Ecosig, prohibidas en México
Los chicos que van a la escuela son ríos de vida y esperanza que corren en nuestras calles. Hay una esperanza en todos, a veces tácita, de que ellos sean hombres nuevos capaces de crear un mundo nuevo sin corrupción ni mentira, ambición ni inmoralidad hasta el cinismo. La aplicación, la seriedad el amor a la misión de muchos profesores son motivo de esperanza. Tales mentores inspiran confianza. Por desgracia no son la mayoría, lejos de eso. La crisis educativa es un golpe bajo, demoledor, es un virus que mata la vida en sus comienzos, desde sus primeros años de crecimiento. Los pecados contra la educación, ponen en riesgo un futuro de grandeza y progreso y una vida digna y tranquila. Los golpes a la educación redundan en servicio al crimen organizado y la violencia. La educación está en crisis en toda la humanidad. El Papa Benedicto XVI llama la atención sobre la emergencia educativa. La crisis es otro nombre del cambio, trae problemas pero trae también oportunidades, es sinónimo de vida nueva con sus exigencias duras de renovación y adaptación. Es la evolución de la humanidad en la historia, es la revolución que ha causado la tecnología, renovando todos los aparatos, concretamente los que sirven a la comunicación electrónica, casi inmaterial, invisible. “El medio es el mensaje”, afirma Marshall Mc Luhan, es decir que la presencia de la tecnología renueva el mundo alrededor de los inventos electrónicos que son fuente y red de comunicación. No es nada más la comunicación la que cambia, toda la vida se renueva, la comunicación hace la revolución en todo lo que le rodea. Cambia el hombre, su manera de aprender las cosas, de relacionarse, su cosmovisión, sus lenguajes, costumbres, todo. El cambio de época es como un huracán que nos ha envuelto, arrancado de nuestras seguridades y costumbres y nos transporta a un mundo nuevo en el que nos sentimos perdidos, sin entender sin soportes de donde agarrarnos, sin metas ni señalamientos. El huracán agita todo. Los sistemas de valores tradicionales se quedan en el pasado, lo mismo que las pautas de conducta y los comportamientos. Hay que reinventar la vida con sus lenguajes, para educar. Sólo así estamos despiertos, atentos y disponibles para “estar en la jugada” de los tiempos nuevos, ultramodernos, en la era de las comunicaciones. Hay factores muy concretos de la nueva era que cambian la vida del hombre: las exigencias del trabajo, los desplazamientos, la diversión, la información anárquica que nos llega de todo el mundo con su valores y antivalores que nos han hecho seres masivos, modelados en serie, habitantes del mundo convertido en una aldea global, imagen debida también a Mc Luhan. El cambio, como un huracán o como un temblor de tierra arroja como resultados personas fragmentadas. El hombre de hoy no logra crear la unidad en su persona, en su vida, en la orientación a su destino definitivo. Así no logra integrar los valores familiares con los laborales, con los religiosos. Así el valor de la fidelidad conyugal lo vive en la familia, en la Iglesia acepta el valor sagrado del matrimonio, pero en la diversión y el trabajo se le olvida, es otra cosa. La crisis de la educación viene por un lado de este cambio de época, las referencias conocidas e inmutables entran en transformación. El hombre debe adaptarse al cambio, estar al día, ubicarse y orientarse en la nueva cultura. Hay que informarse, reeducarse, adaptarse a los nuevos estilos de vida. Hay que educar sus facultades para entender la nueva época, responder a los nuevos estímulos y tomar el control de su persona, su familia, la sociedad. Es una educación creativa, novedosa y una actitud de disponibilidad, de búsqueda la que nos hace falta. El reto se nos plantea a todos, tal vez más a los papás, los educadores, los profesores. Hay que estar en formación permanente, investigar, inventar, crear la educación nueva del presente y del futuro. Hay que aceptar las oportunidades de cursos, seminarios, la carrera magisterial, las prueba de enlace, la demás pruebas. Además de todos los rezagos, atrasos, vicios que se repiten, ignorancia, caos en el sistema educativo, tenemos ahora que enfrentar el cambio. Necesitamos una acción que sea verdadera educación, no pérdida de tiempo o mera transmisión de conceptos y técnicas. Necesitamos un esfuerzo suplementario para hacerle frente a la situación nueva y preparar un futuro seguro, rico, con sentido. La máxima renovarse o morir vale para todos, de manera más directa para el mundo de la educación y para el sistema educativo. Ah, si entendieran esto algunos sindicatos de maestros.