Segundo debate presidencial: ¿Corrupción o transformación?
El PRI decidió: candidato por elección abiertaIzquierda: ¿encuesta sólo para los militantes?PAN: titubeos, padrón sospechoso y reclamos Perredistas y panistas vuelan inútilmente tras la ansiada candidatura presidencial. Andan en plena campaña fuera de los plazos legales a ciencia y paciencia del IFE de Leonardo Valdés y sin siquiera conocer el método de postulación. Los amarillos Andrés López y Marcelo Ebrard repiten a diestra y siniestra y en todos los foros su compromiso de decidirlo a través de una sucesión de encuestas hacia fin de año, pero dejan una duda: ¿Sólo entre militantes de izquierda o en población abierta? Para ello contratarán firmas demoscópicas a su gusto, porque a todos desagradan los resultados adversos y ya la secretaria general perredista, Dolores Padierna, descalificó a GEA-ISA por haber puesto a Ebrard delante de López y a la izquierda en franca decadencia.Y los azules parecían tener proyectado el escenario pero de repente se les descompuso. Santiago Creel se fue con el señuelo de votación exclusiva de militantes y adherentes, cifrada por la dirigencia de Gustavo Madero y Cecilia Romero en 1.8 millones de panistas. Quien ganara de los tres –el gubernamental Ernesto Cordero, el plan B Josefina Vázquez Mota o el rebelde Santiago Creel; Emilio González es simple broma- podría hacerlo con muy pocos sufragios: entre 350 y 400 mil. Contra ese propósito juega un padrón desconfiable y hasta aspirantes como Josefina Vázquez Mota –puntera en unas encuestas, segunda en otras, pero muy encima del oficialista Ernesto Cordero-, quien reclama aprobar un reglamento con votación a población abierta. ¿La derecha con afanes democráticos? ACUERDO DE DIRIGENTES Y GOBERNADORES Donde ya no quieren hacerse bolas es en el PRI. Muy en secreto avanzaron las consultas entre ellos y hay consenso: el candidato revolucionario e institucional saldrá de una votación con participación libre de la ciudadanía. Un rememorativo de 1999, cuando las estructuras gubernamental de Ernesto Zedillo y la priísta de José Antonio González Fernández trabajaron no para hacer triunfar aFrancisco Labastida, sino para aniquilar a Roberto Madrazo. Lo consiguieron, con los efectos foxistas cosechados el 2 de julio del 2000. Para la candidatura presidencial de 2012 será diferente. La cúpula priísta –Humberto Moreira, Francisco Rojas, Manlio Fabio Beltrones, los gobernadores, los dirigentes sectoriales- ha programado reunirse a principios de octubre a fin de aprobar y dar a conocer el método a seguir. Usted, lector informado, no necesita esperarse para el mes próximo. Dé por válido este adelanto y tienen muchas razones para ir a esa elección interna. SEGURA PARTICIPACION DE PEÑA Y BELTRONES De tiempo acá uno de los aspirantes, Manlio Fabio Beltrones, no deja de pedir consulta abierta. Una necedad, dicen los seguidores de Enrique Peña Nieto. Una necesidad, responden los beltronistas. Los dos medirán su popularidad en urnas. Hay muchas razones para ello: La primera es de índole democrática para no cerrar la oportunidad a aspirantes, Beltrones y quien quiera participar. La segunda es para no generar dudas en torno a quién es el más popular de los priístas. La tercera, acaso la más importante, es dar paso a campañas de los precandidatos para mostrar a un partido en ebullición y no dejar huecos publicitarios y mediáticos a los opositores, en especial panistas y perredistas. La cuarta pretende activar la estructura tricolor en todos los rincones del país, ver dónde se tienen los cuadros y llenar las regiones donde escaseen. De paso se afiliarían cientos de miles o acaso millones de ciudadanos. Y la quinta, aunque tal vez no la última, aspira a medir la influencia del gobierno federal en las campañas azules y sus afanes de estropear la imagen y aun acusar a priístas. Para sustentar el último punto baste un dato: los ataques crecientes del panista Ernesto Cordero a Humberto Moreira son vistos como estrategia de Felipe Calderón y su gobierno, y no como una iniciativa del panista más rezagado pero más apoyado desde el poder.