTE. Todavía en octubre de 2012, el devenido en flamante Subdirector de Secundarias Generales declaró lo siguiente:
“repudiamos al gobierno federal y estatal, porque fueron desalojados los normalistas de Cherán, de Arteaga y de Tiri (sic)”.
¿Repudiará ahora sus facultades, poder y salario como subdirector?
Aunque el Prof. Antelmo tiene todo el derecho constitucional a ocupar un cargo, su nombramiento como funcionario sí que queda cuestionado al ser activo militante de la CNTE, quien apenas hace un par de meses era el Secretario de Trabajo y Conflictos del Comité Ejecutivo Seccional de la CNTE en Michoacán, organización cuyo Proyecto Político-Sindical, documento cardinal cuya principal tesis radica en que la lucha por el poder debe de realizarse simultáneamente con la sindicalista, por lo que en él se señala lo siguiente:
“o (sic) luchamos o (sic) nos arrebatan todas nuestras conquistas”
Entonces, la colonización de la SEE es una meta natural para el que se asume conquistador. Es de esperarse de todo militante de la CNTE pretender ocupar cargos públicos.
Sin embargo, la legitimidad de tal designación procede de la misma cesta que la de los incondicionales y parientes de Elba Esther Gordillo. El poder sindical colonizando al gobierno establecido es un cliché que ya ha generado hartazgo ciudadano y cuyo precio lo pagan los niños y jóvenes michoacanos al recibir servicios educativos que defraudan sus aspiraciones de desarrollo integral. Hoy debe ser impensable para el Gobierno del Estado, rector de la educación por antonomasia, ceder espacios para perfiles sindicalistas. Mientras, sigue la cascada de denuncias alcanzando a la Subdirección de Telesecundarias e irradia a las Unidades de Servicios Regionales, entre otras áreas.
Vale la pena aclarar: la militancia sindical pone en entredicho la aplicación justa de la normatividad por parte de un funcionario, ya que cuando se le solicita gestoría o la resolución de un problema de índole gremialista, suele torcer la ley hasta la aberración con tal de satisfacer las ambiciones del grupo sindical detentatario del poder. No faltan razones para protestar a las expresiones sindicales institucionales, ya que históricamente existe el precedente de que algunos militantes de la CNTE simultáneamente nombrados funcionarios han cometido tropelías que hasta la fecha no se han podido subsanar, como la entrega duplicada de nombramientos a trabajadores de la educación en el denominado “paralelismo”, el tráfico de ascensos, herencia de plazas, permutas y créditos, entre otras.
Esto no debe tener fin con el acallamiento de las denuncias estentóreas, sino que merece una revisión prolija de cara a la sociedad civil, ya que revisando el directorio de funcionarios de la Secretaría de Educación en el Estado observamos que en su portal electrónico oficial aparece desactualizado, mencionándose nombres de exfuncionarios, quienes renunciaron hace más de un año.
Pero, ¿acaso el único criterio para elegir un funcionario educativo es la militancia sindical? Sin duda deberíamos de comenzar por revisar la formación académica. Al leerla, observamos que de toda la plantilla de confianza de la SEE, apenas cuatro funcionarios firman con doctorado, de los cuales aparece solamente uno en el Registro Nacional de Profesionistas, el Dr. Gabriel García Medina, economista egresado de la UMSNH y doctorado en el CIDEM.
Asimismo, aparecen 19 funcionarios que apenas son pasantes de alguna licenciatura y 5 que solamente firman con una “C.”. También se pudo apreciar que hay varios funcionarios que ostentan títulos de licenciatura que después ya no aparecen en el Registro Nacional de Profesionistas. Para dirimir dudas, deberían de existir tanto el currículum vitae como documentos probatorios para cada funcionario en el portal electrónico oficial de la SEE. Todo lo mencionado es información de oficio que el ITAIMICH prefiere ignorar su ausencia en el portal electrónico de la SEE.
Para solucionar esta situación hemos pugnado por que todos los cargos en la Secretaría de Educación en el Estado se concursen con criterios transparentes. Pero amable lector, ¿considera usted que hay voluntad por descolonizar a la SEE de la influencia sindical y de la impreparación académica?
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