La opción
¿En tu opinión, muy respetable, qué tan profunda es la crisis de la educación entre nosotros, cuál es su alcance y la trascendencia de sus consecuencias? ¡Aguas con la educación! El grito se queda corto ante la gravedad de la crisis educativa. No es privativo de Michoacán es un mal nacional y mundial, una emergencia, como la nombra Benedicto XVI. ¡Atención! En el problema estamos metidos todos porque a todos nos afecta y todos somos responsables, todos educamos. No se puede fingir demencia porque los resultados no son materiales y aparentemente no te hieren en lo vivo, el problema afecta al cuerpo social y a cada uno de sus miembros como un sida callado y de apariencia simple. No es sólo la presencia de muchos profesores que toman la ciudad y la desquician, provocando contaminación y la indignación de las multitudes que se sienten tomadas como rehenes. Eso es sólo la punta del iceberg. Debajo hay una montaña de problemas intricados, perversos muchas veces y devastadores como un temblor de tierra de nueve grados y muchos años de duración. La importancia de la educación es fundamental, clave en la vida humana, está en juego la supervivencia y una vida digna. Por la educación se renueva la familia humana con la transmisión de la riqueza cultural, espiritual. Por la educación, la sociedad se perpetúa, al transmitir su sabiduría, sus avances, su experiencia, su cultura. Es la generación de la vida en el orden espiritual. Para resolver el problema, no basta con ser pragmáticos y tener una buena didáctica y algunos principios pedagógicos. Hay que pensar mucho para definir el ideal de hombre que queremos formar, no sólo una unidad de producción de bienes materiales y dinero. No basta esta forma de pragmatismo. Hay que definir también el modelo de país. Esta causa final orienta toda vida en sociedad y toda la actividad educativa. No hacerlo tiene consecuencias muy graves: quedarnos con una educación fragmentada y parcial, atender sólo una dimensión de la persona y transmitir sólo conocimientos. La Reforma Educativa establece que la educación debe ofrecer conocimientos, destrezas, actitudes y valores. El documento de los obispos pone en el centro la persona y su desarrollo integral, de manera que se realice a sí mismo y sea capaz de amar y de servir. Educar es “formar e impulsar una persona para que alcance el desarrollo de su conciencia y la madurez de su ser… Desarrollar integral y armónicamente las capacidades de cada ser humano. Señala elementos esenciales, que pasan desapercibidos en las reformas y programas de otras instituciones, presidentes secretarios que conducen la comunidad humana. Así la formación de la conciencia para saber elegir: yo te pongo ante el camino de la muerte y de la vida, se afirma en el Deuteronomio. Señala valores que hacen la vida pura, bella, extraordinaria: hay que educar para la búsqueda de una verdad que no se negocia ni se manipula, como la verdad de los delitos de Florence Cassez. Hay que entrenar para el ejercicio de la libertad, llevar de la mano en la vivencia del amor. Se necesita educar para encontrar el sentido de la vida. Se busca un sentido trascendente que no se limita a los negocios del mundo y las cosas materiales, ni a la a la relación con el hombre finito, voluble, mortal, ni a una felicidad hueca y pasajera. Estos conceptos son profundos, nombran valores, tesoros que hacen a la persona excelente, capaz, ultramoderna y esencialmente feliz. Hay que guardar la integralidad. No podemos fragmentar la vida del hombre, en el trabajo, la iglesia, ante los medios de comunicación. Todo en la vida tiene una dimensión educativa, sus instituciones, su actividad, la Iglesia y el gobierno. No se puede dejar sola a la escuela y ni al profesor en el salón. Hay preocupación en el ambiente, inquietud, el gobierno propone un camino de solución y ha emprendido una reforma educativa, es un eje de los nuevos programas gubernamentales. Ya antes el Papa Benedicto XVI, en la escala mundial, ha señalado la situación tan grave que le llama emergencia educativa. Siguiendo la orientación, los obispos de México han estudiado el fenómeno y han publicado un precioso documento de actualidad y lleno de sabiduría milenaria, “EDUCAR para la nueva sociedad”. La inquietud y el interés son compartidos por los sacerdotes que atienden directamente a los hijos de Dios en la pastoral, sobre todo en las parroquias. En estos días, obispos, sacerdotes y laicos de las cinco diócesis que hay en Michoacán y representantes de todas las parroquias de Michoacán están reunidos en sesión de estudio, compartiendo experiencia y la búsqueda de soluciones educativas. Analizan la realidad y estudian el documento de los obispos, guiados por especialistas del ámbito eclesial y del magisterial. Buscan la manera de transformar su tarea de llevar a Cristo a las comunidades creyentes y a todos los hombres y así transformar incidir en la educación y transformarla. Es necesario que entremos todos, los institutos, los grupos sociales y los individuos como promotores de una educación adecuada. Es necesaria la vinculación entre los más grandes sectores e instancias de la familia mexicana: hay que vincular educación y gobierno, educación y evangelización de la Iglesia, empresas, medios de comunicación… La sociedad en su totalidad, todos sus miembros deben educar. Debemos hacerlo integralmente, en todos nuestros actos. En todo lo que hacemos transmitimos valores a las nuevas generaciones. Queremos llegar al ideal de hombre, en su plenitud que desarrolló sus dones personales. Así alcanza su destino definitivo, grandioso que el Creador asignó.