En torno a la verdad
Los retos que enfrenta la producción de alimentos en el mediano y largo plazo parecen inmensos; la estrategia de desarrollo agrícola debe centrarse en aumentar la producción y tenerlos disponibles para una población incrementada y simultáneamente debe revertir la degradación creciente de recursos y el número de personas que viven bajo la pobreza extrema. Las estrategias para el desarrollo tecnológico en la agricultura orgánica necesitan dirigirse de tal modo que eviten las frustraciones del pasado.
Los enfoques de los sistemas sociales de una agricultura orgánica al campo mexicano podrán contribuir a nuestro entendimiento, al uso de la ciencia en modelos de extensionismo que lleven a los productores los conocimientos básicos para el uso de sus recursos naturales y reducir costos de operación al obtener alimentos libres de insumos de síntesis química. Además de dar uso a plantas nativas y a los desechos de origen vegetal y animal que ahora solo contaminan.
En Michoacán se están proponiendo alternativas a las concepciones establecidas de las relaciones entre la sociedad y la naturaleza. Las bases filosóficas de la investigación y el desarrollo agrícolas deben empezar y terminar en el agricultor, entendiendo su percepción del problema e incorporando su evaluación de la solución. La agricultura sustentable y tecnificada es una disciplina en su infancia, que ha aportado más preguntas que soluciones, y que tiene un amplio cuerpo de pensamientos e influencia y enormes perspectivas filosóficas.
La pobreza rural frecuentemente conduce a estrategias desesperadas para la sobrevivencia, y los intentos para satisfacer la urgencia de las necesidades básicas forman un precedente en el corto plazo sobre la importancia de la sustentabilidad a largo plazo. Dadas las restricciones impuestas por su propia pobreza y ambientes políticos usualmente desfavorables, muchos agricultores pobres carecen de acceso a los mercados y a los insumos, así como al crédito y a las tecnologías apropiadas para sus condiciones ambientales o condiciones de extensión de fincas. A medida que luchan para extraer de sus pequeñas parcelas algo para vivir, estos agricultores agotan el suelo.
Como consecuencia de lo anterior, la degradación de todo tipo de recursos (mayor deforestación, erosión del suelo, desertificación, inundación y salinización, contaminación de aguas superficiales y subterráneas, y pérdida de la biodiversidad) está en aumento. La continuidad de las prácticas actuales que conducen a la degradación de nuestros recursos naturales, impondrá serias restricciones ambientales a la capacidad de la tierra para alimentar futuras generaciones.
Las causas básicas para las prácticas que conducen a la degradación de los recursos son la inseguridad en los derechos de propiedad, los sistemas inapropiados para el manejo de recursos, Las instituciones deficientes de carácter crítico, las políticas regionales y nacionales a corto plazo, y una carencia de mecanismos económicos que evalúen adecuadamente los recursos naturales en relación con todos sus potenciales, ahora y en el futuro.
La revaloración de la agricultura dentro de las economías nacionales, la reforma del comercio internacional, la integración regional económica y la urbanización conducirán a la reubicación de la agricultura dentro de las economías nacionales y a una reestructuración de la producción agrícola, en respuesta a aumentos significativos en la demanda de productos tradicionales y más diversificados.
La estrategia dominante del desarrollo agrícola en el pasado, conocida como Revolución Verde, fue un triunfo de la tecnología y un notable éxito económico que dio por resultado un fenomenal aumento en la producción de alimentos. Como señala Conway (1997), “esta estrategia ha sido una revolución con serias limitaciones”, su impacto en la reducción de la pobreza ha sido menor de lo esperado; no ha reducido y en algunos casos ha alentado la degradación de los recursos naturales. Su impacto geográfico ha estado limitado a las regiones con condiciones ambientales, topográficas y edáficas favorables.
Aunque la Revolución Verde tomó como punto de salida el reto de producir nuevos cultivos alimenticios de alto rendimiento y luego buscó determinar cómo llegarían los beneficios a los pobres, esta nueva revolución tiene que revertir la cadena lógica, empezando con las demandas socioeconómicas de las familias pobres y luego identificando las prioridades apropiadas de investigación. Su meta es la creación de seguridad alimentaria y de medios de subsistencia sustentables para los pobres.
La interacción compleja y estrecha entre la población humana y el capital ecológico (suelo, agua, clima, flora y fauna) son fundamentales para la agricultura. Es la agricultura la que refleja más que ningún otro sector estas interacciones que incluyen las relaciones y conflictos entre el crecimiento económico, pobreza y medio ambiente.
La agricultura orgánica permite el manejo de recursos naturales para campesinos pobres en ambientes marginales. Se afirma que una cuarta parte de la población mundial permanece sin ser tocada por la moderna tecnología agrícola y propone un nuevo manejo de sistemas que puede ser diseñado y adaptado en forma de sitios específicos a las condiciones agrícolas altamente variables y diversas, típicas de los campesinos pobres de escasos recursos económicos.
Es claro que la modernización agrícola no ha ayudado a solucionar el problema generalizado de la pobreza rural ni ha mejorado la distribución de la tierra agrícola. Los pequeños agricultores, que representan en promedio 80% del total de los agricultores del país, quedaron al margen del desarrollo, debido a que las opciones que se han ofrecido para modernizar la agricultura han sido inadecuadas a sus necesidades y posibilidades. Los proyectos que impulsaron la diversificación de la agricultura, lograron que el uso de la tierra se destinara a los cultivos de exportación, desplazando la producción de granos hacia el consumo doméstico.