Ni meme, ni expresión religiosa
Es triste la vida de los michoacano pobres, ¿qué cambia la resurrección de Cristo a la situación? Hay un cambio radical que hay que saber entender.
Tenemos una situación de pobreza y miseria material en Michoacán.La fe en Cristo y su resurrección, ¿qué cambia en esta situación de sufrimiento?
¿Hay una separación irreductible entre el mundo de los problemas y el mundo de la fe? ¿La fe es como un bello cuento que no incide en la realidad?
Quienes la viven así, viven en una enajenación que no cambia nada en sus vidas. Pero ésa no es la fe de Jesucristo.
La resurrección Cristo es un acontecimiento,se vive en la historia, no es un mito. De igual manera, la resurrección debe vivirse en la vida rutinaria del creyente.
Urge puntualizar: ¿qué es la fe, cómo asume el creyente los acontecimientos de su vida?
La fe no es para evadirse de la realidad, sino para tomarla en las manos, amasarla, transformarla, abrirle perspectivas nuevas.
La fe se vive frecuentemente mutilada, reducida a creencias y prácticas piadosas.
Es reducida a aceptar algunas verdades, a algunos rezos y recepción de sacramentos.
Un Dios al que los cristianos alejan en el treceavo cielo, que vive en la nube de las prácticas de piedad, una religión reducida a la vida privada, como decretan los liberales, al mundillo de las prácticas religiosas.
Hay una esquizofrenia, una fragmentación del ser humano que no integra su fe y la realidad.
La fe verdadera hace que converjan toda la realidad y toda la vida del individuo, en una síntesis vital.
La fe cristiana tiene tres pies: las creencias, con todo lo que sabemos y creemos, la celebración con todas las prácticas de oración y liturgia, el compromiso por el que se transforma la realidad para conformarla al plan salvífico de Dios.
El Dios de Cristo baja de su treceavo cielo y penetra en la historia. La vida de Cristo es un hecho histórico, su resurrección y las consecuencias de ésta.
Los creyentes contemporáneos de Cristo aprenden a encontrar a Cristo. Sus discípulos se dejan transformar en todas la dimensiones de la existencia.
La vida de fe comienza cuando Cristo resucitado se aparece al creyente, entonces las riquezas potenciales de la vida nueva de los bautizados se convierten en una realidad.
La resurrección de Cristo es el comienzo de la vida de fe. Hay que vivir su aparición. Es una experiencia espiritual o integral de la persona, que transforma toda su vida, le da otra orientación, otras metas que inciden en la conducta de todos los días. El cristiano vive en este mundo mirando al mundo de la resurrección.
El católico se hace criatura nueva en Cristo, su hermano, su discípulo y entra en el plan eterno de del Padre Dios. Este plan consiste en transformar este mundo para librarlo de la corrupción y la injusticia y hacer un mundo de progreso, reconciliación, transparencia, etc., etc. El corrupto y el mentiroso no vive su fe.
Cristo enfrentó la situación de su pueblo, injusticia, corrupción de los dirigentes y luchó para transformarlo.Sabemos las consecuencias de su pasión y muerte.
Quiso establecer su reino de la verdad y la vida, de honestidad y transparencia, de justicia, de amor y de paz.
Los cristianos tienen el compromiso de continuar la obra, establecer el Reino de Cristo en estas tierras, en este tiempo. Así se prepara el Reino perfectamente justo, feliz, exitoso al final de los tiempos, cuando venga Cristo en su gloria.
La resurrección es un rompimiento de una historia de crisis invencibles. El poder del mal es vencido.
Es un punto de inflexión, el creyente, como afirmaba el Papa, no puede vivir resignado a la corrupción y la injusticia.
Para seguir a Cristo resucitado, hay que hacer su camino de compromiso, verdad y justicia, en la lucha contra los corruptos, injustos, opresores, abrazando la cruz de Cristo, siendo fieles hasta las últimas consecuencias.
La muerte en muchas formas y dosis estáen el camino de la fe.
“Si el grano de trigo no muere queda él solo, si muere da mucho fruto”.Hay muchos granos caídos en la historia, sacrificados o no: Tata Vasco, los franciscanos y agustinos. Otros sí vertieron su sangre como Morelos y los héroes de la independencia, José Sánchez del Río que cayó en el surco del sacrificio poco antes de cumplir quince años.
La historia de Michoacán y México se ha ido purificando con la sangre de los mártires y la entrega heroica de todos sus próceres.
Muchos de ellos se han inspirado en Cristo. Está documentada esta inspiración en Morelos, que se llamó el Siervo de la Nación. A Cristo lo llamaban Siervo de Yahvé.
La mayoría católica de México tiene una deuda histórica, transformar el país más corrupto del mundo en una sociedad, justa, fraterna, reconciliada.
Necesita superar una fe mutilada por la fe de Cristo que compromete toda su vida y su persona en la realización de la utopía, del mundo nuevo de la transparencia, la justicia, el bienestar.