Nombre: manifestación, apellido: vandalismo/Roberto Arias Trujillo
En Michoacán desde años atrás vivimos en el tiempo de las manifestaciones, muchas de estas de formas poco pacíficas y vacías de respeto y dialogo. ¿Hasta cuándo se va a respetar el derecho del ciudadano promedio, tanto como el de aquel que sale a las calles de manera “organizada” a luchar por sus “derechos”?ó¿es cuestión de que los ciudadanos que no utilizan este mecanismo, tienen menores merecimientos de atención y respeto, por el simple hecho de no ocasionar caos en las calles o salir a gritar y hacer desmanes cuantas veces se les venga en gana?
Si bien es cierto que las manifestaciones son reacciones que se realizan debido al hartazgo de algunos sectores o grupos de la sociedad, también es muy cierto que se ha vuelto un hábito político para buscar la desestabilidad de quien encabeza las acciones Gubernamentales y una manera habitual de luchar por sus intereses personales a nombre de una “lucha justa y social”
Se me vienen tantas preguntas a la mente a la hora de ver las atrocidades que se llevan a cabo a nombre de la libertad de expresión, que me gustaría realizar algunas preguntas:
¿El mensaje a transmitir de nuestro Gobierno es que solo hay una forma de llamar su atención… y esa es generando caos? ¿El mensaje es que si queremos encontrar que nos abran las puertas o volteen a vernos, es salir y secuestrar camiones, gritar en las calles y destrozar la vialidad? Si ese es el mensaje, me parece que estamos caminando hacia atrás como sociedad.
Lejos de generar respeto a la libertad de expresión y manifestación, generan desencuentros, rencores y hartazgo social dentro del mayor porcentaje poblacional, pues más allá de los motivos de la manifestación, bloqueo o toma, debemos poner como principal puerta de análisis, la manera en cómo se lleva a cabo.
Es importante que al hablar de la libertad de expresión, no contrapongamos la libertad de tránsito, la falta de respeto, los valores, el caos económico y el mensaje claro de ingobernabilidad.
Tal parece que pasan y pasan los hechos en nuestro Estado y la impunidad sigue saliendo a flote. Hoy como en muchas otras ocasiones la ciudadanía ha sido víctima de la lucha de intereses personales con la bandera de la defensa de sus “Derechos”. Un ambiente de inseguridad, odios y desesperanza, es lo que permea cada vez que los civiles pierden la civilidad o los maestros salen a dar clases de comportamiento a las calles.
Los efectos colaterales son grandes, no solo es la movilidad; los negocios son afectados, el turismo, el mensaje al exterior, etc etc. ¿Quién gana con esto? Además de los sedientos líderes de grupos confrontantes. No cabe duda que es el michoacano el que le causa daño a Michoacán.
Hace unos meses al inicio de este Gobierno escuchábamos a un Gobernador contundente que no iba a permitir que la sociedad viviera bajo el asecho de las manifestaciones, sin duda un mensaje emotivo y lleno de esperanza, ¿Pero? ¿y luego? ¿Así será este sexenio?Por amor a Michoacán espero que no. Estamos ávidos de percibir hechos.
Sin entrar en temas de comparación, habría que voltear a ver a países como España, Francia, Alemania e Inglaterra quienes en algunas de sus ciudades tienen reguladas las marchas y el derecho a la manifestación está asegurado, quizá algo podamos adecuar por acá. Estoy a favor de la libertad de expresión y manifestación pero nunca lo estaré del vandalismo.
Enserio ¿Será que regular sería un golpe a la libertad? o un autogolpe a una histórica forma de desestabilizar y generar hartazgo social para deslegitimar cualquier acción gubernamental.
Al tiempo.