Algunos periodistas dicen que no se venden
NO DISPAREN.. Ayer tuvo lugar “un despertar” de comunicadores en varios Estados del país. En Morelia, al igual que en la ciudad de México y otras entidades, se hizo sentir el clamor de cientos de periodistas reclamando seguridad en el desempeño de esta apasionante pero riesgosa actividad. Desde este modesto espacio, me uno al reclamo y a las muchas voces que demandan la aparición con vida de los comunicadores desaparecidos, el esclarecimiento de los no pocos ejecutados y por supuesto el castigo a los responsables.
¡¡NO DISPAREN, SOMOS PERIODISTAS!! Fue una de las principales consignas en las movilizaciones coreadas por la inusual manifestación de los comunicadores. Mucho se ha dicho sobre legislar para la seguridad de los periodistas. No pocos políticos han expuesto temas y temas sobre el tema y no se avizoran avances concretos. Cierto, el trabajo del comunicador ha sido la elección del comunicador mismo. Más las circunstancias de la inseguridad, de la violencia cotidiana y de los problemas sociales y políticos, que envuelve el desempeño de los periodistas, están íntimamente relacionados con la responsabilidad gubernamental que ha incumplido de manera tangible. El periodismo es una labor apasionante en todos los sentidos, que seguramente quienes lo ejercemos, lo hacemos dominados más por el sentir interior que por la retribución económica, como es el caso de muchas otras profesiones. El comunicador es víctima de quienes se sienten supra poderosos, ya sea por su riqueza material o por la estatura política que creen tener sobre los demás. ¿Habrá diferencia entre la amenaza de un supuesto delincuente a la de un político que estalla contra un comunicador por lo que escribe? ¿Habrá diferencia entre los insultos y/o agresiones de un supuesto delincuente a las de un grupo de sujetos amparados en su ideología? ¿Cuántas agresiones hemos sufrido los comunicadores a manos de quienes se dicen maestros y grupos a cuya cabeza van líderes sindicales sin escrúpulos?Nos han dañado equipo, nos han golpeado físicamente y no pocas veces nos han llevado a la indeseable “autocensura” precisamente por la falta de seguridad y la endeble garantía de ejercer la “Libertad de Información”. Por eso y por mucho más es de resaltarse la salida a las calles de los comunicadores que el pasado domingo hicieron eco en los espacios noticiosos del país. Ojalá que el asesinato del periodista veracruzano, Gregorio Jiménez, se convierta en la gota de sangre que derrama el vaso por tanto tiempo rellenado. Ojala y que las autoridades, y los políticos “supra naturales”, atiendan y entiendan que la noble labor de los comunicadores tiene la misión de servir al país y de coadyuvar en las causas que engrandecen y fortalecen a la sociedad. HASTA LA VISTA