¿Puede la llamada “izquierda vanguardista” mexicana reconstituirse y tener la confianza de una cifra considerable del electorado que le permita, en el corto plazo, tomar la conducción de las riendas del Poder Ejecutivo federal?

Algunos militantes e ideólogos de esa corriente consideran factible dicha posibilidad, pero hasta el momento no han formulado ideas o propuestas en la materia.

Más allá de seguir considerándose legítimos represtantes de los intereses sociales de las clases más desprotegidas del país, ninguna iniciativa para superar sus crisis de identidad y credibilidad han presentado hasta hoy.

Ante su pérdida de capacidad de movilización social y, por ende, de representatividad, la ausencia de propuestas serias y sólidas ha sido la constante.

En igual rango o nivel estaría el desafío ante las transformaciones sociales en un mundo global y la aplicación de una agenda de intervención en la economía y redistribución.

Hoy los mercados laborales son más inestables y heterogéneos, dificultando con ello el desempeño de sindicatos o gremios, también en el pasado agentes de movilización social y reclutadores de militantes partidistas de diversa etiqueta.

La “izquierda vanguardista” muy poco ha aportado para encarar este tema y en no pocas ocasiones se ha acomodado a las circunstancias sin plantear un debate serio en la materia.

Los ejemplos sobre los altos costos sociales de las reconvenciones sociales abundan, sobre todo, en Europa, donde la desigualdad y la precariedad rebasan viejas prácticas compensatorias del Estado de bienestar.

Por otra parte, la referencia del Estado nación es más difusa en un entorno global y si la izquierda tenía como razón de ser una oferta político-electoral redistributiva y de expansión en el gasto,  con ese escenario la recuperación del liderazgo y la posibilidad de asumir niveles de mayor representatividad se antoja muy complicada.

Si el PAN y el PRD quieren aliarse para los próximos procesos electorales, no lo harán para darle repuesta a muchos de los desafíos sociales por los que atraviesa el país.

Buscarán detener a una izquierda “radical” que representa Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

En el mismo sentido camina la iniciativa de un grupo de ciudadanos sin partido para impulsar un candidato presidencial en 2018.

Hay un dato que sin duda alguna gravitará en los meses próximos y fue el resultado de la encuesta de Latinobarómetro que se levanta año con año en la región.

El estado de “ánimo ácido”, comentó el semanario inglés TheEconomist, es que los índices de aprobación de los gobiernos de 17 países, han caído del 60 por ciento en 2009 al 47 por ciento en la actualidad.

Asimismo, los líderes latinoamericanos están pasando de ser moderados a practicar  ideologías polarizadas.

Por ello la proporción de encuestados que se hacen llamar de “centro” en lugar de “izquierda” o de “derecha” se ha reducido de 42 por ciento en 2008, al 33 por ciento de este 2015.

El estudio de Latinobarómetro es una importante herramienta para que la “izquierda vanguardista” diseñe mejores propuestas e ideas, a fin de encarar su crisis de identidad y credibilidad, en lugar de mantener un espacio de confort y de relación con el poder político actual que la daña más que fortalece.

De nada valdrá impulsar candidaturas de militantes o ciudadanos de buen prestigio sin atender los retos de fondo y donde se origina su crisis actual.

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La semana próxima arrancarán los trabajos al interior de la 73 Legislatura michoacana para la integración de diversas comisiones.

Es común que los liderazgos de las fracciones mayoritarias busquen el control, sobre todo, de las comisiones de Programación y Presupuesto, Hacienda y Crédito Público, Gobernación, Inspectora de la ASM, Desarrollo Social y Desarrollo Rural.

Cabe mencionar que entre los grupos parlamentarios priva hasta hoy la tesis de que a la titularidad de cada panel llegue un diputado con el mejor conocimiento en la materia.

Entre las prioridades de la nueva administración estatal están los temas financiero, seguridad pública, desarrollo social y desarrollo rural.

En este último rubro se ponderará los mejores prospectos, pero también al que mejores ideas presente para homologar el presupuesto al campo michoacano en relación con la aportación de dichas actividades al PIB estatal.

Aquí jugará un papel determinante el pronóstico que hizo la consultora Aregional hace unas semanas y según la cual Michoacán, cuyo avance económico de 4 por ciento promedio anual entre 2015 y 2017, se verá impulsado por la inversión agropecuaria y la minería, una vez que mejoren las condiciones de seguridad.

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Ante la difícil situación financiera que hay en el estado y en el país todos los niveles de gobierno deberán diseñar y ejecutar planes que permitan optimizar al máximo los recursos públicos que ejerzan.

Para el caso de Zitácuaro se prevé que en un plazo corto el presidente Carlos Herrera Tello ponga en marcha medidas para impulsar las fortalezas de la demarcación, como ser parte del Sistema Cutzamala, un “productor de agua” a través de sus bosques, activos importantes para el ecoturismo y estar en el circuito del llamado País de la Mariposa Monarca.

Además de instrumentar un plan para aminorar el gasto corriente (reducción de salarios y de plazas, cero gastos superfluos y modernización del aparato administrativo), el edil pretende impulsar las actividades comerciales y productivas para que el municipio tenga un desarrollo integral, más allá de la derrama que genera el gasto público a través del funcionamiento del ayuntamiento y de las acciones y obras que se realizan a través del mismo.

En comentarios con este espacio el también empresario constructor acepta que la suya debe ser una administración de resultados rápidos y sólidos, pero sobre todo a tono con su oferta político-electoral que presentó durante su campaña.

Otro tema que Herrera Tello deberá encarar inmediatamente es el de los pasivos de corto plazo que heredó y suman más de 30 millones de pesos. Ya prepara medidas para hacerle frente al problema.