Poder y dinero
Dolor, frustración, enojo, atropello, abuso y un profundo sentimiento colectivo de despojo es lo que Zamora ha sufrido y ha sentido los últimos días a raíz de los acontecimientos sufridos por Mamá Rosa y su Casa Hogar. Desde que yo recuerdo, Zamora, jamás, nunca, había padecido lo que no está muy lejos de ser una calamidad. Sí, calamidad, definida. entendida y sentida como aquella desgracia, adversidad o infortunio que afecta a muchas personas.
Mi historia y la de mi familia encuentran en Zamora, Michoacán, su origen y, seguramente, encontrarán aquí mismo los últimos capítulos de su relato. Zamora es una ciudad que con el paso de los años ha prosperado y con el paso de los años, también, ha desarrollado problemáticas con las que hoy día lucha o no ha terminado de resolver. Quienes vivimos en Zamora somos consientes de ello, conocemos los problemas de la ciudad, conocemos la ciudad, nos conocemos entre nosotros.
Sí, los zamoranos nos conocemos entre nosotros, conocemos al señor de la fruta, conocemos al señor de las tostadas, conocemos a los que tienen familia en Estados Unidos y hasta tenemos bien claro quienes son los que asisten al Santuario Guadalupano. Sin embargo, hay una mujer que todos conocemos en Zamora, ancianos, adultos, jóvenes y niños, todos la conocemos. La conocemos porque es un personaje de nuestra ciudad, la conocemos porque es especial. Sabemos que ella, el diez de mayo, recibe no uno, ni dos, ni tres, ni diez abrazos y felicitaciones de sus hijos. Ella recibe cientos, sino es que miles de felicitaciones ese día. Me refiero a Mamá Rosa.
Quienes formamos parte de la comunidad zamorana conocemos el trabajo de toda una vida, a sus 80 años, ha dedicado más de 60, en cuerpo y alma, a una de las labores altruistas más elevadas que puedan existir: darle a niños huérfanos, maltratados y/o en condición de calle un hogar, alimentación, educación y la posibilidad de construir un futuro mejor que el que habrían tenido de no haber llegado al cuidado de Mamá Rosa.
No han sido decenas ni centenas de niños los que ha forjado Mama Rosa, han sido miles, decenas de miles de niños los que han estado al amparo de Mamá Rosa y quienes son la prueba más contundente que el actuar de Mama Rosa y la casa hogar “La Gran Familia” han beneficiado a nuestra ciudad, a nuestro estado y a nuestro país. Asimismo, todos sabemos que Mama Rosa ha hecho esta labor de manera independiente ya que no recibe financiamiento público de gobierno alguno, la casa hogar y la manutención de los niños se financia de manera autónoma, siempre en un contexto de austeridad y carestía.
Una vida así no merece ser manchada, una mujer como Mamá Rosa no merece ser encañonada por fuerzas policiales y tampoco merece ser difamada por intereses mezquinos. El legado y la obra de Mama Rosa es público, nos pertenece a todos y es fácilmente verificable. Queremos de nuevo a Mama Rosa caminando por las calles de Zamora, preguntándole a las personas, peatones, policías, vendedores ambulantes o lo que fuere, si acaso habrían ya comido para con todo gusto ofrecerles una fruta. Queremos seguir escuchando en la plaza y en las festividades de nuestra ciudad a la Orquesta Sinfónica de niños de la casa hogar, sí esa que alguna vez le tocó a la Reina Isabel cuando visitó nuestro país. Queremos ver a los niños de Mamá Rosa tocar sus instrumentos, bien como parte de una banda o de un mariachi, y seguir admirando los progresos y destrezas que han desarrollado al amparo y bajo la protección de La Jefa. Queremos seguir escuchando de esos niños su canto, su poesía, sus talentos, y qué mejor forma de hacerlo que con la solidaridad de la sociedad y también por qué no, del gobierno, contribuyendo todos a mejorar las condiciones y la calidad de vida de esa Gran Familia.
La labor de Mamá Rosa ha trascendido allende las fronteras. Intelectuales, académicos, políticos, gobernantes, monarcas, líderes de opinión y, lo más importante, la gente del pueblo, han reconocido, admirado y respetado el trabajo que durante más de seis décadas ha realizado Mamá Rosa.
No nos confundamos, una cosa es trabajar en condiciones de amplia austeridad, como lo hacía Mamá Rosa, y otra es, muy distante y diferente, el abuso y esas atrocidades que se hablan de esta mujer zamorana. Una vez más vemos que los medios de comunicación son expertos en crear historias que distraigan la atención de los ciudadanos. No sé con qué intención, no sé por qué “armar” un lío donde no lo hay. ¿Por qué quieren distraer a la sociedad con historias como esta? Lo que sí sé es que los zamoranos no se las creemos porque muchos, la mayoría, tenemos toda nuestra vida conociendo a Mama Rosa. En Zamora #TodosSomosHijosDeMamaRosa