Los números finales
En tu vida.Hay muchos que hacen de la navidad una fiesta mundana, de compras y consumo, algo vulgar, común, está vacía de Dios, le falta el toque mágico, divino.
Pierden los tesoros espirituales de fe, se han dejado ganar por el materialismo, la rutina, una vida placer corporalplacer corporal.
Dios habla.Hay fiestas que son sólo del cuerpo, “al cuerpo lo que pida”. Es la dimensión de la bestia, olvidando la del ángel.
Son fiestas fallidas, algo les falta, dejan un no sé qué de insatisfacción.
Les falta plenitud porque dejan la parte de ángel con su sed. Actualmente los valores espirituales son relegados. La gente es insensible al tremendo atractivo de los huracanes del alma: amor, ilusión, esperanza, trascendencia, el mundo celestial.
El gran secreto está en alzarse de las pachangas y “ondas” del cuerpo, por más que algunos manden no negarle nada al cuerpo, al instinto.
San Pablo, gran maestro, invita a enriquecerse con la Palabra de Dios que te levanta a un mundo maravilloso, mejor.
Ay que acceder a un nivel más puro, más alto que la comida, el sexo, el desenfreno. Existe un placer genuino, espiritual, del orden del amor, el afecto, la libertad de buscar los valores más nobles. Hay que aprender a volar como ángeles, buscar el acceso a mundo de Dios, darle a la fiesta un toque divino, diferente.
Dios es más que un mago que transforma la realidad en algo brillante, transparente, más allá de las expectativas. El te lleva a las realidades de lo alto.
Con Dios, la fiesta tiene una hermosura superior, un toque imprevisible, muy por encima de los deseos humanos.
Dios se deja alcanzar, se deja invitar, está dispuesto a estar en tu fiesta y dar el toque mágico, en la realidad no
en los cuentos.
Hay que acercarse a él, platicar con él en la oración y escucharlo. El tiene el secreto para la fiesta del amor y la alegría desbordante.
“Velen ustedes”, aconseja el Evangelio para estar a la cita, para no perder el paso de Dios, es muy fino, hay que captar su modo de venir.
No hay que atiborrarse de comida y y regalos de consumo, tener el pozo del alma repleto de cosas vanas, frívolas y nocivas.
Hay que estar irreprochables para el día de su advenimiento, invita Pablo, libre de dependencias, bajas pasiones, vicios.
Despierta el deseo de recibir al Bien de tu vida, Dios, él la felicidad honda que esperas. Ansíalo, exclama con Isaías: “ojalá rasgaras el cielo y bajaras”.
El esperado de las naciones se deja encontrar por quien estudia su Palabra y lapone en práctica: “tú sales al encuentro de quien practica la justicia y cumple tus mandamientos”, afirma Isaías.
Tips para la fiesta de navidad más bella:
Vuelve a Dios como a una fuente sin contaminación, fresca, de energía, de esperanza.
Decídete a ir contra la corriente del mundo que quiere venderte sus productos. Quiere hacer grandes negocios no le importas tú ni tu dignidad.
Busca el ambiente espiritual de tu parroquia. Comparte tu fe y la alegría de preparar el nacimiento del Bebé más esperado.
Déjate llevar de la mano a la meditación, no apta para principiantes, de la Palabra eterna, Dios mismo te guía. Llena de Dios el ambiente.
Dios te dará más tips en la comunidad que escucha, ora y celebra la misa.
Vive intensamente.Elévate de la sociedad stressada, aturdida, arrastrada en el mundo de dinero y consumo. Celebra navidad en un lugar secreto, diferente, apartado.
Cristo con nosotros. Cristo, Dios envía su Espíritu Santo para prepararnos a su venida. RECÍBELO, prepara la cena de navidad con los signos sagrados de pan y vino.
Para reflexionar en familia. ¿Queremos una fiesta profana que deja gastos, “cruda”, hastío, cansancio o la fiesta divina que deja plenitud, sensación de gloria y paz?