Números de escándalo
COSTOS POLITICOS. El pasado lunes, el alcalde Arquímides Oseguera se sinceró y se desahogó con sus trabajadores de base y eventuales justo en los momentos en que le hacían un paro de labores reclamando el pago de sueldos y prestaciones atrasadas. “Estoy dispuesto a pagar los costos políticos”, dijo el presidente y parecía tomar aire y respirar profundo para controlar sus exaltados ánimos. Hacía tiempo que no escuchaba eso de “costos políticos”. ¿Qué significa para un presidente municipal eso de “pagar costos políticos”? Muy sencillo. Que el alcalde está convencido de dos cosas: que tiene planes políticos a corto plazo y que desde su actual cargo, pueda estar tomando decisiones que más tarde le signifiquen reclamos por quienes se sientan afectados. A confesión de parte… porque así lo dijo textualmente el presidente ante varios de los suyos y de los otros. “Parte de esos costos políticos que luego en las colonias me digan ya viene otra vez a pedir el voto y como presidente no me cumplió”, adelantó Arquímides Oseguera dejando en claro que va por más en la política. Pero la definición de “pagar costos políticos” puede ir un poco más allá de un proyecto personal. Eso depende en sí de las acciones que se toman como gobierno que pueden tener consecuencias contra el partido en el poder. Es un reto y un riesgo político cuando en el papel de autoridad se toman decisiones que no son populares, que afectan la imagen del personaje, que son contrarias al partido que lo postuló, medidas que pueden molestar a la sociedad, algo así, por citar ejemplos, pero que al final de cuentas, son medidas necesarias, indispensables, inaplazables por las circunstancias del momento. Algo así como aumentar costos a los servicios como impuesto predial, agua potable, licencias de construcción y otros más, por citar ejemplos; en los que involuntariamente se estaría afectando a buena parte de la sociedad. Claro que también representa “pagar costos políticos” cuando no se administran los recursos de manera transparente, cuando la autoridad no le cumple a la sociedad con los servicios básicos, cuando no se arreglan las calles, cuando exista descarado despilfarro de recursos, cuando aumentan los asaltos y no se hace nada, cuando la policía municipal extorsiona a los ciudadanos en lugar de protegerlos, cuando se descubren malos manejos de los dineros públicos, cuando los reglamentos se violentan o simplemente no se aplican. En una palabra, la sociedad puede considerar inapropiadas muchas acciones y en su momento, más que cobrar, es el político el que paga las consecuencias cuando su gobierno careció de orden y navegó sin rumbo. ¿En cuál balanza se acomoda la administración actual? ¿En cuál espejo se ve el equipo que se encuentra en el poder del municipio? No todo puede ser la falta de recursos. No todo mundo se cree en las culpas contra el gobierno estatal, no todos los errores vienen de gobiernos atrás. Lo cierto es que el alcalde está en el momento de medir y ubicar a su gobierno, de saber el terreno que pisa y el que quiere seguir pisando en el resto del periodo. Y es que en lo que va de este gobierno no es el alcalde el que ha perdido ni pagado costos políticos. En todo caso quienes han pagado los errores es la sociedad que ha visto a la baja la calidad y cantidad de los servicios. También quienes han pagado los costos son los empleados y trabajadores que no reciben sus sueldos y prestaciones a tiempo. Pero esos costos no están relacionados con políticas de partidos y están lejos de reflejarse en proyectos futuristas de personajes o de grupos partidistas. Por ello es que el alcalde debe revisar con frialdad el pasado y el futuro inmediato, pero no el suyo, sino el de la administración que afanosamente buscó y ganó. Desde afuera de la administración se observa a funcionarios desanimados, desinflados, que escuchan pero no apuntan, que apuntan pero no resuelven y que no resuelven porque viven ya no están en lo suyo. Viven pues en dos mundos: varios funcionarios tienen otra opción de ingresos y sin obligación alguna, y a otros les resulta lo mismo estar ahí o estar fuera y mejor siguen a medio sueldo porque a la mayoría no le significa esfuerzo alguno. Pero se aprecia que las ganas de servir se han venido abajo en los de primer nivel y estos se jalan a los que les siguen. Pero es cosa distinta en los trabajadores de campo que con escobas o sin ellas, con zapatos o huaraches, con guantes o a mano limpia, pero tienen que cumplir con las faenas, y lo peor, a medio sueldo o tener que hacer paro para lograr el resto. Estos costos los pagan ahora quienes menos culpas tienen. Los costos políticos ya se cobrarán después. ¿Y EL TRACTOR APÁ? Hace menos de quince días se carbonizó un tractor D-7 que estaba asignado al Relleno Sanitario. Cierto, se trata de un equipo viejo, adquirido en los tiempos del alcalde David Zamudio. Ignoro cuantos años de vida debe tener una máquina como esa, pero hay voces que aseguran que con una operación y mantenimiento “normal” le quedaba “para buen rato”. ¿Y qué pasó con ese tractor D-7? Nadie sabe, nadie supo. Lo que sí se sabe y se dice es que el día en que se quemó ese equipo lo traía a su cargo un inexperto operador, precisamente porque el operador oficial reportó en mal estado la máquina y decidió pararla. Pero el director de Servicios Públicos determinó lo contrario y un sobrino-¿de quién? tomó el equipo y ahí está listo para ser materia prima de una fundidora, o bien, que le inyecten 300 mil pesos, sí, trecientos mil pesos para volver a trabajar. ¿Preocupan los costos políticos? ¿Y los costos económicos no preocupan y quien los paga? ¿IGNORANCIA ESTRATEGIA?.. El pasado sábado vino al puerto el delegado de la SCT en Michoacán, Alejandro Lambretón Narro. Previo al evento por el Día de la Marina, se le entrevistó y….dijo no saber nada del mal estado de la autopista Siglo XXI, dijo no saber de proyectos para ampliar esa vía, dijo no saber cómo va ni para cuándo estará lista la ampliación de la carretera costera. Pero sí dijo: que la Siglo XXI ya está rebasada en su capacidad, y sí, justo eso mismo dijeron ¿sabe cuándo? el mismo día en que la inauguró Vicente Fox. Es decir, que fue tanta la tardanza para terminar esa vía, que cuando la inauguraron ya estaba rebasada. Y hasta ahora se dio cuenta el funcionario responsable de las carreteras. HASTA LA VISTA