Itinerario político
La fe es una aventura maravillosa siguiendo a Cristo, con la meta más bella y apasionante. Hay que entregarlo todo, como héroes, mártires, santos.
En tu vida. Hay personas generosas y humildes pero que buscan a Cristo con todas sus fuerzas y no se conforman con ser católicos mediocres, cobardes que no entran en el sueño de Cristo de cambiar el mundo.
Hay muchos que se quedan fuera de la gran aventura o andan perdidos en otras cosas. Viven la fe por encimita, desde fuera. Viven sin Cristo, y pierden la meta.
Dios habla. Dios es el gran Señor maravilloso que tiene el sueño más bello para sus hijos. Quiere darnos toda su riqueza, su vida, llevarnos a la lujosa herencia y hacernos sus hijos.
La obra la realiza Cristo en su momento decisivo, pleno, definitivo. El ha conquistado la gloria, ha vencido al Maligno con todas sus seducciones.
Ahora es necesario que todos entren en la victoria de Cristo, que se transforme cada hombre y su mundo y su historia.
Cristo invita a encontrarlo, a entrar en el baño de la salvación, a ir al encuentro de los hombres para llevarnos al encuentro con Cristo, a entrar en el número de los redimidos.
Requiere de hombres y mujeres que quieran dejar la mediocridad, egoísmo, soberbia, vanidad del mundo para entrar en la campaña más bella y la empresa más rica: ser testigos de Cristo, de su sabiduría, de su riqueza de vida, repartir el premio más grande, inimaginable, radiante, celeste, eterno.
Encuentra a sus apóstoles, concretamente Pablo, un hombre de una personalidad muy rica, de cualidades excepcionales, bravo, generoso, idealista, inteligente, místico, un genio.
Cristo lo libró del error y de la muerte, le salió al paso en el camino de Damasco. Lo convirtió y puso sus magníficas cualidades, su tremenda energía e idealismo a su servicio. Los hizo un apóstol, campeón del evangelio.
Pablo con verdad y humildad entrega su personalidad en la Carta a Timoteo. Es grandiosa el alma que aparece en el texto, un destino y una realización incomparable. Muestra una pasión por Cristo y virtudes que entusiasman y animan a seguir al Maestro, Cristo.
Siente el final de su carrera y puede afirmar: “he luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe”.
Con la conciencia del deber cumplido, no duda del premio: “ahora sólo espero la corona merecida con el Señor, justo juez me premiará y no solamente sino a todos aquellos que desean su glorioso advenimiento”.
… El Señor estuvo siempre a mi lado para que por mi medio se proclamara el mensaje de salvación para que lo oyeran los paganos”.
El Señor lo libró de tantos peligros. Afirma seguro: El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará sano y salvo a su Reino celestial”.
La gente, los creyentes necesitamos modelos que nos sacudan y nos animen a seguir las metas más altas, a entregarnos con pasión, a dar la vida por la causa de Cristo, por sacar a los hombres del lodazal de la corrupción, las seducciones y el crimen y llevarlos a la vida que sí vale en la herencia eterna, en el Reino.
Nos transformaremos, encontraremos una vida apasionante por un triunfo sublime para nosotros y para todos los hombres.
Vive intensamente. Entra en la gran aventura de Dios con pasión, maravillado. La vida tendrá sentido, no vivirás en vano. Alcanzarás el premio más grande, el único que vale, eterno, perfecto.
Cristo con nosotros. Cristo está con nosotros, el salió al encuentro de Pablo, nos alimenta con su Palabra y se nos estrega en el sacramento de su cuerpo y su sangre.
Para platicar en familia. Comenten: ¿Por qué nuestra fe es tan superficial, aburrida, apagada? Cuándo vamos a encontrar a Cristo y a darle un sentido diferente a nuestra vida de fe?