Segundo debate presidencial: ¿Corrupción o transformación?
Tenemos una invasión de spots políticos y de informaciones como una plaga que nos invade por dondequiera sin dejarnos descanso. Asistimos a un fenómeno de mercadotecnia política que busca ganar clientes que los lleven al poder como un jugoso negocio. Son mensajes que nos asedian, se multiplican en soberano desorden y confusión, en todos sentidos, no presentan líneas de conducta, actitudes firmes, decididas ante los verdaderos problemas del país, como el del poder del crimen organizado. Como no hay un sistema de valores de pensamiento, no presentan un modelo de nación, estructurado, coherente, basado en la verdad. Urge un modelo de nación, fincado en la verdad. El hombre fue creado para la verdad, podemos descubrirla, asumirla y seguirla. Sólo con la verdad saldremos del caos, corrupción, mentira.En la tradición creyente de la cultura occidental se presenta a Dios como sustento, como roca firme, inmutable de la verdad. Abundan en la Biblia expresiones como ésta: “todos tus caminos, Señor, son verdad y justicia”. El Mesías, que entregó su vida para crear un mundo de amor, ora así por sus discípulos: “Yo me consagro (sacrifico) para que ellos también sean consagrados en la verdad”.En la sociedad influenciada por los medios de comunicación, la verdad se encuentra fragmentada, atomizada, adulterada. Tratan de vendernos migajas de verdad. Cuántas veces nos las tragamos. En nuestro medio lleno de tecnócratas y carente de pensadores y filósofos, no se plantea el problema de la falta de verdad. Tampoco vemos luchadores de la verdad sino sofistas.Estos vienen de aquella escuela griega de falsos filósofos, prestidigitadores de la palabra, no para buscar la verdad sino para envolver, hacer creer. Cuántos personajes públicos vienen a vendernos sus ideas, las que sean, independientemente de que sean conformes a la realidad o no. Nos llenas de sofismas. Es una forma de dogmatismo: ellos decretan lo que es la verdad. Un defecto lógico es el maniqueísmo reinante que ignora que la realidad es una mezcla de error y verdad, como uno claroscuro. Esta tendencia se suma a una rara enfermedad, ¿daltonismo, esquizofrenia, alucinación? Los aspirantes al poder sólo ven logros en su partido, todo lo hacen bien y en el partido de enfrente sólo ven fracasos, todo lo hacen mal.Como señalan los comunicólogos, las personas han perdido los valores filosóficos, se ha perdido la capacidad de pensar. En su línea de conducta, ya no se respetan las leyes de la lógica, herencia de Aristóteles y los grandes filósofos griegos, patrimonio de la cultura occidental. El problema es de peso, al grado de preguntarnos si los hombres públicos quieren mentir o ellos mismos están cautivos en su pequeño mundo de mentiras. ¿Es cinismo o inconsciencia? La verdad es coherencia de los pensamientos y afirmaciones con la realidad y vale para todos los lugares y para todos los tiempos, también para el pasado. Los ejemplos abundan. Los candidatos de un partido se promueven como agentes del cambio, cuando sus antecesores no sacaron la mayoría de iniciativas y frenaron las reformas estructurales. Su afirmación carece de sustento.Para no hacer guerra sucia, ¿Hay que ocultar la verdad de la gestión de los gobernadores que no hicieron la tarea, firmada ante notario o no? ¿una obra que quedó abandonada no debe tomarse en cuenta porque no estuvo en los compromisos notariados? Ignoran que también era compromiso, no firmado, del gobernador. Se generalizan afirmaciones de alcance particular. Como quien afirma que se detuvo el avance del país pero no precisa en qué renglón e ignora los avances que se dieron en otros campos. Como quien afirma que su partido cumplió en su Estado pero ignora los incumplimientos en otros Estados. En resumen, ¿los candidatos y partidos no están ofreciendo la verdad, en las afirmaciones de sus spots y discursos o qué nos están ofreciendo? ¿Si no ofrecen la verdad como valor absoluto ¿qué podemos creerles, para qué nos hablan? ¿Qué caso tiene escucharlos? ¿Cómo les podemos confiar los destinos de nuestra patria? Los ciudadanos debemos pensar, ¿es posible, con qué esfuerzo? Hay que conocer a nuestros futuros gobernantes y dizque representantes populares. Necesitamos medirlos con el parámetro de la verdad, descubrir sus mentiras y conocer el valor de su persona.Así decidiremos el futuro de nuestra nación, eligiendo autoridades. Cada ciudadano es soberano de la nación, tiene el poder en sus manos. Nos toca hacerlo [email protected]