Libros de ayer y hoy
Recta final
Pasado mañana, o sea, el miércoles se acaba esto. Las campañas electorales llegan a su fin para gozar de lo que podríamos llamar: un periodo de tregua, y que finalmente nos llevará a ejercer lo que Giovanni Sartori denomina como “la opinión pública”, la votación, que es el respaldo que un ciudadano le da a un candidato a través de una boleta electoral.
Si me preguntan, yo sí voy a ir a votar, pues matemáticamente ya se ha comprobado que no es posible castigar a los políticos y sus partidos con la ausencia del voto o el voto nulo.
Este proceso también deja cosas positivas. Una buena lección que todos debemos llevarnos de esta terminal campaña es que no es posible ser un elector pasivo. Queda demostrado que los intelectuales organizados, los expertos y la comunidad científica deben poner de su parte para indagar en las propuestas de los candidatos, que, en la mayoría de los casos, alcanzan los umbrales del surrealismo, o sea… “¿aumentemos los salarios y bajemos los impuestos?” De verdad que aún no me repongo de este tipo de “propuestas”.
Hacen falta más asesores expertos y menos “compas” y arribistas oportunistas en derredor de los candidatos, y ya en el poder: más decisiones basadas en el argumento científico y menos en el político.
EL HOSPITAL INFANTIL DA MALA IMAGEN
Parece que a Salvador Abud, el alcalde moreliano de relevo, no le gusta la imagen que dan las personas que aguardan en las inmediaciones del Hospital Infantil. Entiendo que no debe ser fácil tener a un hijo enfermo, y mucho menos fácil debe ser pobre. También entiendo que hay albergues para ellos pues muchos son del interior del estado, pero también entiendo que no hay cabida para todos, además de que como padres y madres no debe ser nada sencillo tener que estar al pendiente de sus niños.
Tal vez el alcalde no entiende de estas cosas, y no porque no tenga hijos, sino porque tiene dinero, de hecho es empresario hotelero y lo que le sobra son lugares para hospedarse. Me imagino que don Chava Abud ama a sus hijos; debería saber el señor alcalde que la gente del Hospital Infantil, también ama a sus hijos y son capaces de aguantar las inclemencias del tiempo, el frio el calor, la lluvia e incluso de privarse de la posibilidad de alojarse en uno de esos albergues con tal de estar cerca de sus pequeños para lo que se ofrezca.
¡¡Buen lunes para todoooooooos!!