¿Te extrañaremos, Castillo?

A mi parecer, Alfredo Castillo se fue más rápido de lo esperado; se fue más por presión de los actores políticos que por deficiente, y es aquí donde seguramente entraré en controversia: ¿cómo calificar el trabajo del ahora excomisionado? ¿Fue eficiente? ¿Cumplió con su Comisión?

 

Lo cierto es que nos guste o no, Alfredo Castillo le propinó severos golpes a las más altas estructuras de los Templarios. Bajo su encomienda cayeron El Chayo, El Kike plancarte y demás cabezas del infame grupo criminal al que ahora sólo le restan un par de agotados cerebros, el más visible: Servando Gómez, alias la Tuta; un astuto criminal que ha sabido evadir la acción de la justicia por sembrar el terror, por chantaje, por coacción  y hasta por carisma, pues gusta regalar dinero entre la población marginada para ganar de ella simpatías y protección. Detenerlo no es fácil pues la estima o el miedo que la gente le tiene lo hacen –al menos momentáneamente– invulnerable a las incursiones federales, principalmente en la región de Arteaga. Es por eso que considero que el otrora encomendero no debió irse, no al menos hasta obtener la captura del cínico criminal.

Con Alfredo Castillo mermaron considerablemente el derecho de piso y pago de cuotas. Inicialmente se manejó una inteligente estrategia autodefensas-gobierno para doblegar a los templarios y se logró, aunque el problema de las autodefensas se haya convertido hoy en un problema a parte. No todo fue malo, también se recuperaron las producciones mineras que criminales mexicanos y chinos saqueaban a discreción en la costa michoacana. Se recuperó un poco la certidumbre entre los productores agropecuarios, se recuperaron huertas de aguacate para devolverlas a sus legítimos dueños y muchas cosas más.

 

ENTONCES ¿POR QUÉ SE DESPRECIABA TANTO AL SEÑOR VISITADOR?

De entrada la estampa de comisionado –que hasta la fecha no he logrado ver como figura legal en la Constitución– causó controversia desde su llegada. No por nada se le llamó “Virrey”.

Castillo no solo atacó a los criminales, también fustigó la figura del gobierno estatal así como de su cabeza: Fausto Vallejo, acción que multiplicó desde el propio gobierno faustista el encono hacia el plenipotenciario presidencial. No conforme con esto, el exvisitador encarceló a varios alcaldes, funcionarios y hasta un exgobernador: Jesús Reyna.

 

Podríamos decir que al filtrarse los narcovideos de la “Tuta Productions” se evidenció también las malas mañas del hijo de Fausto: Rodrigo Vallejo y toda la podredumbre en la clase política. Lo mismo cayeron funcionarios que periodistas y eso no gustó a muchos.

 

A Castillo se le odiaba porque sustituyó al personal de Seguridad Pública y la Procuraduría por elementos del estado de México, cuya policía, la más corrupta del país, es la que hasta hoy nos “protege”. Pero Alfredo fue más allá: cambio el sistema político michoacano y pasamos de ser una democracia a una aristocracia con la imposición abusiva de Salvador Jara Guerrero como gobernador. Hoy se habla que la primera carta era el empresario Adrián Huerta, pero también se dice que el hombre de negocios quería más, quería ser gobernador constitucional y no un simple títere temporal. Adrián se la creyó y terminó con un palmo de narices.

 

¿Que por qué se le odiaba? Porque Castillo también cayó en la mentirosa trampa de la seductora banalidad, pues también gustaba de asimilar la seguridad con actividades insignificantes: conciertos e ingesta de tacos. No dudaba en hacer públicas las imágenes que, con el gobernador de facto, don  Chava Jara, se tomaban con los artistas que ejercían su oficio en tierra michoacana.

 

El rencor a la persona de Castillo también tenía su origen por minimizar hechos sangrientos, por jugar tenis y comprar un caro reloj en horas de chamba.

 

Al visitador se le criticaba por muchas cosas, la mayoría de manera injusta, pero en algo tiene razón nuestro excomisionado: “solo el tiempo se encargará de evaluar su trabajo”.

 

¿Y quién llega en lugar de Castillo? Ahora llega un militar, el General Felipe Gurrola, de quien quizá no haya muchas cualidades en materia de relaciones públicas, de quien quizá no haya sutilezas, diálogo ni negociaciones, pero eso sí, de que se va a notar la diferencia, eso lo comprobaremos en la primera o segunda semana, y no será hasta entonces que podremos decir: ¿Te extrañaremos Castillo?

 

¡¡Buen viernes taquero para todooooooooos!!!