Cárceles vacías: retos del Sistema Penal Mexicano
Hacia una nueva Constitución
Desde hace años diversos actores de la vida pública nacional han propuesto que la vía para darle un nuevo rumbo al país debe fincarse en la construcción de un marco jurídico sólido, coherente, nacionalista, equitativo y con sentido social. Esto es: una nueva Constitución de la República, que responda a los intereses de las grandes mayorías de la sociedad, que vele por los derechos humanos de todos los individuos, que garantice que los recursos naturales, tanto los no renovables como renovables, se destinen de manera racional y eficiente a satisfacer las necesidades de la población en su conjunto, y no al usufructo de grupos de interés, como sucede actualmente. Una Constitución que garantice la equidad, la participación igualitaria en la definición de los grandes temas nacionales, que establezca las bases para garantizar la seguridad jurídica y otorgar la seguridad física a cada persona, que genere oportunidades iguales para todos, que recupere el sentido ético en la vida diaria, quedetenga la violencia, contribuya a erradicar la corrupción y la impunidad, y lassancione con el peso de la Ley.
Mientras la Constitución de los Estados Unidos, adoptada en 1897, ha sido sujeta en casi 230 años de solo 27 enmiendas, la Constitución mexicana, vigentedesde 1917, ha sido manoseada hasta el cansancio a través de más de 640 modificaciones que se le han introducido desde entonces. Ha sido reformada en muchos casos para validar reformas económicas concebidas para responder a expectativas de grupos de interés, tanto nacionales como trasnacionales, pero no para fortalecer y garantizar los derechos fundamentales del conjunto de los mexicanos.
Pensar que quienes representan al pueblo de México en el Congreso de la Unión y en los congresos locales, asumirán en algún momento la tarea de reformar la Carta Magna vigente para que esta recupere la esencia del constituyente de 1917, resulta una falacia. La inmensa mayoría de los integrantes de los poderes legislativos en sus ámbitos de competencia (ya sea federal o estatal),responde no a las prioridades de sus supuestos representados: el pueblo de México, sino a los designios de sus partidos, a intereses de grupo, y en buena medida a sus prioridades particulares. Eso queda claro cotidianamente.
Para recuperar el rumbo,el país requiere se requiere sí de una nueva Constitución, como lo propone el Movimiento Por México Hoy, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, pero no resultado de la voluntad de quienes han llegado y llegarán al Congreso de la Unión y a sus contrapartes locales, por gracia de los partidos políticos que los respaldan, sino a partir de la conformación de un Constituyente que se integre de manera transparente y plural, en el que participen mexicanas y mexicanos con probada calidad moral, representativos de todos los sectores de la sociedad y de cada región del territorio nacional.
La tarea no resultará fácil pero hay que construirla, si queremos un México prospero y promisorio para las siguientes generaciones.