Política gourmet
“Lo que los hombres realmente quieren no es el conocimiento sino la certidumbre”. Bertrand Russell. (1872 – 1970). Filósofo, matemático y escritor inglés.
Recientemente escuché a alguna persona decir que “a Michoacán hasta cuando le va bien, le va mal”… Semejante declaración estuvo vinculada a la visita del Presidente Enrique Peña Nieto a Morelia y la confusión que causó su anuncio multimillonario de apoyos que llegarían al estado en el presente año.
A ese discurso presidencial le hizo falta precisión y agregaría, le sigue haciendo falta. Porque si bien es cierto que las visitas de funcionarios federales con más anuncios millonarios están a la orden del día, es fecha en que no hay certidumbre respecto al monto en concreto que deberá aterrizar este año en el estado, a lo que tendría que sumarse, los qué, los cómo y los para cuándo. Lo que ahora sí ya le ha quedado claro a todos, es que no se trata de 45 mil millones de pesos extraordinarios.
El lamento de que a Michoacán hasta cuando le va bien le va mal, está vinculado ahora también al caso de las autodefensas, que gozaban de simpatía, credibilidad o ya de menos tolerancia, de una mayoría ciudadana, pero con el paso de los días han despertado dudas.
Desde el principio, los gobiernos federal y estatal, pusieron su granito de arena en esta desconfianza hacía las autodefensas, porque en el discurso, hablaron bien y mal de ellas. El máximo ejemplo es el propio secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Y es que si bien es cierto que había regresado una relativa calma a las regiones en conflicto del estado, ahora resurge la incertidumbre por los conflictos que enfrentan algunos de los líderes e integrantes de las autodefensas, como Luis Antonio Torres e Hipólito Mora, este último recién detenido como presunto responsable de participar en el asesinato de 2 personas.
De tal manera que si los autodefensas, pese a las dudas que generaban al tomar la justicia por su propia mano contraviniendo incluso las leyes, habían logrado sumar adeptos entre la opinión pública que apreciaban un acto valiente y necesario ante el olvido de las autoridades, ahora se fortalecen como parte de la incertidumbre y el problema de inseguridad que todavía padece Michoacán.
El colmo del que “a Michoacán hasta cuando le va bien le va mal”, es el que un moreliano haya llegado a la Silla Presidencial generando cualquier cantidad de expectativas. Tras 6 años de gobierno federal, Felipe Calderón Hinojosa no logró convencer de que a Michoacán le fue bien pero muy bien. Por si no fuera suficiente, se confirmó que el anuncio que hizo de la muerte de Nazario Moreno, fue una total mentira.
Ni hablar, quien haya manifestado esa percepción de que “a Michoacán hasta cuando le va bien le va mal”, por más rudo y doloroso que se escuche, parece tener razón.
Y sin embargo, espero que se equivoque y que el operativo que se lleva actualmente en el estado, que la coordinación que presumen los gobiernos federal y estatal, que la presencia del comisionado Alfredo Castillo y la participación ciudadana a través de las denuncias anónimas, den los resultados esperados y se fortalezcan como la luz al final del túnel para que Michoacán recupere su paz y su tranquilidad.
Así que hago votos porque regrese la certidumbre con un listado único y transparente de las obras, acciones, cómos, cuándos y el total de los recursos extraordinarios que llegarán de la Federación.
Ojalá también el paso de los días confirme que existe un operativo claro y contundente para regresarle la paz y la tranquilidad al estado y que incluso, las contradicciones de los gobiernos en torno a las autodefensas, hayan sido parte de dicha estrategia.
Esperemos que ese a “Michoacán le va a ir bien pero muy bien” se convierta en una realidad ahora bajo el mandato de Enrique Peña Nieto, aunque no sea moreliano, como ya lo presume el actual Ejecutivo estatal, Fausto Vallejo Figueroa.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.