Indicador político
A cuatro semanas del día de las votaciones, fecha en que conoceremos la encuesta real que determinará la decisión de los ciudadanos michoacanos para elegir a sus alcaldes, diputados y Gobernador, las campañas proselitistas de los diversos partidos para conseguir los votos que los hagan ganadores, se encuentran en el paroxismo electoral.En lo general caracterizadas, por el despilfarro de recursos en basura electoral, la frivolidad en spots y propaganda vana; las reiteradas, eternas e incumplidas promesas sobre la ecología, la salud, el empleo, la educación y el desarrollo económico, y lo más novedoso, la aparición cada vez mayor y sin el menor recato, de los mercenarios de la política, que como chapulines saltan de extremo a extremo de la geometría ideológica.Que alguien nos explique, por favor, en donde quedaron los valores, principios y posición filosófica, de quieneshoy se profesan fieles seguidores de un partido y mañana de otro con ideología y principios diametralmente opuestos. O peor aún, que van y vienen a conveniencia.
El botín político en que hoy se han convertido los puestos públicos de elección popular: desde las regidurías de los más modestos ayuntamientos, en donde reciben desproporcionados sueldos a cambio de servir de cómplices del mandatario en turno sin importar color o partido, hasta la gubernaturas,pasando desde luego por los congresos estatales y el congreso de la unión, espacios de negociación para la repartición de recursos, mediante jugosos “moches” de por medio, han conducido a la mercantilización de las elecciones, en donde lo importante es ganar a como de lugar, sin importar medios para ello. Como dijera el clásico: “haiga sido, como haiga sido”.Vivimos en un país lleno de mafias, de todos los tamaños y colores. Mafias chicas, mafias grandes. Mafias de partidos, mafias de profesionistas. Mafias de burócratas, mafias familiares. Mafias públicas, mafias privadas. Mafias oficiales, mafias delincuenciales. De todo tipo de mafias. Lo importante es crear mafias. Y si no perteneces a alguna, estas jodido. Para qué demonios sirven entonces tantos partidos políticos, y en quémedida contribuyen a la democracia del país, si finalmente terminan aglutinados a los que dicen representar alguna de las tres posibles opciones de posiciones ideológicas, sin importarles un comino sus supuestas plataformas, estatutos y principios.Ya en el pasado reciente, la experiencia nos mostró que no funcionan y que no constituyen más que negocios familiares o intereses de algunos vivales. Y de que han servidotambién tantas reformas y estructuras burocráticas bien pagadas, si lejos de tener procesos electorales de mejor calidad, con partidos y candidatos bien preparados, con propuestas claras y convincentes, tenemosun proceso que más parece un carnaval electoral, en donde el triunfo será de la batucada que genere más ruido y agite con mayor rapidez los banderines o el candidato que cante o baile mejor las canciones de campaña. Ahí tienen como una muestra el candidato panista del primer distrito del vecino Estado de Guanajuato.