Poder y dinero
Es inocultable que en nuestro México a los maestros se les aplica actualmente una torcida versión de evaluación, que es francamente repudiable y que se busca preservar por los grupos hegemónicos. Sin embargo, es un hecho que el magisterio y la sociedad despiertan y ya no se podrá sostener lo que el statu quo ha sojuzgado durante décadas.
En la estrecha cosmovisión de los dueños de la ignorancia de México, para preservar su esfera de poder, influencia y recursos, sucontrol sobre el escalafón, ingreso y promoción docente debe de continuar, por lo que implementan una pseudoevaluación orientada por intereses oscuros para inducir hacia ciertas conclusiones sus resultados. El oscurantismo y la reacción tratan de mantener sus redes al interior de la educación nacional empleando toda clase de argucias legaloides y mediante el uso de la fuerza, siendo desmedidas e incontables las ocasiones en las que han reprimido a quienes han osado levantar la voz o disentir respecto a su modus operandi.
Para continuar asidos del presupuesto educativo y de tener el control de la evaluación que va contra los maestros, incluso llegan al extremo de decir poseer un modelo educativo para nuestros hijos, pero hasta ahora no hemos visto mayor pincelada de ello, sino solamente manifiestan un constante interés exacerbado por mantener el control laboral y punitivo sobre el magisterio.
Si bien a lo largo de décadas ha habido un sinfín de protestas, se han extinguido o han prevaricado. Pero hoy, como nunca en la historia de México hay vez más ciudadanía convencida y manifestada en contra de la opacidad e iniquidad que padecen los maestros mexicanos. Cada vez más sectores se suman: el productivo, académicos, intelectuales y la sociedad en general. Es un hecho que cada vez menos personas quieren que los mecanismos evaluativos sean impuestos cupularmente como hasta ahora, porque abonan al rezago educativo e ignorancia de nuestro pueblo.
En fechas recientes, los afectados que han buscado alternativas legales para promoverse y eludir el torcido modelo de evaluación, en búsqueda de derrocar el statu quo, se han trasladado a la capital del país, sigilosamente para evitar que se les retenga en carretera, aprovechando las oportunidades que brinda el sistema educativo actual y han conseguido presentar exámenes.
Es un hecho que la pseudoevaluación que empieza a caer tiene aspectos altamente punitivos, porque no promueve, sino castiga, ya que en conductista actuar, mantiene en estado catatónico a la clase trabajadora, so pena de ser expulsados de la pirámide de beneficios. Asimismo, es privatizadora, ya que los recursos que son del pueblo de México se adjudican a discreción de una cúpula que sin rendir cuentas reparte a su arbitrio y conveniencia las mal llamadas conquistas sindicales, que deberían de ser fruto de un proceso meritocrático y transparente ante la nación entera.
Esta pseudoevaluación perversa que se ha llevado durante décadas ha sido unilateral y antidemocrática ya que nunca han consultado a los alumnos ni a los padres de familia, ya que solamente los dueños de la espuria evaluación determinan lo que es bueno y lo que es malo para nuestros hijos, ellos deciden quién los educará y quiénes no, sin brindar explicación alguna.
Asimismo, la pseudoevaluación que está por desaparecer no toma en cuenta en absoluto el contexto geográfico ni socioeconómico de quienes participan en él, ya que los maestros que están más cerca o viven en las sedes de las convocatorias, tienen ventajas sobre aquellos que radican en zonas rurales y tienen que trasladarse durante varias horas. Esto por supuesto, los sobreexpone a sufrir accidentes de tránsito, que como sabemos, son la principal causa de muerte de las personas en edad laboral. Asimismo, sobra decir que es completamente anticonstitucional y anticonvencional. Por todo lo anterior, su extinción es inminente.
Esa aberración de la que estamos hablando es por supuesto, el mal llamado escalafón sindical, que en realidad encubre al siniestro marchómetro, que implica obedecer ciegamente los caprichos de los tomadores de decisiones, que incluye pago de cuotas, movilizaciones, marchas e incluso derecho de pernada sindical y fidelidad por años a los grupos de poder, cuya voracidad no solamente ya agotó los recursos de la SEE, sino que llevó al crimen organizado camuflado entre ellos a falsificar y clonar claves docentes y de personal de apoyo a la educación para revenderlas.
Hoy, en México el derecho a aprender está por encima de las conquistas sindicales, con lo que la evaluación docente, que asegura la calidad de los profesores, así como la promoción de los mismos hacia cargos directivos y de supervisión, estará gradualmente salvaguardada, por lo que a pesar de que los líderes sindicales dijeron que había sido una mentira la evaluación para la promoción docente, resultó que el fin de semana pasado no fueron uno ni fueron cien, sino 192 trabajadores de la educación michoacanos que se trasladaron al Instituto Tecnológico de Tlalnepantla a ser evaluados para promocionarse a un puesto superior.
Aunque paralelamente siguen las fuerzas retardatarias intentando preservar las condiciones atávicas, se exhiben cada vez más los absurdos que perpetran, tales como emitir convocatorias paralelas para cambios de adscripción y permutas, suplantando a la autoridad establecida, en donde piden como requisito al menos un año de servicio pero dos “Fichas de Militancia Sindical”, de los Ciclos Escolares 2012-2013 y 2013- 2014.
Gracias a que la cultura de la evaluación está permeando en nuestra nación, podremos tener indicadores de desarrollo humano y tener aproximaciones de la realidad socioeconómica y educativa nacional para diagnosticar, comparar y anticipar mejor las condiciones del futuro, erradicando la penosa opacidad gubernamental que se presta a toda clase de corrupción.
En el México de hoy, los médicos, los policías, los magistrados, los consejeros de organismos ciudadanizados, los funcionarios públicos que participan en el servicio civil de carrera, entre muchos otros, están siendo evaluados, sin mayor oposición.
El reto será que se evalúe a los funcionarios de primer nivel y a quienes ocupen puestos de elección popular. Los mecanismos tales como el referéndum y la revocación de mandato son ya muy necesarios en el país, pero mientras tanto sin duda es positivo que esté permeando ya la cultura de la evaluación, empezando por los formadores de las próximas generaciones, que son los trabajadores de la educación.
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