Jacobo/Arturo Herrera Cornejo
Vocero del sistema, gozó de amplia credibilidad durante muchos años. Si Jacobo Zabludovsky lo decía, era considerado “la verdad”. El nacimiento del noticiero 24 horas, que afirma Andrew Paxman, fue una clara sugerencia del presidente Díaz Ordaz, coincidió con el apogeo de la televisión en México, que apenas en 1970 empezaba a tener cobertura nacional merced a la alianza de Telesistema Mexicano con varios concesionarios del país que habían intentado hacer una televisión regional y que acabaron retransmitiendo la señal del canal 2 de lo que luego sería Televisa.
Así, cuando las opciones para ver televisión eran reducidas y las plantas transmisoras regionales eran pocas y para captarse, defectuosamente, requerían altas antenas, de pronto en las principales ciudades de la República el canal 2 ofrecía una buena calidad de imagen y sonido, gracias a la red nacional de micro-ondas y a la transmisión de una estación local.
Jacobo había iniciado su carrera periodística en la década de los cuarenta del siglo XX, en el periódico del gobierno, El Nacional, después de haber incursionado brevemente en XEQK la estación de la hora exacta y Radio Continental, para pasar posteriormente a la XEX como redactor, de esta emisora concesionada a Rómulo O’Farril, brincaría a la televisión al arrancar en 1950 el primer canal nacional, el 4, otorgado por el gobierno de Miguel Alemán al empresario poblano, también dueño del periódico Novedades.
Zabludovsky inició en la televisión como redactor de noticias y locutor, se desempeñó en las transmisiones especiales con motivo de los informes presidenciales y las ceremonias de cambio de poderes. El primer trabajo periodístico destacado de Jacobo fue cubrir la entrada de Fidel Castro a La Habana en enero de 1959.
Los noticieros de televisión no tuvieron, antes de 1970 la relevancia que cobró 24 horas; Gabino Carrandi describe que hasta 1969 los noticieros ocupaban apenas un rincón de la pantalla y un rincón en el estudio; las televisoras no producían programas, vendían “tiempo de estación” y alquilaban facilidades: cámaras, iluminación, estudio, utilería, escenografía. General Motors, Mercedes Benz y DKW patrocinaban los informativos y los periódicos Excélsior, Novedades y El Universal se encargaban de la producción de los distintos noticieros televisivos.Jacobo era entonces comentarista de temas internacionales, para 1960 conducía el programa “Así anda el mundo”.
En ese esquema del tiempo que vendían las televisoras,Jacobo compartió la conducción del Diario Nescafécon Miguel Alemán Valdés, el programa iniciaba a las 7:30 de la mañana “con las noticias que no alcanzaron los periódicos”. Telemundo era otro espacio que ambos conducían, con entrevistas a personajes mundiales y temas internacionales que incluían reportajes y entrevistas con personajes mundiales. Los trágicos acontecimientos de Tlatelolco, en 1968, fueron callados por la televisión, sin embargo Zabludovsky recibió el regaño presidencial por presentarse con corbata negra, prenda que siempre usó.
La llegada del hombre a la luna en 1969 marcó a la televisión mexicana en lo que a noticias se refiere, se creó entonces la Dirección de Noticieros de Telesistema Mexicano, Zabludovsky estuvo en Cabo Cañaveral; a partir de este acontecimiento se empezó a crear la estructura humana, que partió de los servicios informativos de las agencias de noticias; no había reporteros ni corresponsales de televisión.
24 horas nació el 7 de septiembre de 1970 y duró al aire casi 28 años, bajo la conducción de Jacobo Zabludovsky, manejando siempre la versión oficial de la información. El 10 de junio de 1971pasó al aire como un enfrentamiento entre dos grupos de estudiantes que se liaron a golpes en la Rivera de San Cosme y no como el acto represivo orquestado por el gobierno de Luis Echeverría. El ariete contra el periódico Excélsior, en 1976, fue el informativo de Televisa, Ricardo Rocha entrevistaba a supuestos ejidatarios que invadieron los terrenos de la cooperativa en Paseos de Taxqueña, para que declararan ante las cámaras que habían sido despojados por la dirección del periódico, encabezada por Julio Scherer, al tiempo que se mostraba un conflicto interno entre los cooperativistas en lo que era una maniobra del presidente mexicano para deshacerse de un periodista incómodo.
Las devaluaciones de la moneda mexicana que se vivieron en 1976, 1982 y 1988 se presentaron como “benéficas” para la economía mexicana, pues nos darían fortaleza al aumentar las exportaciones y atraer turismo a nuestro país. En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas fue presentado como un candidato que pretendía desestabilizar al país, cuando 24 horas se ocupaba de él, lo hacía para golpearlo; las grandes concentraciones que se daban a lo largo de su campaña cuando se cubrían tenían tomas cerradas, otros hijos del general Lázaro Cárdenas salieron ante las cámaras diciendo: “¡No estamos de acuerdo con lo que está haciendo nuestro hermano Cuauhtémoc!”. En ese año el candidato del PAN, Manuel J. Clouthier demandó mayor equidad y un tratamiento objetivo del noticiero conducido por Jacobo, para finalmente iniciar una campaña que resumía lo que ocurría en la televisión mexicana: “No veas 24 horas porque oculta la verdad”.
Los conflictos pos electorales de Michoacán en 1989 y 1992 fueron presentados desde la óptica de que quienes demandaban democracia y respeto al voto eran violentos En 1994, al darse el levantamiento armado en Chiapas, los zapatistas fueron presentados primero como extranjeros, y después en cada referencia se les nombraba como los transgresores de la ley.
Jacobo servía a la televisora de quien dijo ser “un soldado del PRI”, Emilio Azcárraga Milmo. Pese a todo en esa etapa, Jacobo tuvo destellos: sus entrevistas a Ernesto “El Ché” Guevara, Salvador Dalí, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Facundo Cabral, la “Madre Conchita”. Hizo un trabajo muy destacado en la cobertura del terremoto del 19 de septiembre de 1985 y al final de sus años se reinventó en la radio, donde conocimos a un Jacobo totalmente distinto al de la televisión, en la última etapa de su vida fue un periodista en todala extensión de la palabra.