La opción
Con la nominación del priísta Ascensión Orihuela Bárcenas, como candidato de ese partido a la gubernatura del Estado, se completa la tercia de los principales aspirantes a dirigir los destinos de Michoacán a partir de agosto de 2015.
Los tres aspirantes de los partidos fuertes –más los de los partidos débiles y los denominados independientes– seguramente procederán al armado de un estado mayor institucional (su primer círculo, su equipo de primera línea) integrado por líderes, estrategas, expertos en márketing, una unidad de discursos, un “cuarto de guerra” y operadores de campo, con el propósito de desplegar líneas ofensivas y defensivas en busca del poder político estatal.
En una campaña electoral, la conformación de cualquiera de estos equipos y estamentos es vital para el triunfo de la causa, porque cada piso en las líneas de mando y reflexión y cada pieza operativa, contribuyen a la debilidad o fortaleza del mecanismo total de campaña. De hecho, en cualquier tipo de campaña que se pretenda modelo de éxito, la máxima de Los Tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas, suele ser la pequeña y gran diferencia entre la derrota y la victoria: “Todos para uno y uno para todos”. Esto es así porque las partes sueltas de un todo sólo acentúan su debilidad en la soledad y el aislamiento de su afán, en tanto que unidas no hacen sino potencializar sus fortalezas.
En una campaña –la que sea, puesto que todo en la vida es combate corporativo y de percepciones- es esencial tener un producto que vender y, de preferencia, un producto con propiedades y atributos propios, para evitarle al mercadólogo, y al ingeniero de imagen, y al técnico en márketing, la tarea imposible de tener que inventar un producto de masas y la todavía más imposible de tener que inventarle cualidades.
En materia política hace tanto daño la excesiva autopromoción de sí mismo como el apagamiento (o repliegue mediático) sin cálculo. Esto es así por lo siguiente: la demasiada luz propagandística o publicitaria es como la demasiada oscuridad: impide ver; por otra parte, la vida en el limbo de las penumbras mediáticas equivale –para muchos- a la inexistencia cívica o social. José Fouché, el genio tenebroso, supo esto muy bien 222 años antesde que hubiera márketing posmoderno, tecnologías digitales e internet, cuando, en los temibles días en queEl Directorio francés fue la antesala de la Guillotina, en la Plaza de la Revolución, cultivó muy bien el arte de “aparecer”, pero, sobre todo, el arte de “desaparecer” de la escena pública.
La tercia de candidatos y partidos fuertes que ahora encabeza la disputa por Michoacán (PAN-Luisa María Calderón; PRI-Ascensión Orihuela Bárcenas; PRD-Silvano Aureoles Conejo –muy probablemente-), en los próximos meses no tendrá días “soleados” sino muy “asoleados”, debido a que tendrá que alinear equipos, criterios, esquemas, estrategias de imagen, coordenadas de acción y lineamientos operativos, en busca de un solo objetivo: alzarse con el triunfo frente a dos o más derrotados.
No obstante, la pregunta crítica sigue siendo la misma: si en otras ocasiones, por las razones que se quiera, no ganó Michoacán… ¿por qué ahora sí habría de hacerlo?
En la contienda por Michoacán ya tenemos más colores que el arcoíris, una que otra tribu, soles de distintas constelaciones, saltimbanquis bajo pedido y el “rollo” soporífero de siempre.
A ver si bastan aires, arcoíris y soles de distinta naturaleza para desterrar un tiempo nublado.