La lucha de Abelina por el Acapulco pobre
En muchos países, preferentemente en Europa, existe un esquema de oposición constructiva, en donde de manera paralela al gabinete legal de un gobierno, se designa el gabinete sombra. Este tipo de gabinete es una de las características del régimen político británico y funciona en los sistemas parlamentarios y tiene su origen en Inglaterra.
De acuerdo a los estudiosos de la política internacional, este tipo de oposición es designado por el propio monarca de Inglaterra, después de que se celebran las elecciones, el líder del partido mayoritario es llamado por el monarca para formar gobierno. Posteriormente, el segundo partido asume el papel de oposición y se le denomina “gabinete sombra”. El cual está integrado por miembros de la oposición, que dirigidos por el líder de la oposición, conforman un gabinete alternativo al gobernante, donde sus integrantes hacen una crítica y analizan el actuar del titular del cargo en cada uno de sus ministros.
Con este esquema se construye una democracia en donde el gobierno está obligado a VER y ESCUCHAR a la oposición, y construir con ellos políticas públicas efectivas que atienda las demandas de los ciudadanos.
Sin embargo, en México el término Gabinete de sombra tiene un significado diferente, y más bien tiene que ser llamado como “Gabinete EN la sombra”. Se trata de un grupúsculo de privilegiados que son el verdadero poder detrás del poder. En las reuniones de este grupo, que en muchas ocasiones es el primer círculo del gobernante, es donde se toman las decisiones de lo que se tiene y lo que no se tiene que hacer.
En la historia de la política reciente en México hemos conocido de sobra muchos ejemplos de este tipo de gabinetes en la sombra: recordemos la injerencia que tenía Martha Sahagún en la toma de decisiones de Vicente Fox, o el grupúsculo de afines a Felipe Calderón, que ahora se disputan los fondos públicos del Senado a sombrerazos.
Sin embargo en el Michoacán de nuestros días, este tipo de gabinete ha sufrido algunas modificaciones a su esquema tradicional: como se sabe, el PRI se vio obligado a emprender su enésimo interinato por problemas internos, en este caso uno de corte personal derivado de los problemas de salud de Fausto Vallejo, lo que dio paso a que su secretario de Gobierno, Jesús Reyna, fuera designado por el Congreso como gobernador interino, en este caso por un periodo de 90 días.
Hay que destacar que desde que se conformó el gobierno del estado, el gabinete se dividió en grupos acorde a las tribus del PRI, sin embargo con el peso de Jesús Reyna en la selección de secretarios. Sin embargo, Fausto Vallejo se dejó para sí lo que consideró como las posiciones claves, por ejemplo Finanzas, Comunicación Social, Contraloría, Planeación, Desarrollo Económico y Turismo, entre otras. Cediéndole de paso la seguridad al gobierno federal.
Sin embargo, ya con el peso de los padecimientos a cuestas, Vallejo tuvo que dejar la estafeta en Jesús Reyna, esto con el descontento de aquellos sectores del PRI no afines al oriundo de Huetamo.
Por los que desde la salida de Fausto Vallejo del poder, se erigió un nuevo tipo de gabinete en la sombra, en este caso representado por su hijo Fausto Vallejo Jr, quien no ha permitido que las cosas de sus padres salgan de Casa de Gobierno, y que no ha permitido ceder el espacio del despacho del Ejecutivo a quien es el gobernador en funciones, en este caso Reyna García.
Con gran desparpajo, Fausto Jr. se sienta en la silla del gobernador, gira instrucciones y en muchos casos desdice las ordenes que previamente había tomado Jesús Reyna. El hijo del gobernador con licencia también marca línea a las áreas de comunicación social, y toma decisiones políticas, esto sin el menor pudor y sabedor que no forma parte del gobierno, que no ostenta ningún cargo y que nadie lo eligió para asumir estas funciones.
Pobre Michoacán, ya que ninguna de las dos personas que dicen gobernar fueron elegidas por voto popular, y en su pugna están llevando al estado a la decadencia.
Este gobierno carece de plan estatal de desarrollo, carece de ruta y de objetivos a alcanzar y entre más se aproxime la fecha para la sucesión, las disputas internas serán más evidentes y severas.
Ellos decían que Michoacán merecía respeto, y aquí nosotros volvemos a señalar que Michoacán no los merece.