“Ley de hospitalidad, el problema migrante”

 

Los griegos tomaban muy en serio la hospitalidad con el viajero, al grado de considerarlo un deber religioso…

Cito a Homero en La Odisea: «Éste es un infeliz que viene perdido y es necesario socorrerle, pues todos los extranjeros y pobres son de Zeus.» Así se expresa Nausicaa, la princesa de los feacios, al mirar al náufrago Odiseo en la playa; así enfatiza Homero lo sagrado que entre los griegos tenía la ley de la hospitalidad.

El diputado independiente jalisciense, Pedro Kumamoto (que me cae bien), propuso la ley de hospitalidad que permitiría el libre paso de migrantes por Jalisco (México) a partir de un concepto políticamente correcto, pero en mi opinión equivocado, me explico: Consideran Kumamoto y su equipo que no hay ilegalidad en la libre migración, yo considero que sí: cuando no cumpliendo los requisitos para obtener el permiso del País anfitrión la persona se introduce de forma irregular, es decir, incumpliendo las leyes del país en cuestión. Ello, en mi opinión, convierte a la ley de Hospitalidad propuesta en Jalisco, en una ley que va contra la ley, en tanto no se modifiquen en todo México las leyes y reglamentos de migración que imponen requisitos para ingresar al país; y más aún, en un respeto obligado a las leyes del país vecino, en este caso USA: México no debe legislar el libre tránsito para convertirse en puente para personas que “ilegalmente” pretenden ingresar a gringolandia (lo que nutre de “clientes” al crimen organizado en su faceta de tráfico de personas); ya que ello nos convertiría de facto en cómplices de gente que por buenas o malas razones, busca delinquir violentando las leyes y reglamentos que como país tiene USA. Reconozcamos y respetemos que: cada nación soberana puede y debe libremente definir las reglas para controlar sus fronteras y garantizar que quienes ingresan, no solo no van a cometer delitos, sino que no van a ser un problema social ya que cuentan con los recursos y condiciones para vacacionar, trabajar o transitar y sostenerse sin tener que delinquir o mendigar.

Hago aquí un paréntesis para señalar dos asuntos: 1- Que dadas las leyes de hospitalidad griega, se conformó una clase de vividores llamados “parasitoi” (parásitos) que se volvieron una carga y problema social, y 2- Que los espartanos tenían una visión contraria a la de los griegos y consideraban un problema o molestia al viajero o migrante; los espartanos consideraban al extranjero un agente contaminante y “non grato” para su cultura y forma de vida. Quizás para entender a los espartanos, sirva de ejemplo Francia que tiene un verdadero problema con los musulmanes que no están de acuerdo en respetar los símbolos patrios o pretenden el que sus mujeres anden cubiertas del rostro ignorando las leyes y libertades de que goza todo ciudadano francés, mujeres incluidas, es decir, hay migrantes que pretenden, una vez asentados en Francia, imponer su cultura religiosa y social convirtiéndose en un grupo problemático y aislado dentro del país que, buena onda, les brinda hospitalidad… Como perla y dados los problemas actuales comento, acaba de firmar la Unión Europea con Turquía, un acuerdo sobre como no recibir refugiados del medio oriente, es decir, prefieren dar dinero a Turquía que abrirle la puerta a personas que van a generar problemas.

Ahora bien, la buena intención de Kumamoto no para ahí, sino que busca, en un acto de respeto a la “dignidad humana”, otorgar servicios de salud básicos (que millones de mexicanos no tienen), que se registren como mexicanos los hijos de migrantes en tránsito y darles derechos laborales a quienes sin papeles trabajen en Jalisco (México); como si con una ley, en México, se resolvieran problemas de ilegalidad, injusticia, explotación y abuso ¡Oh ingenuidad!, el punto es: ¿con que recursos se van a atender esas necesidades, porque en mi opinión, el buen juez por su casa empieza y quisiera recordarles a nuestros legisladores, que el dinero que presupuestan y asignan no es de ellos y que tenemos 50 millones de pobres a los que hay que atender primero, 20 de ellos con pobreza alimentaria por la corrupción oficial, el dispendio, la estupidez administrativa, por andar quedando bien con “otros” y por la falta de recursos y si bien tenemos que resolver todo, la clave está en el último concepto: no hay suficientes recursos.

Parece ser que lo que está en juego, en forma adicional, es un debate sobre la propiedad y esto se pondrá interesante, me explico: ¿son los Estados Unidos de Norteamérica la casa de los gringos y por ese derecho pueden decidir quiénes pueden entrar y transitar, o es ese territorio parte de un mundo redondo propiedad de la humanidad por donde todos podemos transitar y usufructuar sin pedir permiso? En lo personal, a partir de la figura de Estado/Nación y por sentido común y de sobrevivencia, me inclino por el derecho de cada sociedad para definir las reglas de ingreso a su territorio, México incluido. Recordemos en esta línea de pensamiento al payaso Fox reclamando a los gringos construcción de una barda fronteriza, al tiempo que cerraba a los migrantes, defraudados en sus pensiones por el gobierno mexicano, las puertas de la casa de Merceditas, su madre, para que no se manifestaran ¡Lindo el Chente!: pinches gringos que no nos dejan entrar a su país,… pero a mi casa no entras.

Para llegar a una conclusión pregunto: ¿debemos permitir el libre tránsito en México?, mi opinión es que no, no en tanto existan Maras Salvatruchas y Kaibiles o usen nuestras fronteras para contrabandear armas y estupefacientes, no en tanto los problemas de pobreza de los vecinos se vuelvan problemas sociales y de inseguridad en México o los migrantes, por las buenas o por las malas, engrosen las filas del crimen organizado… Me quedo con la impresión de que, desde México queremos dar ejemplo de cómo quisiéramos que traten a nuestros migrantes, olvidando que los migrantes mexicanos en USA, que entraron ilegalmente, no son responsabilidad de los güeros, son responsabilidad primera de nosotros, los mexicanos, pueblo y gobierno, que no les hemos podido dar las oportunidades para vivir con la dignidad de personas en base a un trabajo de ocho horas. Esto es, el buen juez por su casa empieza y antes de financiar necesidades de visitantes que ingresan sin ser invitados, lo que deberíamos atender como sociedad es exigir resultados y la solución a problemas de connacionales a nuestros congresistas, políticos y gobernantes, independientes o no, a quienes en forma mayoritaria podríamos llamar “parasitoi”; quienes, si no les exigimos hacer su chamba bien y con buena cara, seguirán viviendo holgadamente de ingresos que van con cargo al pueblo de México, mientras realizan un trabajo mediocre, cuando trabajan, trabajo que nos tiene en crisis y de rodillas ante el poder político y el capital extranjeros, por corruptos y por no tener una identidad nacional… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

 

Santiago Heyser Beltrán

Escritor y soñador