Teléfono rojo
En esta semana nos enteramos de una muy buena noticia que podría llegar a ser no tan buena en función de las repercusiones legislativas que de ella devengan. El Gobierno Federal ha anunciado el descubrimiento de un yacimiento petrolero en aguas profundas de nuestro país., frente a las costas de Tamaulipas. Las tareas de exploración realizadas durante más de un año por la paraestatal se vieron reconocidas al descubrir en el pozo Trión, a más de 2 mil metros de profundidad, un enorme yacimiento de petróleo que tiene un potencial de producción cercano a los 400 millones de barriles de crudo, lo que equivaldría a un tercio de la producción nacional anual de PEMEX.A diferencia de otros países como Estados Unidos, Brasil o Noruega, expertos en la exploración y explotación de crudo en aguas profundas, nuestro país apenas logra el primer descubrimiento de este tipo de yacimientos debido a que por varias décadas la inversión que se requería para realizar tareas de esta naturaleza en el Golfo de México no fue destinada a la paraestatal por parte de los anteriores gobiernos. En particular, en la presente administración la inversión a PEMEX se duplicó, rebasando el billón de pesos, y se utilizó para ampliar y tratar de modernizar la infraestructura petrolera del país.El costo de exploración de un pozo en aguas profundas es de alrededor de 120 millones de dólares y la tasa de éxito que hay en la exploración en este tipo de superficie es de 10 por ciento; es decir, en promedio de cada diez pozos que se excavan solamente en uno se logra explotar y extraer petróleo.El agotamiento de los yacimientos petroleros en tierra del país, el rezago que aún arrastramos en materia de infraestructura petrolera, así como los altos costos que se derivan de la exploración y explotación de petróleo en aguas profundas han hecho que poco a poco México vaya perdiendo terreno en el ámbito de la producción petrolífera mundial. Sin embargo, noticias como la que acabamos de recibir dan esperanza de que este rezago vaya desapareciendo y México vuelva a situarse como una potencia en la materia.No obstante, paradójicamente esta buena noticia, más temprano que tarde, podría revertirse. De acuerdo a los antecedentes que hemos tenido, en los últimos seis años dos partidos políticos, PRI y PRD, se negaron sistemáticamente a sacar adelante una verdadera reforma energética que abriera la posibilidad para que PEMEX garantice capacidad de exploración y explotación de crudo en aguas profundas en asociación con capital privado. Algunos de los principales argumentos de estos partidos para no sacar adelante esta reforma fueron en el sentido de que los precios internacionales del petróleo estaban muy elevados por lo que México obtendría una enorme renta petrolera lo cual permitiría aplazar unos cuantos años más la mencionada reforma a profundidad de PEMEX.Esperemos que la noticia del pozo Trión, y los pozos que se le sumen en aguas profundas, no sea un pretexto para estos mismos partidos a fin de seguir posponiendo esta tan necesaria reforma. Peor aún, podrían llegar a pensar que ante el incremento de la renta petrolera nacional tampoco sería necesario llevar a cabo una reforma fiscal.Para la viabilidad a mediano plazo de nuestra sociedad y nuestra economía es fundamental que dejemos atrás los prejuicios revolucionarios que hay en torno del petróleo. Inversión privada para la exploración de petróleo no quiere decir perder soberanía. Finalmente más soberanía perdemos al tener una visión rentista y condenar a nuestras finanzas públicas a subsistir por la vía del petróleo, tal como lo hizo el gobierno a lo largo de todo el siglo pasado.