Desapariciones Forzadas y Amapola Negra

 

A Mario Vázquez Raña. In Memoriam

 

Uno de los primeros casos de “desaparición forzada” conocido en el mundo fue el de Patricio Lumumba, el líder histórico del Congo. Los gringos necesitaban hacer espacio para que Guggenheim, Rockefeller y Morgan explotaran a sus anchas los minerales y recursos naturales del corazón africano. Les estorbaba y lo quitaron de en medio.

“Previsor”, ‎el imperialismo no sólo aseguró el uranio para las bombas atómicas que se soltaron sobre Japón, también el barro del Congo, que produce la tantalita, el material que se encuentra en la base de las modernas industrias telefónicas, armamentistas, cibernéticas y aeroespaciales.

Actualmente un kilo de coltán, el barro que resguarda la tantalita, vale trescientas veces más que un barril de crudo Brent y sólo cuesta sangre para su extracción. El Congo tiene el 80 por ciento de las existencias mundiales.

Todos los actuales aparatos electrónicos que necesiten conducir una gran cantidad de energía están fabricados con tantalita. Celulares, satélites, cohetes, armas de destrucción masiva tienen también la característica de no ser reciclables, lo que vuelve a la tantalita irresistible.

‎Para coronar el secuestro y la tortura inenarrable de Lumumba –el estorbo– se usaron los oficios de Frank Carlucci, secretario de la Defensa de Ronald Reagan, quien después ordenó disolver sus despojos en ácido sulfúrico, para no dejar huella, con ayuda de Katanga, un asesino congoleño.

Cuando se registraron las torturas y desapariciones de Pinochet y Videla, aquí en el cono Sur, la ONU y la OEA ya tenían las orejas afiladas y sólo actualizaron en la legislación internacional mandatos de garantías de seguridad e inviolabilidad que venían desde la Revolución Francesa y las declaraciones de Ginebra.

Se hizo realidad el delito de desaparición forzada de personas, elevándolo a categoría de ilícito de lesa humanidad, cuando en su perpetración participaran elementos armados por el Estado. Se recomendó a los países miembros que legislaran al respecto. Nosotros, en México, nunca lo hicimos.

 

Ni se nos Ocurrió Hacerle al Turco

 

No obstante, sabíamos desde tiempos inmemoriales, sobre la proverbial tradición de los sicarios mexicanos‎ de cumplir las órdenes sin dejar huella, costumbre que es fácilmente comprobable al escarbar dos metros casi en cualquier baldío.

‎Casi todo el territorio mexicano resulta ser una tumba disfrazada. Somos pioneros en las tradiciones salvajes o inciviles que nos ordenan. Sobre todo cuando lo que está en juego son negocios de miles de millones de dólares.

‎Lo único que no nos gusta es decir la verdad. Queremos ser dueños absolutos de nuestros secretos, como si los demás fueran autistas o idiotas y no supieran lo que hacemos, incluso desde antes de hacerlo.

‎Aunque sepamos en el fondo que la historia de nuestra violencia está irremisiblemente ligada a los bamboleos de las ambiciones norteamericanas y que, en ese juego, siempre pagamos el pato.

‎Desgraciadamente para nuestro mutismo ingenuo, el mercado de la amapola negra es tan exclusivo, que sólo existe un puñado de proveedores en el planeta. Afganistán, lrán, Pakistán, Turquía y nosotros, que inundamos el mercado gringo por la excelente “calidad Iguala”.

De todos, sólo los perspicaces turcos tuvieron la visión y la valentía para utilizar los excedentes del opiáceo en liquidar su monstruosa deuda externa, utilizando a la OMS‎ y sus conductos humanitarios. Nosotros fuimos aldeanos y “obedientes”.

 

♪♪”Amapola, Lindísima Amapola…”♪♪

 

‎Desde los años cuarenta, Sinaloa y, en especial, Badiraguato, ya eran el centro internacional de producción de la famosa adormidera. Fuertes intereses norteamericanos gubernamentales y farmacéuticos financiaron la producción de amapola para producir heroínas que calmaran los dolores de la guerra. Allí y en el triángulo dorado, que abarca Durango y Chihuahua.

Fueron conocidas las referencias internacionales acerca de que grandes productores de amapola en la región de Badiraguato durante la segunda guerra, fueron condecorados por Harry S. Truman al finalizar esta conflagración.

Incluso, fueron premiados con la concesión de varios hipódromos ubicados en las costas californianas y mantuvieron durante mucho tiempo el privilegio exclusivo de negociar los términos y condiciones de los convenios méxico-americanos de producción y comercio de enervantes.

Alguno de ellos, descendiente de italianos, ingresó al selecto club de negocios de los Big Masters, llegando con el tiempo a dirigir sus operaciones, consistentes en definir el rumbo de los mayores negocios del mundo.

Desde los campos de golf de Albany, donde residían muchos de ellos, se orientaban decisiones concernientes al tráfico de armas, auto partes, medicamentos, drogas, y un largo etcétera. ‎Llegó a ser el grupo más poderoso en la década de los ochenta.

 

Rejuego de Intereses del más Alto Nivel

 

‎Nosotros nunca tuvimos la chispa para generar algún beneficio de ello para el país, pues nuestros “diplomáticos” y negociadores internacionales andaban muy ocupados en los tiquismiquis caribeños. ¡Hágame usted favor!

Pero la aparición de la famosa amapola negra en la calidad que se dio en la montaña guerrerense marcó un hito, un antes y un después en la historia del trasiego. Cerca del 98% del opio que México envía a EU se produce en esas tierras.

Algunos han llegado a calcular el negocio de la tierra caliente de Guerrero en cerca de veinte mil millones de dólares al año. En términos prácticos, más de la mitad de su producto interno bruto.

Son demasiados miles de millones de dólares para no haber concentrado toda la atención, la ambición y la vesania de intereses extranacionales que para eso se pintan solos. No hay necesidad de recordarlo, los hemos vivido desde que nacimos.

Es un negocio demasiado grande para ser exclusivo y secreto.‎ Si desde siempre se ha sabido la participación de los órganos de inteligencia norteamericanos –la CIA, en especial, pero también la DEA– en el tráfico de drogas para canalizar utilidades como black budgets en guerrillas y golpes de Estado, ¡tooodo se explica!

En esta nueva versión de la “guerra del opio” se trasluce una intención de “desestabilizacion” light, que debe producir, a los ojos del observador incauto, el relajamiento de los intereses del país, a cambio de la disposición total de las reservas de petróleo y de todos los recursos naturales, habidos y por haber.

 

¡Ya es Hora de que el “Gobierno” Diga la Verdad!

 

‎Teloloapan, Arcelia, Totolapan, Coyuca de Benítez, Pungarabato y Cuetzala cosechan la adormidera y la mandan a Iguala. De allí parte, debidamente empaquetada en transportes terrestres y aéreos oficiales, hacia la frontera norte.

En todos esos rumbos es que ahora se detecta la presencia y la lucha de los principales carteles por el control de la tierra caliente guerrerense. Sin embargo, es iluso pensar que el control lo tengan ‎organizaciones de delincuentes rurales. El tamaño del negocio los rebasa.

Es imposible que esto no lo sepan en el “gobierno” mexicano. Máxime cuando los plantíos de la adormidera yacen al lado de ricos yacimientos de oro, destinado a los canadienses desde que yo recuerdo.‎

Y si no lo saben, es hora de que ya se vayan poniendo las pilas, antes que la ONU los vuelva a agarrar encuerados. Es hora de decir la verdad. O lo que se imaginan que sea, ¡pero ya!

Es imposible que los normalistas, las autoridades locales de Guerrero, los carteles de la droga, las “madrinas”, el ejército, el “gobierno” federal ‎y quienes los acompañen, estén al margen de esta puesta en escena.

¡Todos están inodados! También los organismos gringos de inteligencia y el gobierno de Obama, actores privilegiados de este drama. ¿Ahora que los la tolucopachucracia fue a Washington no se dieron cuenta de nada?

En ese sentido, el birlibirloque armado en el seno del Comité para castigar las desapariciones forzadas de la ONU tiene que ser analizado como un espectáculo político más en la cadena de intervención colonial en nuestro traspatio. Lo de la ONU es pour épater les bourgeois.

Si no entienden los “gobernantes” que la vida los está poniendo en medio de un rejuego político de intereses del mayor nivel, en donde el centro lo representan las drogas, el petróleo y los recursos naturales, como decía el filósofo de Güemes “están más perdidos que un gusano en gallinero”.

La soberanía también se defiende con el cerebro.‎ ¿No cree usted?

Al fin y al cabo el grupo en el poder, –los toluquitas, pues– tiene la culpa por no haber detectado un problema de seguridad nacional y no haber actuado a tiempo y con colmillo.

 

Índice Flamígero: Don Alfredo Álvarez Barrón puso a trabajar a El Poeta del Nopal en “una fabulita para Pável” intitulada “El Príncipe” que, gustoso, le comparto: “Se ufana de ser el dueño / de la verdad absoluta / e inventa una nueva ruta / para cumplir con un sueño; / pero su gris desempeño, / reformas con pies de trapo / y el cotidiano gazapo / son libro que ya no vende / pues un malicioso duende / ¡hoy lo ha convertido en sapo!”.