Los obispos llaman a la paz
¿Ustedes qué piensan del médico que no dice la verdad al paciente por no perder al cliente, mejor dicho, sus jugosos honorarios?
El caso de México es como el de Juan García López, que está enfermo de gravedad, su Médico le dice lo que Juan quiere oír.
Las palabras son engañosas, tranquilizan de momento, pero se pierde precioso tiempo, la realidad de la enfermedad aparece pronto terrible, sin remedio. Juan muere.
No se puede pintar sólo con palabras el país hermoso, rico, próspero que deseamos tener.
¿Qué necesita el gobierno de la república para enfrentar la realidad, ser fiel al pueblo según las promesas de campaña y soportar la verdad del país en una situación crítica?
Este cuestionamiento viene al caso por el primer informe de gobierno de Enrique Peña. En el informe no se da importancia a la verdad como valor fundamental, tampoco a otros valores universales.
¿Realmente quieren Enrique Peña y sus trabajadores los bienes para México que proclaman en la retórica del informe? Cito sólo algunas afirmaciones, el comentario lo harán los lectores desde la realidad que experimentan contrastando con hechos que están viendo en los medios y viviendo.
“México requiere un gobierno cercano a la sociedad que atienda de manera oportuna y eficiente las demandas de los distintos sectores de la población.
El objetivo central es (suprimo expresiones ampulosas, repetitivas)…que todos los ciudadanos gocen de todos los derechos que les otorga la Constitución.
Debido al incremento de delitos de alto impacto y a las manifestaciones de la violencia… el gobierno de la república asumió el compromiso de impulsar las acciones para recuperar la paz, asegurar la integridad física de las personas y proporcionar una seguridad pública de calidad.
Apliquemos la idea de “gobierno cercano a la sociedad” a Michoacán. Cuando sus hijos se desangran y mueren el presidente no tenido el valor o la atención de visitarnos.
Afirma que sólo las instituciones gubernamentales pueden hacer justicia. El hecho es que las instituciones no hacen la tarea. Los moradores de los pueblos tienen que organizar su autodefensa. No están fuera de la ley cuando defienden la justicia, la dignidad y la vida.
En relación al “compromiso para asegurar la integridad física de las personas, ayer me platicó Monse (seudónimo) en un mar de lágrimas su experiencia en un viaje de trabajo a importante ciudad michoacana. Narró cómo los malosos tomaron el hotel, se llevaron a mucha gente. Ella se escondió y escuchaba los gritos de las mujeres. Escapó por milagro de Dios no por la protección de las instituciones republicanas que brillaron por su ausencia. Quedó dañada en su vida interior.
Es sólo un botón de muestra. El primer informe de Peña Nieto más que informar, recuerda deberes que debe cumplir todo gobierno de la república.
Muchas situaciones contrastan con los hechos, uno no puede más que sonreír con escepticismo o rebelarse interiormente.
¿Lo que buscan es cuidar ante el pueblo su imagen de gobernantes modelo, dignos de admiración, adulaciones y mucho dinero?
Por eso pretenden que están dando a gran familia mexicana lo bueno, lo increíble, “que todo está de los mejor en el mejor país del mundo”. Parafraseo a Víctor Hugo que pone en labios de su personaje Cándido las palabras del Filósofo Leibnitz. Así se pregona en el discurso presidencial la muletilla: México tiene lo que se merece. En el sentido contrario, la sabiduría popular afirma de los gobiernos malos: el pueblo tiene el gobierno que se merece.
Si saben lo que es bueno para la Nación, ¿por qué no lo buscan y nos hacen entrar en el camino de liberación de la corrupción y de avance hacia el verdadero progreso?
Para cumplirle así a los pobres, hay que tener los tamaños para superar el maniqueísmo político: todo lo que hace mi gobierno es perfecto y lo que hace la oposición es un fracaso y un mal.
Hay que aceptar la propia realidad personal, el mandatario, autoridad o servidor público no es un tlatoani, un demiurgo, un demonio que todo lo que hace bien. Toda gestión de hombres tiene sus limitaciones, fracasos, retrocesos. Es el precio para avanzar en la condición humana. Hay que aceptar con humildad que, muchas veces, no se le cumple a los gobernados.
La vida social con la gestión del gobierno de la república se construye sobre la verdad como sobre una base de cemento.
Verdad, según la Revelación de Dios Altísimo, es aceptar la realidad, sin negarla, ocultarla, maquillarla. La palabra tiene poder de crear realidades pero éstas son imaginarias, engañosas, falsas.
La verdad tiene que ver con la fidelidad con los compromisos de campaña como servir desinteresadamente, con la honestidad del individuo, con la búsqueda del Bien Común.
La verdad tiene que ver con otros valores a los que no se les da todo el peso en el informe: justicia, que no cambia de sentido con el sexenio, que no libera a secuestradoras comprobadas ni exonera de sus delitos a criminales importantes
Tiene que ver con el amor que no es pose para la foto, que es darlo todo, hasta la propia vida por el hermano para que sea grande y feliz.