Indicador político
Vivimos la guerra contra el crimen, organizado o no. Esta guerra es un episodio de la lucha contra el mal y el Maligno, es sano tener en cuenta la dimensión del mal en toda su profundidad. Los hechos nos llegan por los noticieros: “celebran los comunitarios el primer año de su aparición”, “capturan al jefe de un gran cártel”. Esta detención es como cortar una cabeza de la Hidra, una cabeza que retoña y se multiplica tal vez.
Los gobernantes deben luchar contra el crimen. Ordenan las acciones para someter a los criminales y restablecer el estado de derecho. Buscan vencerlos por la fuerza, muchas veces eso significa matarlos, les echan la fuerza pública. Es justicia vindicativa. Se trata de una estrategia pragmática, parcial, que trata de arrancar el mal sin ir a las raíces.
Las autoridades presentan los logros como lo máximo, buscan la vanagloria. La captura de El Chapo se ha proclamado hasta la sociedad como la máxima hazaña nunca vista, como un hecho de grandeza histórica. Personas sensatas sienten que cacarean demasiado, como adolescentes.
En la evolución moral del hombre, estas medidas se sitúan en la etapa, que debiera estar superada, atrasada de la ley del talión, que reza: ojo por ojo, diente por diente. Con frecuencia se pasan, la venganza es desproporcionada, quieren aniquilar al enemigo. El Chapo recibe el trato del árbol caído, que se exhibe como trofeo de guerra, del que todos quieren hacer leña.
Esta clase de soluciones pragmáticas no arranca el problema de raíz, como puede verse en las reacciones violentas que dan respuesta a la detención de los capos.
Hay otras soluciones integrales, que asumen todas las posibilidades de la personan humana. Así es necesario renovar moral, integralmente al sujeto del que procede toda la maldad: tráfico de droga, asesinatos, complicidades, corrupción.
Una solución meta humanas, más allá de las fuerzas humanas. Esto terreno lo entienden y experimentan quienes tienen el tesoro de la en una fuerza, sabiduría y presencia superior.
Es la sabiduría y la fuerza revelada por Dios, en el universo desde los orígenes, en la historia de su pueblo Israel que continúa en la historia de los pueblos cristianos.
La Revelación culmina en el enviado de Dios, en ungido, mucho más que comisionado, Jesucristo. Él, el más grande de los maestros señala el camino para una convivencia sana y feliz. Es una psicología sabia de quien conoce lo que hay en el corazón del hombre.
Hay que dejar atrás la ley del Talión: ustedes no se pongan con el malvado, no se rebajen a su nivel. Si tu enemigo te abofetea en el cachete, aguántalo con entereza, respóndele con razón y bondad. Al que te quiere quitar el saco, déjale también la camisa, al que te obligue a trabajar un día en su servicio, dale dos días, no le niegues a quien te pide.
El amor vence al odio, el bien al mal. Nadie puede aguantar el la bomba del amor, como Valjean ante la bondad del obispo de Migne, como el agente Javert ante el perdón de Valjean en la obra sublime de Víctor Hugo en Los Miserables.
El Señor de la historia da línea en todo su Revelación Escrito a: destierra de ti el odio, la venganza. Y se pone como modelo de la conducta humana: es compasivo y misericordioso. El hombre, para construir un mundo de belleza y progreso necesita ser santo como Dios es santo, perfecto, misericordioso.
Para llegar a este ideal la ley en todo su pureza y sabiduría es muy exigente, parece imposible. Se necesita una energía mayor que las energías del hombre. Pero hay un secreto, se necesita acoger el amor de Dios. No sólo saber que Dios te ama, sentirte amado de Dios. Vivir la experiencia de que Dios te ama, por un encuentro de amor. La Palanca que mueve al mundo es el amor, afirma Pascal, y si es una palanca divina.
Hay que aplicar llevar el amor a los focos de violencia, Tierra Caliente, todo el Estado. Hay que llevar el amor a quienes sufren la violencia: como víctimas oprimidas, heridas, asesina o como sicarios invadidos de pobreza moral y material, resentimiento, rabio, instinto de matar.
Hay que anunciar el gran poder del amor a la gente oprimida, a los Guardias Comunitarias, gritarles que perdonen a sus verdugos, a los templarios, a los que despojaron de sus bienes, asesinaron a su padre, a su hermano. Es posible en la lógica de Dios, con su energía. Hay que realizar lo imposible para la venida de un mundo diferente, de amor y de paz.
Vendrá la paz de los tiempos escatológicos, definitivos, de la era del amor, en la consumación del reino de la verdad y de la vida, de la santidad, de la justicia, el amor y la paz.
Habrá seguridad en las huertas y negocios, en los caminos y carreteras, los niños de las guardias comunitarias jugarán con los niños de los sicarios. Reinará la justicia, la seguridad, la reconciliación, la salud y la vida.
Habrá paz de uno al otro extremo del Estado, de país y del mundo. Nadie hará mal sobre la tierra.
Esta utopía vendrá como anuncia la Revelación (Biblia). Los creyentes en Cristo tienen el potencial infinito de creer esperar y orar por la venida de la paz.