A crecer la familia
MARCHAS Y PLANTONES: ¿CUÁNDO NO CIRCULAN?
Los hechos confirman que en la Ciudad de México son impunes el abuso y violación a los derechos de terceros. Y es que la ciudad de México puede estar al borde de la muerte por contaminación y no hay autoridad alguna que impida marchas, plantones y bloqueos.
Cualquier persona, a partir de cualquier pretexto, es capaz de joder la vida a miles de ciudadanos –y contribuir a la contaminación de manera brutal–, con el argumento de ejerce derechos y libertades fundamentales en democracia, como el de manifestarse y la de expresión.
Y frente a esa realidad, la democracia parece no estar construida para la convivencia en un medio ambiente limpio; la democracia parece condenada al cochinero de la contaminación ambiental.
Y es que nadie, en la democracia mexicana, parece tener agallas para responder las siguientes interrogantes sobre marchas y plantones: ¿Y el daño a terceros? ¿Y el caos vehicular? ¿Y la contaminación? ¿Y la aplicación de la justicia? ¿Y la violación a la Ley..?
La respuesta parece propia de una dictadura estilo chavista: ¡Que se jodan los terceros y la violación a sus derechos! ¿Qué se jodan el libre tránsito y la sanción legal para aquellas minorías que imponen derechos y libertades sobre los derechos y libertades de las mayorías! ¡Que se jodan el estado de derecho y la justicia!
Y, en efecto, ayer dijimos que Miguel Mancera tiene razón al imponer un “no circula” recargado. Pero también es cierto que si los automovilistas pagan su cuota de sacrificio por un medio ambiente más limpio, esa misma cuota deben pagar los pillos y vividores que han hecho de la protesta, el plantón y la manifestación una de las más rentables industrias
¿Hasta cuando, señor Miguel Mancera; señores legisladores a la Asamblea Legislativa del DF? ¿Hasta cuando, señor Enrique Peña Nieto y señores legisladores federales?
Y sólo para poner un ejemplo del tamaño del problema, basta recordar que la capital del país y su área metropolitana son el reino de la marcha, el plantón y la manifestación. Según Patricia Mercado –secretaria de gobierno de la CDMX–, entre agosto de 2014 a julio de2015 se registraron en la capital entre ocho y nueve protestas diarias. Es decir, en ese año los habitantes de la CDMX enfrentaron 3 mil 139 manifestaciones; 39 % de carácter social, 55 % federal y 6 % particulares. Y de acuerdo con la Canacope de la CDMX, en 2014 se registraron –según una solicitud de transparencia–, un total de nueve mil 111 manifestaciones. Es decir, tres veces más de los datos oficiales.
¿Ese caos vial y de movilidad no contamina? ¿Por qué todos los partidos, los tres Órdenes de Gobierno y los tres Poderes de la Unión son omisos a ese problema e incapaces de meter mano a esa empresa mafiosa llamada “protesta callejera”?
La respuesta todos la conocen. Porque sigue viva entre los gobernantes, políticos y legisladores “la tara social del 68”. Y ay de aquel que se atreva a tocar con el pétalo de una ley a las manifestaciones, porque entonces pasará a la historia como “gobierno represor”. ¿Y la contaminación? ¡Que se chinguen los ciudadanos!
Y el colmo de la contradicción. El martes de la contingencia se realizaron 9 marchas y sigue un plantón permanente en Bucareli, de la mafiosa Antorcha Campesina. ¿Quién ha dicho algo? ¿Y el sacrificio extremo de los ciudadanos? Los marchantes son la versión moderna de Los Intocables.
Y ayer, día del doble “no circula”, cuatro manifestaciones jodieron la vida a miles y al medio ambiente. Tampoco nadie dijo nada. ¿Hasta cuando?
Al tiempo.