La opción
El trabajo del hogar no era considerado como fundamental en el bienestar de la sociedad y/o para el crecimiento de las economías. Hoy en día esa percepción debe de ir cambiando ya que el aporte de las mujeres a la vida familiar y laboral es fundamental para el bienestar de la sociedad.
Según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) durante el 2013 de las mujeres en el país destinaron 1.6 millones de horas a realizar el trabajo del hogar.
El 20.5% del Producto Interno Bruto nacional es el equivalente del valor del trabajo no remunerado de las labores domésticas y de cuidados en el año 2013. La aportación de las mujeres es de 15.5%, correspondiendo a los hombres el restante 5.0%. Sin embargo, la mujeres que habitan en zonas rurales destinan en 50.3 horas mientras que las mujeres que habitan en las zonas urbanas destinan 42.5 horas a esta actividad.
Se estima que durante 2013 la actividad en el hogar para las mujeres generó en promedio 42,500 pesos anuales mientras que la labor de los hombres alcanzó los 13,900 pesos. Al considerar la variante de relación de parentesco con el jefe del hogar, las mujeres cónyuges obtendrían 58,100 pesos por sus labores domésticas no remuneradas, monto que representa 1.4 veces lo que realizan las jefas del hogar.
Por grupos de edad, las labores del hogar se concentran en las mujeres de 20 a 39 años, mientras que el grupo de las jóvenes y de las mujeres adultas mayores tienden a disminuir su aportación. Las mujeres de 20 a 39 años destinan en promedio 15 horas a la semana para preparar los alimentos, mientras que las mujeres de 12 a 19 años se enfocan principalmente en brindar cuidados generales a los integrantes del hogar, con 10 horas a la semana.
Es importante comentar, que los resultados por nivel de escolaridad muestran que en la medida que aumenta el nivel de instrucción, los hombres incrementan su participación en las labores domésticas y de cuidados, destinando en promedio 1.2 horas más a la semana que el resto de los hombres. En cambio, las mujeres presentan una situación inversa, ya que sus labores domésticas tienden a disminuir. No obstante, en términos absolutos, las mujeres contribuyen en mayor medida a dicho trabajo, independientemente del nivel de escolaridad alcanzado.