Contribuciones para desarrollo con bienestar
La reconstrucción nacional tiene que empezar como la revolución ¡Por la sociedad rural!, la sociedad urbana está en la sinergia del tener y del consumo, no tienen ni capacidad de escuchar, menos de actuar.
El modelo actual es depredador e inoperante, nos confronta a unos con otros, destruye el entorno en una compulsión ilimitada de producir y consumir y es ajeno a nuestra naturaleza humana.
Mi propuesta es simplemente cambiar el modelo; en otras palabras, hacer lo que hay que hacer… Lo sé, los agoreros del desastre dirán que es imposible, que costaría millones, que implica cambios culturales que son imposibles y finalmente, que quienes hoy son beneficiados con la corrupción sistémica y la acumulación de riqueza, son tan poderosos que evitarán, por cualquier medio, que las cosas cambien, ¿y sabes qué? ¡Tienen razón! ¡Sin embargo hay que hacerlo!; o de otra manera, con mucho dolor, la naturaleza propia del planeta lo va a hacer por nosotros, quizás con una extinción que elimine de la tierra a los humanos depredadores e idiotas que hasta hoy somos todos, tu también estimado lector.
El impacto que hoy tenemos en el clima, la extinción de especies, los desastres naturales que crecen en poder y en forma, la pérdida de vidas por hambre y enfermedades que se podrían evitar y el enfrentamiento entre poderes, naciones y filosofías que nos ponen al borde de una tercera guerra mundial, deberían ser suficientes para despertarnos ¡Pero no lo hacemos!… Con este escenario desolador tengo una propuesta; empezar la construcción de un modelo nuevo basado en una sociedad agroindustrial que respetuosa del entorno y cuidando los recursos naturales, nos enseñe cual es el camino que nos conviene tomar para evitar el desastre final. Mi propuesta inicia por hacer cosas diferentes construyendo un laboratorio de desarrollo educativo, social y económico basado en la projimidad y el trabajo comunitario previa formación humana. Este laboratorio podría estar en Rincón de Tamayo, una pequeña cuenca a 15 kilómetros de Celaya que hasta hoy conserva su vocación agrícola y que podríamos convertir en un pulmón de producción alimentaria que surta al corredor industrial de Guanajuato, al tiempo que construimos una sociedad modelo con diferentes paradigmas y donde el eje sean las personas, no las cosas ni la ganacia.
¡Todo cuesta!, decía mi abuela y ¡Tenía razón!; en el caso del laboratorio propuesto, es necesaria una inversión inicial; primero en tierra para construir el centro social de las comunidades de la región, hablamos de un espacio de entre 3 y 5 has. en donde propongo construir: un centro cívico, algo así como una plaza que nos reúna; un auditorio, instalación necesaria para comunicarnos, formar ciudadanos, promover cultura y divertirnos; un centro de desarrollo comunitario, con una vocación orientada a la producción de alimentos que permita, sumando una escuela de artes y oficios, para incorporar a la producción y al trabajo a todos los que hoy, están siendo excluidos y finalmente, una unidad deportiva que sirva como centro de esparcimiento y de vida a estos espacio públicos y nos una con actividades sanas que faciliten la construcción de una sociedad en donde sus individuos sean sanos de mente y cuerpo.
¡Un laboratorio de desarrollo social, económico y educativo!, este es el camino para buscar construir un modelo alternativo al neoliberal, que pueda ser reproducido después, para así, con una solución probada, iniciar la reconstrucción nacional, en donde el resultado sea una sociedad en donde sus ciudadanos ¡Todos!, puedan vivir con dignidad con un trabajo de ocho horas y en donde el eje sea ayudarnos los unos a los otros en un entorno de paz que de forma natural cuide el medio ambiente y la preservación de recursos naturales… ¡Así de sencillo!