Libros de ayer y hoy
¡Indecisos!
“Los hombres sabios nos han enseñado que no sólo hay que elegir entre los males el menor, sino también sacar de ellos todo el bien que puedan contener”. Marco Tulio Cicerón (106 A.C. – 43 A.C.). Escritor, orador, filósofo y político romano.
En la recta final de las campañas proselitistas a la gubernatura de Michoacán, prevalece un cúmulo de señalamientos, principalmente entre los 3 candidatos que las encuestas presumen como los posibles ganadores, Luisa María Calderón Hinojosa, Silvano Aureoles Conejo y Ascención Orihuela Bárcenas.
Entre las lindezas que hemos escuchado de unos contra otros, destacan: tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, vínculos con el crimen organizado, partícipes de la debacle que padece actualmente Michoacán, abuso de recursos públicos y un largo etcétera.
Ante semejantes acusaciones y presuntos, las propuestas de cada uno de los candidatos prácticamente se desvanecen, seguramente por ello es recurrente la desesperanza de la población que se pregunta constantemente por quién debe votar, quién de todos esos que están señalados de varios presuntos, puede ser el menos malo, el que ahora sí ayude a que Michoacán entero salga adelante y no sólo los cuates, compadres y familiares.
A poco menos de 2 semanas de la jornada de votación, el ciudadano sin partido, el que no espera ninguna ventaja directa de alguno de los que candidatos, debe estar pasando las de Caín para decidir a quién darle su voto, cuando todos se acusan de presuntos actos deshonestos, desafortunados y hasta vergonzantes.
Y efectivamente, no hay más. Si las encuestas no fallan, alguno de esos tres personajes en mención gobernará Michoacán por 6 años, claro si las impugnaciones que seguramente llegarán de todos contra todos, no echan abajo la elección.
Así que una vez más, le invito estimado lector, a que se tome un tiempo para ver, escuchar y percibir a cada uno de los candidatos al Solio de Ocampo, en el ánimo de que usted detecte, si no se puede al mejor, por lo menos al menos malo.
Que tenga la oportunidad de conocer a quiénes les rodean, porque seguramente con varios de ellos formarán su probable gabinete. La decisión es compleja, porque en la estricta evaluación de las crisis que padece Michoacán la mayoría de los partidos son responsable, algunos más que otros, pero finalmente todos tienen algún grado de culpa; y a ello, hay que sumarle que en el recuerdo de las campañas proselitistas, lo que prevalece y se comenta, son todos los presuntos de los que mutuamente se han acusado.
Y sin embargo, todos debemos hacer el esfuerzo para detectar a esa candidata o candidato menos malo, o de plano, acudir a las urnas y anular el voto para manifestar fehacientemente el rechazo a los partidos políticos y a quienes han designado como sus candidatos. Usted tiene la última palabra.
Sorpresa.
A propósito de candidatos, en esta contienda me sorprendió una decisión que tomó mi padre Ramón Monge Monge, buscar ser diputado local bajo las siglas del Partido Humanista.
Desde niño recuerdo a mi papá con un espíritu combativo en la búsqueda de la equidad y el desarrollo de todos los que le rodeábamos, se ha caracterizado por ser un luchador social y un empedernido soñador de que las cosas pueden ser mejores.
He sido testigo de que es un constante generador de ideas, varias de las cuales se han hecho realidad, aunque no siempre le han reconocido la autoría. También lo he visto alcanzar metas y tocar fondo más de una vez, pero se ha levantado y sigue de pie.
Así que en este nuevo intento por hacer algo a favor de los michoacanos, en su búsqueda incesante de trascender, de dejar huella, quiero desde esta humilde tribuna expresar públicamente un sincero deseo de éxito a quien me inspiró para jugar fútbol y ejercer esta hermosa profesión del periodismo.
Sé que la pura experiencia de ir nuevamente al encuentro con ciudadanos y escuchar de viva voz lo que les preocupa, sólo eso será una enorme recompensa.
Él sabe que ganar es una misión titánica, cuando va con un partido de reciente creación, sin la infraestructura de los instituto políticos “grandes” y con apenas 20 mil pesos para hacer campaña; pero, insisto, la pura experiencia habrá valido la pena, porque seguramente sembrará otras semillas, despertará otras conciencias para que más ciudadanos se animen desde ya, a participar de la política, a conquistar espacios donde se ejerza eso que se llama “poder” y que hasta ahora ha estado en manos, preponderantemente, de los que se dicen políticos de tiempo completo.
Así que a mi Jefe, mi admiración, respeto y el deseo de que termine con éxito esta nueva búsqueda.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.